Jugando con el pasado
Una coleccionista que lleva 25 a?os comprando mu?ecas y juguetes antiguos abre un museo en Sevilla
En el pasillo, dentro de un mueble vitrina, menudean objetos de plata e infinidad de recuerdos que dan a la casa una atm¨®sfera de otro tiempo. Un peque?o letrero indica que se tire de un cordel. Suena la campanilla y Carmen Contreras Pinto abre la cancela. El visitante encuentra, desperdigada en varias salas que una vez fueron habitaciones de una casa sevillana con patio, en pleno casco antiguo de la ciudad, una colecci¨®n de mu?ecas y juguetes que en ¨¦pocas lejanas alegraron los juegos infantiles de personas ya desaparecidas o muy mayores, que las guardan en su memoria como peque?os tesoros de su ni?ez, "porque entonces, los juguetes eran algo especial, no es como ahora, te regalaban uno por Reyes, o dos, como mucho tres en las familias ricas. Nos quedaba un gran recuerdo, se les ten¨ªa mucho amor", comenta esta se?ora, nacida en la Macarena y "bautizada en San Gil" en 1929, que hace unos meses decidi¨® abrir en la calle Castellar un museo para exponer de forma permanente las mu?ecas y juguetes antiguos que ha ido coleccionando a lo largo de su vida.
"Nosotros ten¨ªamos una tienda de antig¨¹edades, el Rastrillo de Carmen. ?bamos a casas, nos llamaban y compr¨¢bamos muebles. Si hab¨ªa una mu?eca, un tebeo, un juguete o cualquier cosa relacionada con los ni?os, como yo he tenido una infancia muy feliz, me la quedaba y guardaba", relata Contreras, que lleva con su hijo Antonio esta particular pinacoteca. "?l es el director, yo le ayudo, aunque yo tengo m¨¢s experiencia y Antonio va aprendiendo para el d¨ªa de ma?ana".
Cuando ella empez¨® a coleccionar antiguos objetos infantiles, hace 25 a?os, no imaginaba que un d¨ªa pudiera llegar a exponerlos y menos a abrir un museo. "Mis hijos me preguntaban que para qu¨¦ guardaba tantas mu?ecas. 'D¨¦jalo', me dec¨ªan. Pero yo segu¨ªa comprando, y no paro". Tantas reuni¨® que los amigos y clientes de la tienda de antig¨¹edades, ahora trasladada a un local de enfrente, le aconsejaron que las exhibiera. Tiene m¨¢s de 200 mu?ecas y mu?ecos guardados. Todo, sin salir de su ciudad. "Cuando vienen los turistas, me felicitan y me dicen que he viajado mucho. Pues no, les digo, todo lo he comprado en Sevilla, he tenido esa suerte, y se asombran", explica orgullosa. Y es que en su museo se pueden encontrar mu?ecos de porcelana, trapo y cart¨®n, libros de texto, tebeos, coches, trenes, cocinitas, cromos, recortables y juegos espa?oles y extranjeros.
"Mi hijo y yo disfrutamos much¨ªsimo. Cuando compramos algo nos ponemos la mar de contentos". El museo contiene piezas desde mediados del siglo XIX a mediados de ¨¦ste. Un peque?o cartel anuncia unos cromos ingleses de principios del XX: "Destacamos su bello colorido y las simp¨¢ticas im¨¢genes que reflejan". Elefantes, m¨²sicos negros vestidos con trajes de vivos colores o damas antiguas aparecen en bellas estampas.
La coleccionista toma un ejemplar del Cat¨®n de las ni?as, de 1900, un "m¨¦todo de lectura conforme a la inteligencia del ni?o", seg¨²n reza la primera p¨¢gina. "Por fin me lo han tra¨ªdo" comenta en el sal¨®n del papel, donde se despliegan por paredes y mesas tebeos, cuentos, estampas y libros de texto. Va dando detalles de cada uno de los objetos, "porque la explicaci¨®n es muy importante", recalca.
"Me encanta todo lo relacionado con el ni?o del pasado. Es mi ilusi¨®n. A m¨ª no me interesan los trajes ni El Corte Ingl¨¦s. Mi vida es esto y el teatro", afirma ante una linterna m¨¢gica y unas diapositivas de cristal de 1850.
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