Malthus, hoy
Hace casi dos mil a?os, Tertuliano escribi¨®: "Los seres humanos somos una carga para el mundo. Apenas si podemos avituallarnos y nuestras necesidades apremian. Todo el mundo se lamenta, pues la naturaleza ya no nos alimentar¨¢ a todos". Caray. El te¨®logo cartagin¨¦s debi¨® confundir las dificultades econ¨®micas del Imperio Romano con la capacidad de producci¨®n del mundo conocido. Eran cuatro gatos. Tuvieron que transcurrir casi mil a?os para que la humanidad alcanzara la cifra antes impensable de mil millones.Los datos demuestran que la cuesti¨®n demogr¨¢fica tiene a menudo un alto contenido ideol¨®gico; y a¨²n si eliminamos la pol¨ªtica de la ecuaci¨®n, nos toparemos con un atolladero de padre y muy se?or m¨ªo. No s¨®lo se predice muchas veces la poblaci¨®n futura a partir de las tendencias presentes, sino que no se tienen en cuenta la multitud de variables que pueden influir decisivamente en la pauta; y cuando se tienen en cuenta, con mucha frecuencia se toman como dogma de fe, dando por hecho lo que no est¨¢ hecho o incluso no dando por hecho lo que s¨ª est¨¢ hecho. Los dem¨®grafos, por una raz¨®n u otra, nos obsequian con profec¨ªas.
El reverendo Thomas Robert Malthus est¨¢ de moda. En realidad nunca ha dejado de estarlo, nunca ha dejado de haber neomalthusianos despu¨¦s de Malthus. Pero seg¨²n nos inform¨® este peri¨®dico, la presencia de Malthus en Internet es notoria. EL PA?S reprodujo asimismo un art¨ªculo de Niles Eldredge (Los aciertos err¨®neos de Malthus) publicado por la revista Time. Malthus, seg¨²n el se?or Eldredge, se equivoc¨® en el timing: "As¨ª que hace 200 a?os, cuando Malthus escribi¨® su libro, estaba equivocado". No previ¨® la movilidad de la gente ni, sobre todo, los revolucionarios avances tecnol¨®gicos.
El reverendo Malthus no fue acaso tan pesimista como com¨²nmente se afirma: ni en lo econ¨®mico ni en lo demogr¨¢fico. Como economista postul¨® el crecimiento de la demanda, lo que implicaba el crecimiento de la poblaci¨®n... favorable si hab¨ªa puestos de trabajo para ella. Consumismo de quienes producen y de quienes no producen (los ricachos). ?Ahorro? El necesario para inversiones. Se ha dicho que Keynes fue un Malthus puesto al d¨ªa.
La poblaci¨®n, observ¨® Malthus, crece en proporci¨®n geom¨¦trica (1, 2, 4, 8, 16...) y los alimentos en proporci¨®n aritm¨¦tica (1, 2, 3, 4, 5...) lo cual, obviamente, es un desastre. ?Irreparable? No. Existe un modo de "mejorar de forma esencial y permanente la situaci¨®n de los pobres". Hay que explicarles que, si tienen mucha prole, no habr¨¢ trabajo para todos, y en cambio, si limitan la descendencia, el mercado laboral necesitar¨¢ manos y los salarios subir¨¢n. De este modo -obviamente muy sintetizado- enlaza Malthus sus ideas econ¨®micas y sus ideas demogr¨¢ficas. No pocos, hoy, le tildar¨ªan de fascista: quer¨ªa suprimir... pobres. Aunque no por la v¨ªa Herodes. Ni siquiera con la amenaza del infierno, que ¨¦l cre¨ªa inoperante. V¨ªa pragmatismo puro y duro. ?Quer¨¦is tener muchos hijos? Ellos y vosotros perecer¨¦is de hambre. ?Quer¨¦is vivir mejor, vosotros y vuestros hijos? Limitad el n¨²mero de los mismos. Esto es el "crecimiento sostenible" aplicado a la poblaci¨®n. Al¨¢s, sin contraceptivos, que no exist¨ªan como hoy.
