A prop¨®sito de Televisi¨® de Catalunya JORDI S?NCHEZ
?Debe un director de una televisi¨®n p¨²blica ser un personaje nombrado por el Gobierno? Planteada esta cuesti¨®n en estos t¨¦rminos, es evidente que no. Entonces, ?c¨®mo explicar una posici¨®n favorable a que el director general de la CCRTV, Miquel Puig (nombrado por el Gobierno catal¨¢n), asuma las funciones de director de TVC? Sin duda por la excepcionalidad de la situaci¨®n en la cual se encuentran nuestros medios de comunicaci¨®n y por la provisionalidad de las actuales estructuras de gobierno de la CCRTV. No es ning¨²n secreto que las empresas p¨²blicas de radio y televisi¨®n atraviesan una situaci¨®n altamente delicada. Basta con mirar las actuaciones del Gobierno espa?ol en referencia a RTVE, o entender como una amenaza para todas las televisiones p¨²blicas el anuncio de Ruiz-Gallard¨®n sobre la futura privatizaci¨®n de TeleMadrid, o tener conciencia de que m¨¢s pronto que tarde se convertir¨¢n en realidad las presiones de la Comisi¨®n Europea para poner l¨ªmite a los actuales mecanismos mixtos de financiaci¨®n de las televisiones p¨²blicas. En el caso de TVC, por si esto fuera poco, hay que contar con otra larga lista de problemas. Situaciones que se han ido generando y acumulando por una determinada manera de entender, dirigir y administrar estas empresas desde el Gobierno de Jordi Pujol. La opacidad en la gesti¨®n econ¨®mica de las mismas, el incremento de su deuda (hoy superior a los 105.000 millones de pesetas), el d¨¦ficit notable de pluralismo en sus informativos, la falta de sensibilidad y respeto hacia los propios profesionales, concretada, por ejemplo, en la poca promoci¨®n de la creatividad y el talento internos, o el riesgo de que en plena revoluci¨®n digital los equipos t¨¦cnicos queden obsoletos por la falta de inversiones, son algunos de estos problemas propios. Este c¨²mulo de cuestiones ha llevado a TVC a una situaci¨®n l¨ªmite.Fue en diciembre de 1999 cuando por primera vez desde la creaci¨®n de la CCRTV se viv¨ªa en el Parlament un debate abierto y en profundidad sobre la situaci¨®n de los medios p¨²blicos de comunicaci¨®n. Ese debate fue sin duda el colof¨®n de un periodo reciente (legislatura 1995-1999) donde la tensi¨®n pol¨ªtica sobre este asunto fue permanente. La instrumentalizaci¨®n gubernamental de la televisi¨®n, no s¨®lo en los informativos, sino tambi¨¦n en las alianzas empresariales supuestamente estrat¨¦gicas y objetivamente opacas (V¨ªa Digital, Audiovisual Sport, Mediapark), se compaginaba con un proceso imparable de endeudamiento hasta l¨ªmites insostenibles por decisi¨®n del propio Gobierno de la Generalitat, que dej¨® de dar subvenciones a la CCRTV para otorgar avales para la adquisici¨®n de cr¨¦ditos, junto a un proceso creciente de incomunicaci¨®n y tensi¨®n en las relaciones laborales y profesionales. El debate celebrado el 14 y el 15 de diciembre del pasado a?o sirvi¨® para que todos los grupos parlamentarios, incluido el mayoritario, entendieran que la gota que llenaba el vaso ya hab¨ªa sido derramada y que urg¨ªa una reconducci¨®n de la situaci¨®n so pena, en caso contrario, de sacrificar a corto plazo la propia existencia de la CCRTV.
No creo interpretar err¨®neamente el sentir del Consejo de Administraci¨®n actual de la CCRTV si afirmo que nuestra misi¨®n principal, dada esta coyuntura, es contribuir eficazmente a enderezar una situaci¨®n de crisis sin paliativos (laboral, pol¨ªtica, econ¨®mica...) de nuestra televisi¨®n p¨²blica y hacerlo con el m¨ªnimo ruido posible. Somos un consejo de transici¨®n, como tambi¨¦n lo es el actual director general. Una transici¨®n que se culminar¨¢ cuando la nueva ley sea elaborada y entre en vigor. La dificultad est¨¢ en que, para empezar a pactar parlamentariamente la nueva ley, era imprescindible la visualizaci¨®n de unos determinados cambios en la CCRTV. La paradoja es que estos cambios eran y siguen siendo de dif¨ªcil realizaci¨®n con la actual legislaci¨®n y tambi¨¦n, por qu¨¦ no decirlo, con la existencia de una fuerte presi¨®n pol¨ªtica y medi¨¢tica sobre TVC. En ese sentido hay que valorar muy positivamente la decisi¨®n de los propios grupos parlamentarios y de los sectores profesionales de TVC de aligerar la presi¨®n sobre ¨¦sta. Interpreto que el relevo reciente del antiguo equipo directivo de Televisi¨® de Catalunya ha sido un fruto de ese esfuerzo y de algunos otros. Si bien es verdad que la f¨®rmula propuesta por Miquel Puig de asumir ¨¦l las funciones previstas para el director de TVC no es la soluci¨®n m¨¢s deseable (no por la persona, sinopor la carga simb¨®lica que esta decisi¨®n comporta), no es menos cierto que su aceptaci¨®n tiene alguna virtud. Permite cerrar una etapa que se presentaba como el principal obst¨¢culo para seguir avanzando hacia la meta apuntada por el Parlament y consolida un nuevo equipo directivo de procedencia externa y perfil marcadamente de gesti¨®n que parece garantizar unas relaciones humanas y profesionales distintas a las de ¨¦pocas pasadas y una relaci¨®n con el Consejo de Administraci¨®n m¨¢s sincera y transparente que la de los antinguos directivos.
La velocidad de crucero de los cambios, no hay que negarlo, es lenta, pero la diferencia con el ayer inmediato es que no s¨®lo hemos dejado de retroceder, sino que hemos empezado a avanzar en la buena direcci¨®n. Probablemente el tema pendiente m¨¢s importante a fecha de hoy es, al margen de la elaboraci¨®n de una nueva ley, la aprobaci¨®n de un contrato programa, sin descuidar algunos reajustes en algunas ¨¢reas de TVC que a¨²n no se han realizado. Pero sin duda el gran salto lo debe dar ahora el Parlament con la nueva ley. Una ley que, a mi modo de ver, debe establecer con mayor claridad las funciones de servicio p¨²blico y los mecanismos de financiaci¨®n que deben regir estas empresas de comunicaci¨®n, as¨ª como afrontar sin medias tintas la reforma radical de los ¨®rganos de direcci¨®n de la CCRTV y sus empresas, empezando por el Consejo de Administraci¨®n, el cual, con una composici¨®n notablemente m¨¢s reducida, debe tener la facultad de nombrar al director general. La urgencia de la nueva ley se justifica porque el desasosiego entre profesionales y la tensi¨®n pol¨ªtica pueden nuevamente incrementarse con el paso del tiempo sin una nueva ley. Un a?o despu¨¦s, la oportunidad de impulsar la nueva etapa de la CCRTV recae nuevamente en el ¨¢mbito parlamentario. ?sa es la oportunidad que nuestros representantes no pueden dejar escapar.
Jordi S¨¢nchez es miembro del Consejo de Administraci¨®n de la CCRTV.
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