?Es necesaria la menstruaci¨®n?
?Hay que acabar con la menstruaci¨®n? Este debate iniciado en EE UU hace tiempo cobra nueva vigencia a ra¨ªz de haberse hecho p¨²blico que se ensaya un nuevo anticonceptivo que reduce el n¨²mero de menstruaciones de una mujer de trece a cuatro al a?o.Dos m¨¦dicos, los doctores Elsimar M. Coutinho y Sheldon J. Segal publicaron en 1999 un libro, Is Menstruation Obsolete? (?Est¨¢ obsoleta la menstruaci¨®n?, Oxford University Press) que contempla los beneficios y los problemas de reducir la regla a la m¨ªnima expresi¨®n. Poco a poco afloran otras posturas a favor y en contra. El nuevo anticonceptivo que reduce los d¨ªas f¨¦rtiles (y elimina la regla) pretende estar en el mercado en el a?o 2003.
El debate sobre si la regla debe o no desaparecer es, por supuesto y adem¨¢s de un tema cient¨ªfico, un asunto con claras posiciones ¨¦ticas y ya ha comenzado a discutirse en un sitio de Internet, a un nivel que mezcla la gente corriente con posturas cient¨ªficas (http://www.mum.org/stopmen.htm).
Esta direcci¨®n electr¨®nica corresponde a un ins¨®lito Museo de la Menstruaci¨®n. El MUM (Museum of Menstruation) fue fundado, en 1994, por un hombre, Harry Finley, ilustrador, grafista y director de arte de revistas y publicidad, y tiene su sede real en Maryland (EE UU). Adem¨¢s mantiene abierta una singular web que acoge el debate sobre la supresi¨®n o no de la menstruaci¨®n.
Las m¨²ltiples intervenciones que pueden leerse oscilan entre los dos extremos: hay mujeres que desear¨ªan que la regla desapareciera, por comodidad, mientras otras dicen que se sentir¨ªan "menos mujeres" sin la regla y que "la menstruaci¨®n es parte de la salud de las mujeres". En este principio de debate, el hecho de que la menstruaci¨®n pueda considerarse como "obsoleta" indica el car¨¢cter de la pol¨¦mica y las enormes dificultades para racionalizar la discusi¨®n. Pero este debate es s¨®lo una parte interactiva de este incre¨ªble museo, ¨²nico en el mundo, que Harry Finley, nacido en 1942, comenz¨® cuando por su trabajo "y para tomar ideas, coleccionaba todo tipo de anuncios e ilustraciones antiguas".
"Una parte de lo que reun¨ª", se?ala al explicar la historia del museo, "eran anuncios de higiene menstrual. Era un tema tab¨² y observ¨¦ que la gente de diferentes culturas se aproximaba al asunto con diversos grados de reserva. Esto me intrig¨®. Empec¨¦ a leer cosas sobre la historia de c¨®mo la gente se ha explicado su reacci¨®n ante la menstruaci¨®n en diversas culturas y como ha tratado la publicidad este tema". Esto suced¨ªa mientras este hombre trabajaba como dise?ador gr¨¢fico en Alemania.
"En mis lecturas descubr¨ª que el tab¨² abarca todo tipo de disciplinas, desde la medicina, la antropolog¨ªa, la sociolog¨ªa, la historia y tambi¨¦n el arte. A mi vuelta a EE UU ped¨ª informaci¨®n a compa?¨ªas fabricantes de tampones y compresas y pregunt¨¦ si exist¨ªa un museo de la menstruaci¨®n. Se quedaron at¨®nitos de mi pregunta. Entonces pens¨¦ que pod¨ªa hacerlo yo como un 'monumento a la mujer'". El museo, organizado desde una perspectiva hist¨®rica, existe en la propia casa de Finley, y hoy est¨¢ cerrado "por falta de fondos", mientras el propietario espera que la iniciativa privada o la p¨²blica ayuden a su mantenimiento. En tanto esto ocurre, el museo vive en Internet y contacta con mujeres y cient¨ªficos de todo el mundo.
Seg¨²n la escritora y periodista norteamericana Karen Houppert, autora de un reciente libro sobre la menstruaci¨®n, Finley "no tiene sensibilidad feminista" y empez¨® su colecci¨®n a partir de un cat¨¢logo de ropa interior femenina de 1940. Explica Houppert que, en cierta ocasi¨®n, uno de los jefes del estudio de publicidad en el que Finley trabajaba le pregunt¨®, al ver todo aquel material de tampones, bragas, compresas y extra?as contrase?as, casi cifradas, en los anuncios publicitarios: "?Qu¨¦ pasar¨ªa si la polic¨ªa viera todo esto?". Finley le respondi¨®: "Dios m¨ªo, no es pornograf¨ªa, ?s¨®lo la menstruaci¨®n!".
Este museo virtual re¨²ne un incre¨ªble material que traza los rasgos de una historia que ha permanecido en la clandestinidad. La publicidad de compresas y tampones en diversas partes del mundo, textos antropol¨®gicos, m¨¦dicos, religiosos en el sentido m¨¢s multicultural posible, art¨ªculos, ensayos, arte referida a la menstruaci¨®n, objetos sanitarios, referencias sobre la regla en animales, pol¨¦micas sanitarias sobre tampones y compresas, pel¨ªculas y v¨ªdeos, humor y chistes, leyendas e informaciones diversas que se mantienen absolutamente al d¨ªa componen esta singular web.
La visita virtual al MUM es aleccionadora y sugiere, desde luego, que algo est¨¢ cambiando en el mundo sobre la forma de acercarse a la regla. Alejado de toda frivolidad, pero con un estimulante sentido del humor, muestra como la menstruaci¨®n es un arte, clandestina y vergonzante pero no por ello menos importante y decisiva de la ignorada cultura de las mujeres.
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