"He llegado hasta aqu¨ª sin hacer concesiones" RAM?N DE ESPA?A
Pregunta. Desde que me ha dado por llenar lagunas culturales, cada vez compro m¨¢s libros de tu editorial: Schnitzler, Zweig, E?a de Queir¨®s...Respuesta. Son estupendos, ?no? Pues al¨¦grate, ya que pienso seguir contribuyendo a resolver tus carencias literarias: pronto sacar¨¦ dos textos memorial¨ªsticos excelentes, Una juventud vienesa, de Schnitzler, y El mundo de ayer, de Zweig. Y no solo por hacerte feliz a ti, sino porque cada d¨ªa me gustan m¨¢s las memorias.
P. Algunos de esos libros con los que trato de mantener a raya a mi zoquetez ya los publicaste hace algunos a?os, cuando te inventaste la editorial Sirmio para editar en castellano, y funcionaron bastante mal, ?no?
R. Tal vez me adelant¨¦ a la ¨¦poca, tal vez la gente como t¨² a¨²n no hab¨ªa decidido llenar sus lagunas...
P. ?Te ayud¨® que Stanley Kubrick adaptara Relato so?ado, de Schnitzler, aunque Eyes wide shut fuera un desastre?
R. No lo fue del todo, hay partes de esa pel¨ªcula que me parecen magistrales. Tengo mis dudas de que Kubrick realizara el montaje final... Pero s¨ª, supongo que Eyes wide shut ayud¨® a vender m¨¢s Relato so?ado.
P. Y ni siquiera te tomaste la molestia de poner en la portada una foto de Tom Cruise y Nicole Kidman... La verdad es que, dados tus gustos minoritarios, nunca has hecho muchas concesiones.
R. Ninguna. He llegado hasta aqu¨ª sin hacer concesiones, y no me ha ido tan mal. Las ventas de mis libros suelen ser bajas, pero hay algunos libros que se venden muy bien: los de Qim Monz¨®, los de Sergi P¨¤mies...
P. Ferran Torrent se te larg¨® a la competencia.
R. ?Qu¨¦ se le va a hacer! Yo tengo otro concepto de la relaci¨®n autor-editor, quiero seguir creyendo que es una especie de matrimonio beneficioso a la larga para los dos miembros de la pareja; si hay confianza, claro. Con Quim hay mucha: piensa que al principio yo trabajaba pr¨¢cticamente solo y que Quim me hab¨ªa echado una mano con el dise?o de los libros y con muchas otras cosas.
P. ?Siempre quisiste ser editor?
R. Siempre quise ser lector. De peque?o, mi madre me requisaba la bombilla de la l¨¢mpara de la mesita de noche para que no me tirara hasta las tantas leyendo. A ella la literatura le parec¨ªa muy bien, y mi padre ten¨ªa una biblioteca estupenda, pero la pobre mujer siempre insisti¨® en que estudiara Derecho. Ten¨ªa una fe ciega en la abogac¨ªa, como algo que se ha de controlar para ir por la vida sin que te timen, una especie de fontaner¨ªa intelectual que te saca de todos los problemas...
P. ?Seguiste sus consejos?
R. No, estudi¨¦ Filosof¨ªa y Letras en la Aut¨®noma y lo pas¨¦ maravillosamente. Tuve unos profesores formidables: Gabriel Ferrater, Francisco Rico... Gente que te invitaba a tomar copas en El Mes¨®n de Sant Cugat y que, con unos tragos de m¨¢s, como era el caso de Ferrater, se pon¨ªa a recitar poemas de Fran?ois Villon en franc¨¦s.
P. A m¨ª tambi¨¦n me hubiese gustado conocer a Ferrater, pero me tuve que conformar con Ramon Barnils.
R. Ferrater era un tipo encantador, un seductor. La verdad es que lo ¨²nico que quer¨ªa era que le quisieran... Es curioso que las ¨²nicas fotos que quedan de ¨¦l ofrezcan la imagen de un tipo desastrado y con pinta de poeta maldito, cuando Gabriel era un hombre de chaquetas de tweed, zapatos ingleses... Alguien que, como buen seductor, cuidaba mucho su aspecto.
