Abanicos de metal
M¨²sicos prodigiosos
Kiko Veneno
Kiko Veneno (voz, guitarras), Ra¨²l Rodr¨ªguez (guitarra flamenca), Charli Cepeda (guitarra el¨¦ctrica), Juan Ram¨®n Caram¨¦s (bajo), Jimmy Gonz¨¢lez (bater¨ªa). La Riviera, Madrid. 19 de octubre. 3.000 pesetas.
Durante la primera media hora, el concierto madrile?o de Kiko Veneno parec¨ªa ir acelerando rumbo al pa¨ªs de las pesadillas. Insuficientemente promocionado, celebrado en una fecha tal vez excesivamente retrasada respecto a la salida de su ¨²ltimo disco, la concurrencia no era la que se merece un artista de su estatura y de probado magnetismo intergeneracional. A¨²n peor: las caras de los asistentes eran muecas de dolor.Ocurre que La Riviera es, en cuestiones de sonido, un campo minado, sobre todo cuando no hay algo parecido a un lleno. Se sum¨® la desafortunada decisi¨®n de subir el volumen a niveles tales que recordaban esas masacres de heavy metal en polideportivos donde se busca el aturdimiento colectivo a base de decibelios sucios. Hasta que el cabreado comandante Veneno mand¨® parar: "yo no puedo cantar as¨ª, se me van a romper los t¨ªmpanos".
Se moder¨® la masa sonora y, prodigio, a partir de entonces se pudo disfrutar de un cancionero excepcional y de unos m¨²sicos prodigiosos. Que recuperaron Los delincuentes, del primer disco de Veneno ("de 1977, cuando el presidente del gobierno era monaguillo") y tambi¨¦n las certeras traduciones de Dylan (Memphis blues) y Jackson Browne (Take it easy, al¨ªas T¨² tranquilo). El nucleo del repertorio actual de Kiko procede del memorable ?chate un cantecito y del reciente La familia pollo, donde enfoca su sevillana mirada vitriol¨ªca contra los yuppies culturales (Se han llevado las toallas) o la pol¨ªtica occidental en los Balcanes (Feos).
Charlie Cepeda estaba inspirado a la guitarra el¨¦ctrica y Ra¨²l Rodr¨ªguez no se amilanaba con su guitarra de palo. Genuino rock sure?o con m¨²sculo. No se conformaron con una faena de ali?o.
Lo mismo pensaba el respetable: el p¨²blico que se arracimaba alrededor del escenario pasaba de la cimbreante presencia de Inma del Moral y su equipo de televisi¨®n, insistiendo en que la banda reapareciera. Fueron dos tandas de bises, la segunda realmente improvisada. Con deslices como desactivar el himno Volando voy con solos de todos los presentes. Adem¨¢s, Kiko, en vez de complacer las peticiones de Lobo L¨®pez o Echo de menos, volvi¨® a tocar Coge la guitarra. Inimitable caballero.
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