"S¨®lo los inseguros siguen los dictados de la moda"

Cuando apenas levantaba un palmo del suelo eleg¨ªa los vestidos de su madre y le suger¨ªa explosivas combinaciones. Estudi¨® arquitectura y vivi¨® en Londres y Nueva York, pero su ciudad es Barcelona. Josep Font (Santa Perpetua de Moguda, 1965) ha arrasado en los dos ¨²ltimos a?os en la Pasarela Cibeles. Este catal¨¢n con antepasados campesinos no acaba de creerse el ¨¦xito ganado en Madrid. Aplaudido por todos, Font ha demostrado tener criterios propios y no estar sometido a los dictados de la moda que marcan Gucci o Prada. "Para hacer lo que los dem¨¢s, me dedicar¨ªa a otra cosa. Trabajo en esto porque hago lo que me gusta y creo que el futuro de este negocio pasa por que la gente sea m¨¢s personal. Muchas veces es la inseguridad lo que motiva que alguien se deje llevar por los dictados de la moda", dice Font. Lleva unos vaqueros que parecen dos tallas m¨¢s de la necesaria, una camiseta negra, zapatillas deportivas y una bolsa de piel con su escaso equipaje. Viene de Barcelona, donde se le considera un dise?ador de culto desde hace diez a?os. No cree que la pol¨ªtica nacionalista de CiU haya tenido que ver con su aislamiento como creador en el resto del pa¨ªs. "En Gaud¨ª hay muy poca prensa y soy una persona bastante discreta. Hago los desfiles y desaparezco durante seis meses. Lo interesante es que la gente te conozca por tu trabajo y compren tu producto porque les guste, lo dem¨¢s es superficial", cuenta, entre dubitativo y t¨ªmido, dos adjetivos que no se corresponden con la rotundidad de su trabajo.
Por venir a la capital no ha cambiado nada. El rigor de las colecciones y los criterios singularizados han sido la marca de este dise?ador desde sus inicios. Su ropa hay que verla pieza a pieza. La colecci¨®n primavera-verano 2001, con la que ha ganado por segundo a?o consecutivo el Premio L'Oreal, naci¨® en el Museo de la Mu?eca Antigua. Durante uno de sus viajes a Par¨ªs entr¨® en el museo y qued¨® fascinado. A partir de ah¨ª decidi¨® contar una historia: "La vida de un parque un domingo por la ma?ana con la madre, los ni?os, el marido, la suegra, la amante, la esc¨¦ptica y la sirvienta". La colecci¨®n se present¨® en el patio central de Ifema durante los desfiles de la Pasarela Cibeles hace unas semanas. C¨¦sped, flores de papel y una p¨¦rgola le sirvieron de escenario para un desfile de gran teatralidad, en el que destacaron las faldas por debajo de la rodilla acabada en volantes y pliegues, los bordados de mant¨®n de Manila en chaquetas y pantalones y los vestidos de algod¨®n blanco con festones.
Como muchos de los grandes nombres de la moda, Font no cree demasiado en las escuelas de moda. Estudi¨® arquitectura para satisfacer el deseo de sus padres, pero nunca lleg¨® a ejercer la carrera. La eligi¨® porque le pareci¨® la m¨¢s creativa, aunque luego descubri¨® que era aburrida. Sin embargo, parte de lo aprendido en la universidad ("lo que has vivido se nota en lo que haces despu¨¦s") podr¨ªa tener relaci¨®n con sus personal¨ªsimos dise?os. Cuando Font empez¨® en el mundo de la moda, hace 15 a?os, en Espa?a no se conoc¨ªa la palabra dise?ador. Modista como mucho, y la palabra sonaba un poco afrancesada. Pese a que personalmente pas¨® por una escuela de dise?o y patronaje, Font es de los que opinan que "hay que tener una sensibilidad especial para esto. No creo que sea un problema de titulaci¨®n. Te pueden educar, te pueden formar e informar, pero no te pueden hacer dise?ador". Reconoce, sin embargo, que hay escuelas de moda europea, como la de Amberes, que tienen un "nivelazo brutal". Su opini¨®n es que Madrid y Barcelona son dos ciudades dispares incluso en el universo de la moda: "En Madrid se rigen m¨¢s por las tendencias y en Barcelona van m¨¢s a su bola".
Contrario a la imagen fr¨ªvola y t¨®pica de la moda, Font sostiene que se da todo el protagonismo al dise?ador, pero que no se habla nada de los miles de familias que est¨¢n detr¨¢s de esa cara. "S¨®lo se ven las im¨¢genes del desfile y la gente piensa que son se?ores que se lo pasan muy bien y que est¨¢n siempre con modelos y haciendo entrevistas, pero eso no tiene nada que ver con la realidad. Esas im¨¢genes se dan dos veces al a?o y todo lo dem¨¢s es trabajo y trabajo".
Detr¨¢s de Font hay una empresa que produce todo lo que dise?a, incluidos zapatos, bolsos y pa?uelos. Tiene tiendas en Madrid, Barcelona y Bilbao, pero Font s¨®lo se ocupa de la parte creativa ("No podr¨ªa hacer otra cosa"). La opini¨®n de este creador, al que apasiona el cine de Lars von Trier, la nataci¨®n y las cenas con amigos, es que no se puede mezclar la empresa con lo dem¨¢s. Le han pedido dise?os para ballets, pel¨ªculas y obras de teatro, pero ha rechazado todas las ofertas.
Tampoco la lluvia de premios que ha recibido en los ¨²ltimos meses parece haber afectado a su ego. "Llevo realizadas 36 colecciones y siempre han sido cuidadas y acabadas con el mismo esmero. No creo que sea mejor ahora que antes". Su ropa ya se exhibe en Par¨ªs en las galer¨ªas Lafayette, junto a otros diez dise?adores que, j¨®venes como ¨¦l, destacan por su creatividad.
Ahora, tras pasar una semana de vacaciones en Formentera, viajar¨¢ a Par¨ªs en busca de nuevos tejidos con los que empezar de nuevo. Volver¨¢ dentro de seis meses a deslumbrarnos con una nueva historia.
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