P. ?Qu¨¦ hiciste a la salida de la universidad?
R. Primero tuve un taller de serigraf¨ªas con una novia de la ¨¦poca. Cuando se acab¨® la relaci¨®n, se acabaron las serigraf¨ªas. Me dio por ver un poco de mundo y me fui a Burdeos.
P. Eso no est¨¢ muy lejos.
R. No, pero el vino era excelente y las librer¨ªas tambi¨¦n. El sueldo no era una maravilla porque yo s¨®lo disfrutaba de un lectorado, que, como sabr¨¢s, es el escal¨®n m¨¢s bajo del universo docente. Despu¨¦s de los lectores ya s¨®lo queda el personal de la limpieza... De hecho, fue en Burdeos donde empez¨® mi vida de editor. Un d¨ªa vino a verme Antoni Bosch y me ofreci¨® trabajar en su editorial, que ya contaba con una colecci¨®n llamada Quaderns Crema. Me puse a trabajar con ¨¦l, ya en mi l¨ªnea de grandes ¨¦xitos de ventas, y cuando me dijo que tal vez fuera mejor que me largara a arruinar a otro me qued¨¦ con el nombre de Quaderns Crema, ped¨ª un cr¨¦dito de 500.000 pesetas y empec¨¦ a editar por mi cuenta.
P. A m¨ª me gustaba mucho la revista Quaderns Crema. Fue una l¨¢stima que dejaras de editarla. ?Qu¨¦ pas¨® con tus recientes intentos de volverla a publicar?
R. Digamos que no encontr¨¦ el dise?o adecuado, ni a un nivel puramente visual ni en cuanto a los contenidos. Le estuve dando vueltas al asunto con un mont¨®n de gente: Rafael Argullol, Quim Monz¨®, Sergi P¨¤mies..., pero no sali¨® nada claro de todo aquello. Lo que no quiere decir que el proyecto est¨¦ muerto. Simplemente, est¨¢ ah¨ª, esperando el momento y la idea.
P. Recuerdo que hace muchos a?os, en un bar que ya no existe, te pegu¨¦ amistosamente la bronca por tu elitismo. Creo que te dije que ten¨ªas que convertir Quaderns Crema en una especie de Rolling Stone. No te cabreaste ni nada, s¨®lo me mirabas sonriendo, perdon¨¢ndome la vida.
R. Bueno, yo no tengo nada contra Rolling Stone, aunque prefiero el New Yorker.
P. Tus tendencias minoritarias te han acabado dando la raz¨®n.
R. Yo no hablar¨ªa de tendencias minoritarias, sino de ser fiel a uno mismo, de editar lo que uno cree que debe editar y no aquello que cree que le reportar¨¢ beneficios econ¨®micos. Yo s¨®lo edito lo que me interesa, y las ventas, aunque no sean enormes, son suficientes para seguir adelante. Especialmente si, como es mi caso, tienes una estructura peque?a que puedes controlar personalmente. No creas que hace tanto que he empezado a delegar. Y a¨²n ahora casi todo pasa por mis manos: supongo que me fascina la parte artesanal del libro y me gusta seguir todos los pasos.
P. Dejando aparte a Quim, a Sergi, a Ramon Solsona, a Javier Cercas y alguno m¨¢s, no pareces estar muy volcado en la publicaci¨®n de autores contempor¨¢neos, ?no?
R. Ahora voy a meterme un poco m¨¢s en esa ¨¢rea, contratando algunos libros extranjeros. Lo que no pienso hacer, desde luego, es intentar competir en el ¨¢rea anglosajona: ya est¨¢ muy bien cubierta por Herralde y por otra gente.
P. ?Algunos nombres?
R. ?Qu¨¦ quieres, que me los pisen?
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