"Me encanta la carne cruda"

Pregunta. ?Qu¨¦ es la vida? ?Un frenes¨ª?Respuesta. Sigo sin saber qu¨¦ es la vida ni qu¨¦ es la muerte (esto espero tardar en saberlo). Pero s¨ª le puedo decir que soy un enamorado de la vida. Es lo ¨²nico que tenemos de verdad, y se te puede ir en un segundo o por un cent¨ªmetro. Hay que aprovecharla.

P. Escribi¨® el libro Lo que me contaron los muertos. ?Qu¨¦ es lo m¨¢s gordo que le han contado, tras casi 4.000 autopsias?

R. Ser¨ªa dif¨ªcil decirlo. Todo lo que suponga vida y muerte es importante.

P. ?Qu¨¦ pudo decirle el cad¨¢ver del guineano Antonio Fonseca a Mayor Oreja y a la polic¨ªa que no le contara a usted?

R. Yo creo que me ha contado m¨¢s cosas a m¨ª que a ellos. Se sigue sin reconocer que el cad¨¢ver presentaba traumatismos. El que lo desee que lea mi autopsia.

P. ?Por dentro somos todos iguales?

R. S¨ª. La anatom¨ªa del negro, del blanco, del amarillo, lo que llamaban los cl¨¢sicos la f¨¢brica humana, es la misma.

P. O sea, que cuando hizo la autopsia a los marqueses de Urquijo no encontr¨® ni rastro de azulete o de a?il.

R. Nada.

P. ?Qu¨¦ le cont¨® y qu¨¦ le cant¨® Bing Crosby?

R. Me cont¨® una delicia: su canto a la vida y su canto al golf, porque ten¨ªa una cara de sonrisa, de placidez... Y es que se hab¨ªa muerto jugando al golf, una de sus grandes aficiones. As¨ª querr¨ªa morirme: participando de la vida en aquello que me gusta.

P. ?Por qu¨¦ tiene el despacho lleno de esculturas de maternidades?

R. Eso quisiera yo saber. A lo mejor es que tengo un complejo de Edipo que no he superado.

P. Gan¨® la oposici¨®n con el n¨²mero uno. ?Era el rey de la tijera y la sierra?

R. No. Expres¨¦ mejor mis conocimientos.

P. ?C¨®mo disuadi¨® a los abulenses que cre¨ªan que era un profanador de cad¨¢veres?

R. A veces he tenido que estar protegido por la Guardia Civil, porque la familia pensaba eso. Y no s¨®lo en ?vila. Yo he estado de forense en Ibiza, en N¨¢jera y en Piedrah¨ªta, hasta que en el 68 hice la oposici¨®n de categor¨ªa especial. Piense que, hace siglos, cuando los anat¨®micos pretend¨ªan abrir un cuerpo, los excomulgaban.

P. ?El delincuente es siempre un enfermo?

R. Siempre, no. Pero, verdaderamente, cuando charlas de t¨² a t¨² con un delincuente, lo estudias, lo valoras, muchas veces te das cuenta de que hay algo terrible que ha fallado en ¨¦l, no siempre por su culpa; otras veces,por los genes, por la herencia, por el entorno o por Julita.

P. ?Y el juez es a veces un enfermo?

R. En algunos casos puede serlo. Vive una gran angustia, que es la patolog¨ªa de la responsabilidad.

P. Tras sus estudios sobre la relaci¨®n entre la medicina y la justicia, ?cu¨¢l ve peor en Espa?a?

R. La justicia, sin duda. Y que conste que tengo grandes amigos en la judicatura y creo que he sido un colaborador leal y honesto de la justicia. Pero est¨¢n sometidos a unas presiones terribles. A m¨ª no me gustar¨ªa ser juez. Yo les doy las bases y ellos que decidan. Juzgar es muy duro.

P. Su car¨¢cter de m¨¦dico humanista, de larga tradici¨®n en nuestro pa¨ªs, ?contin¨²a actualmente en su profesi¨®n?

R. Entre algunos grupos de m¨¦dicos, sin duda. Esa inquietud por escribir, por saber. Una de mis grandes frustraciones es la de no haber sido pintor. Me dieron un diploma por un cuadro que hice reci¨¦n terminada la carrera. Me plante¨¦ qu¨¦ ser de las dos cosas, y, como hubiera sido un p¨¦simo pintor, dije: "Bueno, como m¨¦dico puedo llegar a algo".

P. Lo que se hubieran perdido los muertos...

R. [R¨ªe] Efectivamente.

P. ?Es usted capaz de entrar en una casquer¨ªa?

R. S¨ª. ?Por qu¨¦ no?

P. ?Come h¨ªgado, ri?ones, sesos?

R. S¨ª, s¨ª. Los ri?ones me encantan. Los como sin ning¨²n reparo.

P. ?No le recuerdan nada?

R. No. Me los como con una satisfacci¨®n extraordinaria. Y uno de los platos que m¨¢s me gustan es el steak tartare. Me encanta la carne cruda.