Dos torneos, dos campeones

La temporada de baloncesto no pod¨ªa empezar de peor manera. La Liga espa?ola se ha puesto en marcha herida de muerte por el conflicto entre la ACB, por una parte, y la federaci¨®n y el sindicato de jugadores espa?oles, por otra, a ra¨ªz del conflicto sobre los jugadores de pa¨ªses con acuerdos de asociaci¨®n con la Uni¨®n Europea. Con ese conflicto en plena efervescencia, empieza esta semana la m¨¢xima competici¨®n europea escindida en dos torneos: la Suproliga, que es el oficialista y que contin¨²a auspiciando la Federaci¨®n Internacional (FIBA), y la Euroliga, de reciente creaci¨®n y en el que se han integrado los clubes espa?oles y una buena parte de los grandes conjuntos europeos.La divisi¨®n del baloncesto refleja las contradicciones, por el momento irreconciliables, entre los clubes m¨¢s profesionalizados y las estructuras arcaicas en las que esos mismos clubes conviv¨ªan hasta ahora con el baloncesto aficionado. El conflicto de intereses se ve¨ªa venir. Cuando la FIBA pretendi¨® disponer del dinero en juego en la competici¨®n por su cuenta y riesgo y sin contar con los clubes implicados, la rebeli¨®n estaba servida. La intransigencia del secretario general de la FIBA, Borislav Stankovic, ha impedido cualquier posibilidad de arreglo.

La consecuencia de todo ello es que en la primera quincena de mayo habr¨¢ dos campeones de Europa. La confusi¨®n va a ser directamente proporcional a la dispersi¨®n de fuerzas y, por tanto, a la fuerza de credibilidad de ambos torneos y del baloncesto europeo en general.

?Qu¨¦ legitimidad podr¨¢n tener los dos pr¨®ximos campeones de Europa? El que salga de la Suproliga lo har¨¢ sin haberse medido con el Bolonia de Meneghin, Fucka y Myers, ni con el Olympiakos de Radja, Rivers y Papanikolau, ni con ninguno de los cuatro clubes espa?oles, entre otros. Y el que se erija campe¨®n en la Euroliga habr¨¢ eludido al vigente campe¨®n, el Panathinaikos, o a clubes con un respetable potencial como el CSKA de Mosc¨², el Ulker de Estambul y el Maccabi Tel Aviv.

Ambas partes -Euroliga y Suproliga- est¨¢n condenadas a entenderse como tendr¨¢n que hacerlo tambi¨¦n la ACB y la Federaci¨®n Espa?ola de Baloncesto, pero mientras no lo hagan el que va a salir perdiendo es el baloncesto y sus aficionados, que esta temporada tienen que andar con mil ojos para ver si la Uni¨®n Europea da una soluci¨®n al conflicto en la Liga espa?ola y para juzgar qui¨¦n acaba siendo, a su juicio, el verdadero campe¨®n de Europa.