El c¨®ctel infernal
Antes de hacer un comentario sobre la pertinencia o no de asistir a la manifestaci¨®n convocada por el lehendakari Ibarretxe, quisiera contextualizar brevemente esta convocatoria. A tal fin, y sin que sirva de precedente, me propongo tambi¨¦n darle la raz¨®n en un punto importante a Arzalluz y a los redactores del curioso manifiesto del PNV aparecido con motivo de la cumbre de Biarritz. Presto atenci¨®n a esta proclama porque soy uno de esos esp¨ªritus anticuados que creen firmemente en la incidencia de la ideolog¨ªa (pol¨ªtica, religiosa, mitol¨®gica, etc¨¦tera...) en lo que efectivamente pasa y lo que deja de pasar: puede que comience como mera superestructura de intereses econ¨®micos subyacentes -as¨ª lo pretend¨ªa la extinta raza de los marxistas-, pero despu¨¦s la ideolog¨ªa suele independizarse de ellos y hasta contrariarlos decisivamente. Me remito al ejemplo de Oriente Pr¨®ximo, de la ex Yugoeslavia y sobre todo del Pa¨ªs Vasco.En los dos primeros puntos de ese manifiesto, el PNV establece que los asistentes a la cumbre se hallan en "la tierra de los vascos", el pueblo m¨¢s antiguo de Europa que vive "a ambos lados del Bidasoa y de los Pirineos occidentales desde que se tiene memoria de habitantes y que hablan a¨²n una lengua que constituye el ¨²nico testimonio vivo de la prehistoria europea". De ah¨ª deducen que tal pueblo, con personalidad y voluntad pol¨ªtica, constituye una naci¨®n que tiene el mismo derecho de autodeterminaci¨®n que otros pueblos "divididos o integrados en estados ajenos, como Alemania, Estonia, Eslovenia, Croacia, etc¨¦tera...", por lo que piden el mismo reconocimiento independizador. En este planteamiento se asciende alegremente la antropolog¨ªa a filosof¨ªa pol¨ªtica, se confunde la recortada similitud cultural con el fundamento de la instituci¨®n estatal, se convierte a la tierra en legitimadora m¨ªtica capaz de revocar sistemas democr¨¢ticos modernos, se mezclan los desajustes nacionales provocados por la quiebra reciente de las dictaduras comunistas con la pretensi¨®n de establecer estados ¨¦tnicos en cualquier lugar de Europa y, en una palabra, se pretende refutar la historia en nombre de la prehistoria. No puede haber nada m¨¢s contrario ni m¨¢s reaccionario frente a la construcci¨®n europea en el siglo XXI. Me aseguran los esc¨¦pticos risue?os que todo esto son inocuas baladronadas cara a la galer¨ªa, que nadie se toma en serio. Yo me temo que sea tambi¨¦n el sustrato nefasto de los males padecidos por mi pa¨ªs y de la mism¨ªsima violencia de ETA, por lo que no creo que pueda ser despachado con una mera carcajada displicente.
Por tanto, hay un punto con el que estoy plenamente de acuerdo: aquel que dice que Europa no puede limitarse a mirar hacia otro lado ante "nuestra situaci¨®n y nuestras angustias", como si fuera un problema interno de Espa?a y nada m¨¢s. No, aqu¨ª se est¨¢ jugando algo mucho m¨¢s serio para todos los europeos y por ello ser¨ªa importante que el Parlamento Europeo lo tomara a modo de problema propio. No desde luego para ofrecer una mediaci¨®n internacional entre vascos, espa?oles y franceses como si aceptase la paridad entre los estados de derecho realmente existentes y el estado ¨¦tnico que algunos proyectan, sino para constatar in situ la degeneraci¨®n de la convivencia democr¨¢tica a la que tal planteamiento est¨¢ llevando. Ser¨ªa bueno que una comisi¨®n parlamentaria viajase al Pa¨ªs Vasco no para ir de despacho en despacho, no s¨®lo para cotejar las opiniones de los l¨ªderes pol¨ªticos, sino para comprobar a pie de calle c¨®mo viven hoy los electos no nacionalistas, los profesores de bachillerato y los universitarios, los periodistas disidentes del r¨¦gimen, los empresarios, los comerciantes, los artistas y los ciudadanos comunes y corrientes que se atreven a expresar opiniones opuestas al llamado MVLN. Me ofrezco a acompa?arles por las aulas, los bares, las plazas y las calles de las localidades vascas... si se atreven a tan arriesgado ejercicio. Que comprueben sobre todo c¨®mo se educa en nuestro pa¨ªs, c¨®mo se informa, c¨®mo se defienden los derechos de los ciudadanos, c¨®mo se juzga y c¨®mo act¨²a la fuerza de seguridad auton¨®mica. A quienes est¨¢n obsesionados con la supersticiosa deriva que supuestamente lleva a los j¨®venes desde la marihuana a la droga dura, hay que mostrarles un camino m¨¢s perverso y m¨¢s cierto: el que conduce a los adolescentes desde la quema del autob¨²s y la paliza al ertzaina en impunidad al tiro en la nuca y el coche bomba, es decir, a la atrocidad irreparable.
