El hombre de las medallas
Juan de Dios Rom¨¢n abandona la direcci¨®n del equipo espa?ol dolido por el trato que le ha dado la federaci¨®n
Todo concluy¨® con un abrazo de celebraci¨®n, que result¨® ser el de la despedida. Jugadores y seleccionador de balonmano parec¨ªan muy unidos en el centro del pabell¨®n ol¨ªmpico de Sydney cuando la selecci¨®n espa?ola cuadr¨® su victoria sobre Yugoslavia y, por tanto, se adjudic¨® la segunda medalla de bronce en unos Juegos Ol¨ªmpicos. Pero todo son¨® a falso cuando unas semanas m¨¢s tarde, Jes¨²s L¨®pez Ricondo, presidente de la Federaci¨®n Espa?ola, confirm¨® que no renovar¨ªa a Juan de Dios Rom¨¢n.Rom¨¢n no ten¨ªa motivos para sorprenderse. Ricondo ya hab¨ªa anunciado que el ciclo de Juan de Dios hab¨ªa finalizado. "Su contrato acab¨® cuando gan¨® la medalla", dijo. Y su principal argumento para no renovarle no era ni es otro que las divergencias entre algunos jugadores y el seleccionador, y su antagonismo personal.
Se cuestiona a Rom¨¢n. Y no es la primera vez. En su primera etapa de seleccionador (1985-1988), convirti¨® la concentraci¨®n del equipo espa?ol en los JJ OO de Se¨²l en una especie de cuartel. Lo hizo con honestidad, convencido de que aquello era lo mejor para mantener la concentraci¨®n del equipo. Pero los resultados (9?) demostraron que no. Y los jugadores acabaron critic¨¢ndole al entender que las consecuencias fueron inversas a las pretendidas.
Tras aquel mal resultado, Rom¨¢n pas¨® a la sombra pero se mantuvo vinculado a la federaci¨®n. Y no regres¨® a la selecci¨®n hasta 1995. Con un grupo humano de una calidad t¨¦cnica poco com¨²n, Rom¨¢n logr¨® la primera medalla ol¨ªmpica en Atlanta, el bronce, y di¨® un salto cualitativo al balonmano espa?ol.
En Atlanta la mayor parte de jugadores estuvieron de acuerdo en que Juan de Dios hab¨ªa cambiado. Sus m¨¦todos de trabajo eran distintos, y el trato con los jugadores se hab¨ªa suavizado. Ni siquiera en la pista aparec¨ªa tan agresivo como en el pasado, ni pegaba aquellas broncas inhumanas a sus jugadores en el mismo banquillo.
Sin embargo, el idilio dur¨® poco. Un a?o m¨¢s tarde, en el Mundial de Jap¨®n, se produjo una ruptura traum¨¢tica. Enric Masip y Mateo Garralda se desmarcaron del seleccionador y anunciaron que no volver¨ªan al equipo nacional mientras estuviera Juan de Dios. Los dos barcelonistas perdieron el pulso. Rom¨¢n se mantuvo en el cargo.
La pen¨²ltima pol¨¦mica le lleg¨® al seleccionador en Puente Viesgo, poco antes del viaje a Sydney, cuando L¨®pez Ricondo destituy¨® al segundo entrenador, Juanito Hern¨¢ndez, por haber apoyado a su rival en las elecciones. El plante de los jugadores y las presiones del CSD obligaron a Ricondo a rectificar. Pero la afrenta qued¨® pendiente.
Cuestionado por unos, ensalzado por otros, Juan de Dios no es una persona que pase desapercibida. Tiene una personalidad fuerte, y sabe moverse: tuvo el apoyo de Cort¨¦s Elvira en la etapa socialista, y mantuvo una excelente relaci¨®n con la Casa Real, mientras I?aki Urdangar¨ªn estuvo en la selecci¨®n. Pero ahora, Juan de Dios afronta la ¨²ltima encrucijada y ya ha salido como perdedor. "No es un problema de los jugadores", asegura el t¨¦cnico. "No es cierto que ellos me cuestionen. La respuesta y las muestras de apoyo de la mayor¨ªa me lo est¨¢ demostrando". Y explica que su adi¨®s es el producto de un complot contra el que no puede luchar.
Puede que con otro entrenador Espa?a hubiera ganado m¨¢s y mejores medallas, o puede que no. Los hechos acreditan que Juan de Dios ha colaborado en la consecuci¨®n de las cinco medallas del balonmano espa?ol: bronce en los JJ OO de Atlanta (1996) y Sydney (2000) y en el Europeo de Croacia (2000), y plata en los europeos de Espa?a (1996) e Italia (1998). Sin embargo, a los 58 a?os, acaba de descubrir que todo su historial (Atl¨¦tico de Madrid, director t¨¦cnico de la federaci¨®n y seleccionador) y las medallas no le bastan para salir de la selecci¨®n por la puerta grande. "Me han faltado al respeto", asegura. "No pido que me den las gracias, pero s¨ª al menos que me comunicaran mi adi¨®s si ya lo ten¨ªan decidido".
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