Luchando 'gratis et amore'
Los acad¨¦micos destacan la vitalidad y diversidad del espa?ol, y celebran su premio como el tard¨ªo reconocimiento a una tarea imprescindible, desinteresada y silenciosa
El ataque furibundo de los anglicismos, he ah¨ª el gran problema que padece el espa?ol en los pa¨ªses de Hispanoam¨¦rica. Eso, y la falta de medios, que en algunos casos, como Bolivia, obliga a sus 22 acad¨¦micos a celebrar s¨®lo 12 sesiones al a?o, turn¨¢ndose las casas para repartir los gastos de las comidas. Los directores de las 22 Academias de la Lengua se bajaron ayer del autob¨²s en Oviedo (como haciendo honor a su lema preferido: gratis et amore) para recibir el Pr¨ªncipe de Asturias a la Concordia. Veteranos, curtidos en mil batallas lexicogr¨¢ficas (y econ¨®micas y pol¨ªticas), socarrones y felices con su oficio (o m¨¢s bien su pasi¨®n: s¨®lo los espa?oles cobran dietas por asistir a las sesiones), los 22 magn¨ªficos recogieron su premio como un solo hombre. Unidos en el objetivo com¨²n de la dif¨ªcil unidad de una lengua que hablan ya 400 millones de personas en el mundo (y subiendo). Saben que este reconocimiento tard¨ªo hace justicia a tantas penalidades hist¨®ricas. Pero todos coinciden en que el aislamiento, el anonimato y la precariedad se van resolviendo poco a poco.Todo depende mucho del ¨¢rea geogr¨¢fica. A Alberto F. Ca?a, director de la Academia Costarricense de la Lengua, le obsesiona sobre todo la invasi¨®n de anglicismos. Y es dr¨¢stico en cuanto a la soluci¨®n del problema: "Va a tener que ser a tiros". Ca?a comenta que, en su pa¨ªs, el periodismo y los doblajes de las pel¨ªculas son muy permeables a la influencia negativa de t¨¦rminos y giros del ingl¨¦s. "El problema es el about it, por ejemplo", explica. "Usted pregunta: '?tienes un problema?', y yo le contesto: 'ya hablaremos'. A la misma pregunta, en ingl¨¦s dicen: 'W'll talk about it'. As¨ª que el doblaje dice: 'Ya hablaremos al respecto'. Y, francamente, no hace falta".
Jos¨¦ Luis Vega, director de la Academia Puertorrique?a de la Lengua, vive tambi¨¦n esa guerra "en primera fila". Pero ¨¦l lo ve de otro modo: matiza que la situaci¨®n fronteriza a veces termina siendo una ventaja. "La cercan¨ªa enriquece la lengua". No est¨¢ de acuerdo Mariano Lebr¨®n, de la Dominicana, que dice: "En mi pa¨ªs naci¨® el espa?ol de Am¨¦rica. Sobrevivimos a la colonizaci¨®n inglesa de las Antillas, defendimos nuestra lengua del invasor con lanzas, y aunque somos una de las academias m¨¢s precarias, tenemos un gran orgullo de nuestra lengua".
Una caracter¨ªstica com¨²n de los pa¨ªses de Hispanoam¨¦rica, decisiva para garantizar la deseada unidad: la incorporaci¨®n de los particularismos que el habla de los distintos lugares aporta al patrimonio com¨²n. Muchas veces, con dificultades: "No hace falta que ponga esto", solicita con elegancia Alfredo Mart¨ªnez Moreno, director de la Academia Salvadore?a, "pero en nuestro pa¨ªs pupuza es una torta de ma¨ªz con queso... Y tambi¨¦n el ¨®rgano sexual femenino". Pero ambas acepciones terminan por imponerse. Y Mart¨ªnez Moreno se piensa mejor sus reservas: "Aunque, bien visto, si Cela titul¨® un libro con la palabra cipote, tampoco es tan dram¨¢tico hablar de la pupuza. Porque en El Salvador, un cipote es un ni?o".
Carlos Casta?¨®n Barrientos, director boliviano, subraya la riqueza de las invenciones del pueblo, aunque admite que s¨®lo un peque?o n¨²mero de bolivianismos termina por entrar en la lengua com¨²n. "De los 30.000 que ha estudiado uno de los acad¨¦micos de mi pa¨ªs, s¨®lo traigo 3.000 para proponer a la RAE". Se?ala varios, alguno nacido del mestizaje del espa?ol con el quechua o el aymara, como "chaqui, que significa resaca, o cauca, peque?o panecillo". Y otra: "En vez de veh¨ªculos decimos movilidades".
Una lengua ¨²nica, s¨ª, pero que se expande, crece, se metamorfosea, viaja de un lado a otro, se renueva y se proyecta. Pero no es f¨¢cil para muchos de estos pa¨ªses, atosigados por la pobreza, la corrupci¨®n y la deuda, ponerse estupendos con las lindezas del idioma. Algunos sufren estrecheces terribles. Bolivia todav¨ªa no recibe ayuda del Gobierno, aunque el presidente, Hugo B¨¢nzer, ha prometido cumplir el Acuerdo de Bogot¨¢ de 1960 y meter a la Academia en los Presupuestos del Estado. "Hemos estado aislados mucho tiempo, pero ha vencido nuestro amor a la lengua", dice Casta?¨®n. Filipinas tambi¨¦n resiste, dice su director, Jos¨¦ Rodr¨ªguez: "Nunca tuvimos medios, pero subsistimos. Tenemos tres millones de hablantes, casi todos triling¨¹es, y en Filipinas hay 75 millones de habitantes". La Academia de la Lengua de Chile, cuenta Alfredo Matus, siempre permaneci¨® "independiente y precaria", lo que signific¨® "salvarse de Pinochet y carecer de instalaciones propias".
Tras la gira americana de V¨ªctor Garc¨ªa de la Concha, con los patrocinios de Microsoft y Telef¨®nica bajo el brazo, los ordenadores y los tel¨¦fonos est¨¢n dejando de ser una rareza en las academias de Am¨¦rica. Cuba plantea instalarse en la Casa Museo de Dulce Mar¨ªa Loynaz, que fue el sustento principal de la Academia hasta su muerte.
Son tiempos de premios, alegr¨ªa y optimismo panamericano. Matus cree que la reciente publicaci¨®n de obras tan ambiciosas como la Gram¨¢tica descriptiva, de Del Bosque y Demonte; el Diccionario de Seco, o la ¨²ltima edici¨®n de la Ortograf¨ªa sirven para iluminar e impulsar un trabajo callado y largo que no siempre alcanza el reconocimiento social que merece.
Babelia
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