Volviendo a los dem¨®grafos. John Crosby (uno entre tantos otros) escribi¨® en los a?os setenta: "Todos los expertos en poblaci¨®n est¨¢n locos, desde el primero, Thomas Malthus, hasta el ¨²ltimo. Si alguien ha hecho jam¨¢s una predicci¨®n bien hecha, yo no me he tropezado con ella. Si los dem¨®grafos profetizan una explicaci¨®n demogr¨¢fica, no ocurrir¨¢. Lo corriente es que ocurra lo contrario. En los a?os treinta se desat¨® el p¨¢nico a causa de la previsible ca¨ªda de la poblaci¨®n, siendo as¨ª que en el siglo XIX se tem¨ªa lo contrario: la superpoblaci¨®n. Roosevelt clamaba en 1906 que la raza blanca se estaba suicidando por falta de ni?os. Despu¨¦s de la primera guerra mundial el p¨¦ndulo se desplaz¨® de nuevo: demasiados ni?os. Ahora, como en los a?os treinta, la raza blanca tiembla, temerosa de la declinante demograf¨ªa. Y as¨ª estamos. Hay que hacer notar que el miedo de hoy se refiere -y as¨ª lo admiten algunos- a una superpoblaci¨®n en los pa¨ªses pobres y a una mengua de la poblaci¨®n en los ricos. ?Defendemos la perpetuaci¨®n de la especie o la de una parte de la especie, concretamente, la que habita en los pa¨ªses occidentales? Pero, ?es que no hay razones objetivas, o sea, abrumadoramente ambientales que justifican el control de la poblaci¨®n? ?Y si los fascistas tienen raz¨®n aunque por las razones equivocadas?
Tomemos el caso de Paul Ehrlich, el m¨¢s catastrofista de todos los dem¨®grafos y uno de los mejor documentados. Su libro, The Population Bomb, sembr¨® la alarma a fines de los sesenta y a¨²n hoy es de imprescindible referencia. Ehrlich es el se?or que propuso que se dejara a la India al arbitrio de los hind¨²es. Toda ayuda era in¨²til, aquel pa¨ªs estaba condenado sin remedio a muerte por exceso de poblaci¨®n. India, hoy mucho m¨¢s poblada, ha alcanzado la autosuficiencia alimentaria. ?Se sigue de eso que Ehrlich persegu¨ªa el exterminio -por omisi¨®n de auxilio- de los pueblos inferiores? Es curioso, a la luz de la entrevista que en 1970 le concedi¨® a la revista norteamericana Playboy. En ella presentaba toda una bater¨ªa de razones cient¨ªficas contra la explosi¨®n demogr¨¢fica en el tercer mundo... y en Estados Unidos. (En los a?os treinta se hab¨ªa profetizado que la poblaci¨®n en USA ser¨ªa de 150 millones en 1970 y a partir de ah¨ª el declive se acentuar¨ªa. La gran potencia alberga hoy a 270 millones de habitantes).
Habi¨¦ndole preguntado el entrevistador si el control de la natalidad no ser¨ªa una excusa para contener la poblaci¨®n de negros y chicanos en el pa¨ªs, Ehrlich se revolvi¨® indignado. La noci¨®n de que hay demasiados beb¨¦s negros y chicanos es puro disparate, dijo. "El problema m¨¢s serio del crecimiento demogr¨¢fico en Estados Unidos son los blancos pudientes, pues ellos lo consumen todo y lo contaminan todo. Negros, chicanos e indios son las v¨ªctimas de la contaminaci¨®n, no los causantes de la misma". Seg¨²n Ehrlich, quienes se preocupan de que estos grupos minoritarios sean tan prol¨ªficos, que se preocupen de que toda la poblaci¨®n tenga las mismas oportunidades de todo tipo, pues de este modo la natalidad ser¨¢ la misma para todos los pueblos. "El problema racial y la guerra est¨¢n inextricablemente unidos al de la demograf¨ªa-recursos-medio ambiente".
Ahora los dem¨®grafos espa?oles -o un buen n¨²mero de ellos- aseguran que la inmigraci¨®n no resolver¨¢ el problema demogr¨¢fico del pa¨ªs. Es s¨®lo "una soluci¨®n puntual para la carencia de mano de obra". Pero la Divisi¨®n de Poblaci¨®n de Naciones Unidas no parece opinar del mismo modo. Dice que Espa?a debe admitir a doce millones de inmigrantes de aqu¨ª al 2050, lo que significa una cifra de 240.000 por a?o hasta entonces. Optemos por creer a estos se?ores. Tal vez sea un acierto err¨®neo, pero del lado del bien.
Manuel Lloris es doctor en Filosof¨ªa y Letras.
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