El Valencia exprime su paciencia

El Valencia ha llegado a la conclusi¨®n de que no necesita jugar bien para ganar. No necesita dominar a su rival. Ni ponerlo contra las cuerdas. Le basta con mantenerse sumamente ordenado, esperar pacientemente y ara?ar. Tal es la confianza en s¨ª mismo. Tal es la superioridad de la que se cree dotado. Es la receta que le ha permitido ganar los cuatro partidos que ha disputado y, a falta de dos jornadas, asegurarse el primer puesto en su grupo.Y eso que s¨®lo dispone de una idea. Una sola idea atacante a la que le saca un provecho extraordinario. Se trata de lo siguiente: balonazo largo y bombeado hacia la zona de acci¨®n del gigante noruego Carew, que de tantas veces como busca la pelota en el cielo, alguna vez la peinar¨¢ lo suficiente para que le caiga a S¨¢nchez en una buena disposici¨®n de gol. Suficiente. El delantero valenciano siempre suspir¨® por alguien as¨ª a su lado. Un bloque de casi dos metros que arrastra a un par de defensas y que permite el desmarque de Juanito S¨¢nchez, que perdona poco. Es un goleador instintivo y ¨¦stos suelen vivir de las rachas. Esta es una de ellas. Seis goles en la Liga y uno en la Liga de Campeones. Aunque sea con un remate defectuoso como el de ayer, con un golpeo mordido de la pelota que sirvi¨® para enviarla dentro. Le pegue como le pegue, para dentro. Pero S¨¢nchez no fue s¨®lo el gol, sino que cada movimiento, cada toque, cada desmarque que hizo estuvo cargado de sentido y de inteligencia.

Fue el sorprendente cierre a una p¨¦sima primera parte del Valencia, que jug¨® lento, sin ambici¨®n ni car¨¢cter, con C¨²per demostrando su enfado con cientos de aspavientos desde la banda. Sobreviviendo a costa de su orden t¨¢ctico y de la solvencia de sus defensas y su portero, que actuaron una vez m¨¢s sin concesiones. Es un equipo tan fuerte mentalmente que est¨¢ convencido de que aun jugando mal, se llevar¨¢ el gato al agua. Eso dicen que hacen los equipos grandes, y si fuera cierto, ciertamente habr¨ªa entrado el grupo de C¨²per en esa categor¨ªa. Pero eso no esconde las deficiencias. Mendieta, por ejemplo, abus¨® del regate y la conducci¨®n, sin levantar la cabeza lo suficiente. El Kily Gonz¨¢lez se dedic¨® a atropellar rivales por el flanco izquierdo. Ni uno ni otro abrieron el juego convenientemente por las bandas. Zahovic, por su parte, dej¨® un par de preciosos pases dignos de su talento, pero particip¨® poco. Demasiada timidez para un futbolista de su talla. S¨®lo Baraja se rebel¨® contra el desgobierno con su gran trabajo.

Ten¨ªa raz¨®n el entrenador del conjunto franc¨¦s, Jacques Santini: los suplentes del Valencia son mejores que los titulares del Ly¨®n. Lo evidenciaron en el primer acto, as¨ª que cambiaron de estrategia en el segundo: aumentaron la agresividad de sus hombres y el camerun¨¦s Fo¨¦ advirti¨® de las intenciones de los suyos con una agresi¨®n a Mendieta sin el bal¨®n de por medio. Tanto se lleg¨® a calentar el capit¨¢n valencianista que C¨²per lo sustituy¨® con Angulo. Para evitar males mayores. Fue un acierto porque, inmediatamente despu¨¦s, Fo¨¦ se acab¨® pasando de la raya con una entrada brutal que dej¨® a sus compa?eros con uno menos. Era el momento de disfrutar para el Valencia, que se complic¨® sin embargo excesivamente la vida. S¨®lo al final, cuando vio al Olympique sin aliento, quiso rematarlo el Valencia. Por primera vez dio m¨¢s de dos pases seguidos y el Ly¨®n hinc¨® la rodilla. Baraja prosigui¨® entonces su espectacular crecimiento con un gol notable: lleg¨® desde atr¨¢s para quebrar al portero y marcar.