Rosado, el perfil pol¨ªtico de un profesional
A Carlos Rosado Cobi¨¢n (M¨¢laga, 1951) le persigue su ampl¨ªa biograf¨ªa pol¨ªtica. El futuro secretario general de la Radiotelevisi¨®n de Andaluc¨ªa (RTVA) abandon¨® hace 13 a?os el Parlamento andaluz, la secretar¨ªa general del Partido Dem¨®crata Popular (PDP) y dej¨® atr¨¢s, aparentemente, el veneno de la pol¨ªtica. Terminada la tercera Legislatura, Rosado y Javier Arenas, actual secretario general del Partido Popular, abrieron juntos un despacho profesional -Abogados y Consultores- en Sevilla, junto con Luis Miguel Mart¨ªn Rubio, ex concejal del PP y actual presidente de Agesa. Sus vidas -Pily y Mily llamaban al t¨¢ndem Arenas-Rosado- corrieron luego caminos paralelos. Rosado, uno de los pol¨ªticos m¨¢s brillantes y ocurrentes que ha tenido la C¨¢mara andaluza, fue miembro de la comisi¨®n redactora del Estatuto de Autonom¨ªa, secretario regional de la UCD (empez¨® militando en Izquierda Democr¨¢tica) y actualmente es miembro del Consejo Consultivo de Andaluc¨ªa, el ¨®rgano encargado de asesorar al Gobierno andaluz.
A partir de 1987, la actividad profesional de Carlos Rosado se dirige hacia el incipiente sector audiovisual de la regi¨®n. Fue consejero-delegado de la Asociaci¨®n de Empresas de Producci¨®n Audiovisual de Andaluc¨ªa y est¨¢ considerado como el mayor especialista en la comunidad en derecho audiovisual. En la actualidad es presidente de la Fundaci¨®n Audiovisual de Andaluc¨ªa. Conoce bien, pues, el agitado mundo de las productoras.
Los datos que nutren este perfil profesional son los que le han llevado al director general de la RTVA, Rafael Camacho, a contar con Carlos Rosado -ante el asombro de algunos directivos de la empresa p¨²blica- para ocupar la secretar¨ªa general del ¨¢rea corporativa de la RTVA. El barroquismo del puesto no debe ocultar cu¨¢l va a ser su tarea: internamente llevar¨¢ las relaciones con el Consejo de Administraci¨®n y el Consejo Asesor de la RTVA; y de cara al exterior, con los representantes pol¨ªticos, econ¨®micos y sociales. Y tambi¨¦n con las productoras. No ser¨¢ en puridad el n¨²mero dos -carecer¨¢ de tareas ejecutivas sobre lo que se fabrica en esa casa- pero casi. Ser¨¢ una especie de escolta de Camacho.
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