Ekimov se lleva el oro destinado a Armstrong
El americano fue bronce; Ulrich, plata; y Olano, cuarto, a 17 segundos del metal
Hace un a?o, Viatcheslav Ekimov se qued¨® sin trabajo y su amigo Lance Armstrong le hizo un hueco en el US Postal. "Nos vendr¨¢ bien para la contrarreloj por equipos del Tour", dijo. "Es un excelente rodador". Ayer, Viatcheslav Ekimov, ciclista ruso, de 34 a?os y residente en Tortosa, veterano de mil batallas, ganaba la medalla de oro de la contrarreloj ol¨ªmpica. Si no fuera por Armstrong, no lo habr¨ªa conseguido. Si no fuera por el mismo Lance Armstrong que lleg¨® a Sydney ¨²nica y exclusivamente para ganar el oro de la contrarreloj, Ekimov ser¨ªa ahora un ciclista retirado. Jan Ullrich, ajeno a batallas sentimentales, termin¨® segundo. Y Abraham Olano, un hombre ya vac¨ªo despu¨¦s de una temporada talla XXL, termin¨® cuarto, a s¨®lo 17 segundos de Armstrong, el hombre que baila sobre la bicicleta. "Vine a ganar el oro, pero no me puedo quejar", dijo Armstrong. Sencillamente no fui tan deprisa como los otros dos. Son grandes corredores y por lo tanto no voy a echarme a llorar".La historia estaba escrita de antemano y s¨®lo faltaba la confirmaci¨®n de la realidad para empezar a imprimirse. Lance Armstrong, dec¨ªa el texto, era muy joven en Barcelona 92 y no encontr¨® ocasi¨®n de luchar por el oro. Cuando Atlanta, Armstrong compiti¨®, pero enfermo. En su interior estaba ya desarroll¨¢ndose un c¨¢ncer. ?l no lo sab¨ªa. No sab¨ªa por qu¨¦ tanta fatiga y tan escasa capacidad de recuperaci¨®n. Despu¨¦s de dos a?os de lucha tenaz y despiadada, Armstrong resucit¨® como ciclista y como campe¨®n ganando el Tour de 1999. Repitiendo en 2000. Dos campa?as en Francia en las que s¨®lo perdi¨® una contrarreloj, el pr¨®logo de este a?o. S¨®lo faltaba la realizaci¨®n del sue?o ol¨ªmpico, un deseo convertido en obsesi¨®n, para que el c¨ªrculo se cerrara. Los s¨ªntomas eran extraordinarios. En agosto, cuando otros muchos se desgastaban en la Vuelta, Armstrong gan¨® una contrarreloj por parejas (junto a, precisamente, Ekimov) y el mundo respir¨®: "Ah", dijimos todos, "Armstrong est¨¢ en forma. No tendr¨¢ rival en los Juegos". Pocos se pararon a pensar en Ekimov. Luego, el norteamericano dio otro de sus habituales sustos. Igual que un mes antes del Tour se cay¨® bajando un puerto y a punto estuvo de abrirse la cabeza, cuando se entrenaba un mes antes de los Juegos le atropell¨® un coche y le rompi¨® una v¨¦rtebra del cuello. Como entonces, dudas y vacilaciones. Y como entonces, desmentido v¨ªa hechos: victoria del norteamericano en el GP de las Naciones. No hab¨ªa m¨¢s favorito. Una historia, una m¨¢s, a la papelera.
Ekimov, hombre de pista, ya campe¨®n ol¨ªmpico de persecuci¨®n con el equipo sovi¨¦tico en Se¨²l 88, hombre fr¨ªo y antipublicitario, hizo en las calles de Sydney una lecci¨®n magistral de marchar a ritmo, ritmo, ritmo, de acelerar en la ¨²ltima vuelta. Una cuesti¨®n m¨¢s complicada de lo que parece dado lo sinuoso y romperritmo que en realidad result¨® el trazado, curvas, repechos y cuestas sin soluci¨®n de continuidad. Clase, fuerza y experiencia. Armstrong y Ullrich, que ya sab¨ªan el resultado del ruso cuando empezaron a correr, dieron la impresi¨®n de marchar siempre a la desesperada, intentando superar un muro en teor¨ªa f¨¢cil pero en realidad gigante. Se desgastaron tanto, que llegaron vac¨ªos a la ¨²ltima vuelta. All¨ª se hundieron sus esperanzas.
Olano, plata en Atlanta, acab¨® cuarto. Un puesto en el que estuvo ubicado desde la primera referencia, el kil¨®metro 7,8. Una carrera regular¨ªsima. "Un puesto triste", dijo. "Quiz¨¢s deber¨ªa haber planificado mejor la temporada, m¨¢s pensando en el objetivo ol¨ªmpico, porque aqu¨ª han tenido ventaja los que en la primera mitad del a?o han andado m¨¢s tranquilos. No es tanto haber corrido la Vuelta, aunque no se sabe, como los 40.000 kil¨®metros que llevo encima". El ciclista vasco no confirm¨® si competir¨¢ dentro de dos semanas en el Mundial de Francia, cita a la que ya se ha apuntado Jan Ullrich. Santos Gonz¨¢lez, que corri¨® infiltrado en la rodilla, acab¨® octavo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.