Defensa cambia el presupuesto para pagar operaciones como la de la OTAN en Kosovo
Las Fuerzas Armadas espa?olas podr¨¢n participar en el a?o 2001 en un conflicto como el de Kosovo -una intervenci¨®n justificada por razones humanitarias que no tuvo el aval del Consejo de Seguridad de la ONU- sin necesidad de modificar el presupuesto. Un cambio casi imperceptible en la denominaci¨®n de la partida que sirve para sufragar las operaciones militares en el extranjero ha sido suficiente para eliminar la traba con la que se encontr¨® el Gobierno durante la guerra de 1999: el cr¨¦dito 14211A03228 del Ministerio de Defensa ya no alude a la ONU.
"Insuficiencias"
Es improbable que las Fuerzas Armadas espa?olas se embarquen el a?o pr¨®ximo en una operaci¨®n sin cobertura de Naciones Unidas. El Gobierno insisti¨®, durante la guerra de Kosovo, en que la intervenci¨®n de la OTAN, al margen de la legalidad internacional, constitu¨ªa un caso excepcional, debido al bloqueo del Consejo de Seguridad de la ONU y a la necesidad de frenar un genocidio.Sin embargo, con car¨¢cter preventivo, Defensa ha eliminado las limitaciones que tuvo durante el ¨²ltimo conflicto balc¨¢nico. EL PA?S hizo notar entonces que los gastos derivados de la participaci¨®n de los F-18 espa?oles no pod¨ªan cargarse al cr¨¦dito con el que se pagaba desde 1992 el despliegue de las tropas espa?olas en Bosnia-Herzegovina.
Dicho cr¨¦dito es ampliable, por lo que no est¨¢ sujeto a techo econ¨®mico. Aunque tradicionalmente s¨®lo figuran 10 millones de pesetas en el presupuesto de Defensa, cada a?o se ampl¨ªa por encima de los 20.000 millones. El l¨ªmite no estaba en el dinero, sino en su denominaci¨®n, sumamente precisa: "Cr¨¦dito para gastos originados por las participaci¨®n de las Fuerzas Armadas en operaciones de la ONU".
La guerra de Kosovo, por justificada que pueda parecer, no fue una "operaci¨®n de la ONU" y, en consecuencia, no pod¨ªa pagarse con este cr¨¦dito sin incurrir en fraude de ley.
Aunque el Gobierno se resisti¨® inicialmente a aceptar esta limitaci¨®n, acab¨® asumi¨¦ndola al remitir a las Cortes, meses despu¨¦s de acabada la guerra, un suplemento de cr¨¦dito "para atender las insuficiencias producidas en el Ministerio de Defensa como consecuencia de la participaci¨®n de las Fuerzas Armadas espa?olas en operaciones internacionales de ayuda humanitaria y restablecimiento de la paz".Dicho cr¨¦dito, por un importe total de 8.155 millones de pesetas, tom¨® el m¨¢ximo rango legal posible, pues se tramit¨® como proyecto de ley.
Aunque pareciera un mero ajuste t¨¦cnico, el asunto ten¨ªa calado pol¨ªtico pues, mediante este proyecto, las Cortes deber¨ªan autorizar, aunque fuera a posteriori, la intervenci¨®n en Kosovo; lo que no tuvieron ocasi¨®n de hacer durante el conflicto. El Gobierno siempre se resisti¨® a compartir con el Parlamento su competencia sobre el empleo de las Fuerzas Armadas.
Bien es verdad que este punto qued¨® diluido en la ley al mezclar dos asuntos tan heterog¨¦neos como la ayuda militar a Centroam¨¦rica para paliar los efectos del hurac¨¢n Mitch y la guerra contra Serbia.
La disoluci¨®n de las Cortes hizo decaer este proyecto, pero el Gobierno volvi¨® a remitirlo antes del verano y actualmente est¨¢ en tr¨¢mite.
La situaci¨®n no volver¨¢ a repetirse. En el presupuesto para 2001 la denominaci¨®n de este cr¨¦dito, inalterable durante los ¨²ltimos a?os, se ha modificado. Ahora se llama "para gastos originados por la participaci¨®n de las Fuerzas Armadas espa?olas en operaciones de mantenimiento de la paz". La omisi¨®n de la referencia a la ONU significa que ya no es necesario que una operaci¨®n sea aprobada por Naciones Unidas para que se pueda pagar con el presupuesto ordinario del Estado.
Jordi Marsal, portavoz del PSOE en la Comisi¨®n de Defensa del Congreso, no se opone a esta innovaci¨®n, pero aduce que, al menos, deber¨ªa hacerse en paralelo al cumplimiento de un compromiso que Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar asumi¨® durante el conflicto de Kosovo. Por dos veces, el 30 de marzo y el 12 de mayo de 1999, el jefe del Gobierno anunci¨® un "c¨®digo de conducta" que fijase los "mecanismos" de relaci¨®n con el Parlamento cuando tropas espa?olas participaran en operaciones en el extranjero. Se intentaba garantizar la informaci¨®n al Congreso, aunque no se le pidiera su consentimiento, como pidi¨® la oposici¨®n. La promesa se olvid¨® al apagarse los ecos de la guerra.
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