Grandes entre los grandes

MARION JONES La reina indiscutible

Los Juegos han consagrado a un racimo de estrellas, algunas previstas y otras inesperadas. Cerrado el tel¨®n, copan las portadas. Su huella queda para siempre.

MAURICE GREENE La estrella del celuloide

La gran reina del tart¨¢n quer¨ªa cinco oros, una haza?a jam¨¢s igualada. No pudo ser, y se qued¨® en tres t¨ªtulos y dos bronces. Con todo, su gesta es imborrable: ning¨²n atleta en la historia hab¨ªa ganado cinco medallas en unos mismos Juegos Ol¨ªmpicos. Su falta de pericia en la longitud y el escaso cr¨¦dito de sus compa?eras en el 4x100 le impidieron mejorar el bot¨ªn. No obstante, Jones ha demostrado ser el cartel de los Juegos, como se vaticinaba. La superioridad de Jones es tal que su rendimiento no se ha visto afectado por las contrariedades dom¨¦sticas: durante el torneo se destap¨® el positivo de su marido y entrenador, el lanzador de peso C. J. Hunter, que hab¨ªa atribuido su ausencia del torneo a una lesi¨®n.

CATHY FREEMAN El icono aborigen

La versi¨®n teatral de Jones la escenifica Maurice Greene, el hombre m¨¢s r¨¢pido del planeta. Con aire chulesco y hollywoodiense, el estadounidense se ha dado un vertiginoso paseo en los 100 metros, donde nadie le tose. A su ¨¦xito en la prueba individual sum¨® el s¨¢bado un segundo oro en el relevo 4x100, un t¨ªtulo que ha devuelto a Estados Unidos al trono de la velocidad tras su humillante derrota en Atlanta frente a Canad¨¢.

GEBRSELASSIE La sonrisa de ?frica

Cathy Freeman pase¨® su condici¨®n de aborigen ante un p¨²blico enfervorizado en dos actuaciones inolvidables: el encendido del pebetero en la ceremonia inaugural y la victoria en la final de los 400 metros. Freeman entr¨® tras esta carrera en un estado de semiinconsciencia del que s¨®lo despert¨® tras una apote¨®sica vuelta de honor.

MICHAEL JOHNSON La locomotora

L¨ªder de la tropa de atletas et¨ªopes, el mejor fondista de la historia ha repetido triunfo en los 10.000 metros, distancia en la que no pierde una prueba desde 1993, para desgracia de los kenianos, a los que les resulta una afrenta el dominio de Etiop¨ªa en esta prueba. La sonrisa de ?frica sopesa pasarse al marat¨®n despu¨¦s de haber hecho del diez mil su finca particular.

THORPE Un torpedo con aletas

Su reinado en los 400 metros dura m¨¢s de una d¨¦cada y en Sydney ha vuelto a resultar insultante: oro en la prueba individual y oro en los relevos de la distancia. A sus 33 a?os, Johnson, que medita su retirada, acumula cinco oros ol¨ªmpicos, nueve campeonatos del mundo y los r¨¦cords mundiales de 200, 300 y 400 metros.

VAN DEN HOOGENBAND Un nadador en el Everest

El australiano Ian Thorpe inund¨® todas las portadas durante los primeros d¨ªas de los Juegos con su soberbia actuaci¨®n en la piscina m¨¢gica de Sydney. Con una brazada delicada y poderosa y un par de aletas en los pies -calza un 52-, a sus 17 a?os, y en su ciudad natal, Thorpe logr¨® tres medallas de oro y dos de plata. Sin afeitarse a¨²n, ya gana m¨¢s de 300 millones anuales y es el rostro m¨¢s adorado por un pa¨ªs cuya bandera deportiva es la nataci¨®n. S¨®lo la explosi¨®n de Pieter van den Hoogenband ahog¨® levemente la thorpeman¨ªa.

DE BRUIJN 'La Gamba' de oro

Campe¨®n ol¨ªmpico de 100 y 200 metros libres, este holand¨¦s de 21 a?os, educado en la piscina por su madre, ha sido una de las grandes sensaciones de los Juegos. Entre t¨ªtulo y t¨ªtulo a¨²n tuvo tiempo de batir el r¨¦cord del mundo de los 100. Alcanz¨® el Everest de los r¨¦cords y dej¨® una marca sideral (47,84 segundos). Su autoridad permiti¨® a Holanda ganar el bronce en 4x200.

VAN MOORSEL Una ciclista de peso

Tres r¨¦cords mundiales y tres medallas de oro otorgan a Inge de Bruijn, apodada La Gamba, la etiqueta de mejor nadadora del planeta. Acostumbrada a vivir bajo sospechas de dopaje, esta holandesa del PSV Eindhoven -lo mismo que Van den Hoogenband- ha llegado a la cima con 27 a?os.

FISCHER Y REDGRAVE La dama y el 'sir'

La reina inesperada de los Juegos lleg¨® de Holanda como otros multimedallistas (De Bruijn, Van den Hoogenband), pero su irrupci¨®n fue totalmente inesperada. Leontien van Moorsel es una ciclista de 30 a?os de la que se pensaba que su ciclo deportivo se hab¨ªa acabado tras ganar el Mundial de carretera en Oslo 94. Despu¨¦s desapareci¨® del mapa, acosada, luego se supo, por una crisis de anorexia. Siendo la m¨¢s dotada de su generaci¨®n, su regreso, fortalecido por una nueva seguridad en s¨ª misma, ha sido imparable. En Sydney gan¨® un oro y una plata en pista (persecuci¨®n, con r¨¦cord mundial incluido, y puntuaci¨®n) y dos de oro en carretera: l¨ªnea y contrarreloj.

Ya ten¨ªa el r¨¦cord de m¨¢s a?os transcurridos entre dos medallas de oro conseguidas: 16, entre Mosc¨² 80 y Atlanta 96. Pero lo ha subido a 20. Y si la alemana Birgit Fischer, a sus 38 a?os, no ha ganado m¨¢s medallas ha sido porque se perdi¨® Los ?ngeles 84 cuando a¨²n exist¨ªa la Rep¨²blica Democr¨¢tica Alemana, uno de los pa¨ªses que boicotearon aquellos Juegos. Pero da igual. Con las dos medallas de oro logradas en el campo de regatas de Penritt, en los barcos de K-2 (piragua de dos palistas) y K-4 (con cuatro), suma ya siete t¨ªtulos y 10 medallas en total. Birgit se ha acercado as¨ª a los nueve oros de leyendas como Paavo Nurmi, Mark Spitz, Carl Lewis y Larissa Latyninina. En las aguas de Sydney s¨®lo un remero brit¨¢nico ha hecho sombra a Fischer. A sus 37 a?os y con una diabetes aguda, Steve Redgrave, para el que ya se pide en su pa¨ªs el t¨ªtulo de sir, ha ganado su quinta medalla de oro consecutiva.