?Entonces, la manifestaci¨®n...? El lema elegido tras larga demora dif¨ªcilmente podr¨ªa ser menos bueno sin convertirse directamente en malo. Despu¨¦s de los ¨²ltimos acontecimientos y demostraciones p¨²blicas, la simple palabra "paz" suena m¨¢s a retroceso hacia la bandera blanca que a compromiso concreto con las libertades c¨ªvicas. Por lo visto, se trataba de quitarle "hierro pol¨ªtico" al asunto (no s¨¦ por qu¨¦ los pol¨ªticos tienen tanto inter¨¦s en que no se "politicen" las cosas: ?para qu¨¦ les queremos entonces a ellos?). Seg¨²n Ibarretxe, mezclar la aspiraci¨®n a la paz con razonamientos pol¨ªticos es nada menos que un "c¨®ctel infernal". Pero es que si no se politiza democr¨¢ticamente la paz, podemos estar refiri¨¦ndonos a una "paz" como aquella de los "veinticinco a?os de paz" franquista o, a¨²n peor, la paz de los cementerios aludida ir¨®nicamente por Kant al comienzo de su c¨¦lebre ensayo. Es realmente fastidioso que en el Pa¨ªs Vasco s¨®lo se pueda ser terrorista o "pacifista". No tengo nada contra el pacifismo, al contrario, pero no me siento capaz de tanto desprendimiento: entre la inhumana ley de la jungla y la sobrehumana ley del amor creo que est¨¢ sencillamente la ley, que es s¨®lo humana y a veces demasiado humana. Esa ley es actualmente el Estatuto y la Constituci¨®n, es decir, el m¨ªnimo com¨²n denominador racional de la democracia. Dej¨¦monos de zarandajas: para ser dem¨®crata en el Pa¨ªs Vasco no basta estar contra ETA (?faltar¨ªa m¨¢s!), es imprescindible el inequ¨ªvoco apoyo al Estado de derecho. Y la unidad de los dem¨®cratas que debe ser alcanzada ha de tener lugar en torno al Estado de derecho y su ley, no en ning¨²n otro gaseoso y sublime limbo prepol¨ªtico.
Sin embargo, hay en ese lema insulso una se?al positiva de cambio de rumbo en el actual ejecutivo nacionalista. Por supuesto, se trata de un intento de enmendar su no asistencia a la gran manifestaci¨®n de San Sebasti¨¢n del 23 de septiembre y de responder a las mociones de censura pero sin convocar (?a¨²n!) elecciones. Si no hubiera habido gente capaz de mantener sus principios a pesar de las acusaciones de "crispaci¨®n", "frentismo", "pensamiento ¨²nico", hoy no habr¨ªa manifestaci¨®n o su lema ser¨ªa algo as¨ª como aquel "gobierno, mu¨¦vete; ETA, para" de triste memoria. Esta convocatoria es un paso, muy peque?o pero en la direcci¨®n debida. Comprendo a quienes lo secunden, a pesar de los pesares. Ni las v¨ªctimas del terrorismo, ni el PP, ni el PSOE, ni UA, ni el Foro de Ermua, ni Basta Ya, ni los nacionalistas que a t¨ªtulo individual estuvieron con ellos el 23 de septiembre tienen a estas alturas ya nada que demostrar de su posici¨®n frente a ETA y por tanto es igualmente respetable que asistan a la manifestaci¨®n como que la omitan. Los que tienen que aclararse son los que se negaron con motivos rid¨ªculos a estar en las calles de San Sebasti¨¢n aquel d¨ªa o los que han firmado pactos vergonzosos con los mamporreros del terrorismo: para ellos esta asignatura es obligatoria, para los dem¨¢s optativa.
El ¨²nico "c¨®ctel infernal" que prolifera en Euskadi hoy es el c¨®ctel m¨®lotov. Pero no satanicemos a Ibarretxe ni a Arzalluz. Un respeto para Satan¨¢s, de quien es tan proverbial la mala intenci¨®n como la penetrante inteligencia. Si se entera de que utilizamos su nombre para descalificar a los jelkides puede tom¨¢rselo a mal y -como nos suelen aconsejar los equidistantes- no conviene indisponerse con nadie influyente ni aumentar la crispaci¨®n...
Fernando Savater es catedr¨¢tico de Filosof¨ªa de la Universidad Complutense.
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