Una cuesti¨®n de ¨¦tica
RAFAEL FERRANDORecientemente, la Confederaci¨®n Empresarial Valenciana ha reunido en torno a una mesa a destacadas personalidades de nuestro ¨¢mbito econ¨®mico para debatir sobre una vertiente de la empresa de la que poco se ha hablado y que va adquiriendo mayor protagonismo: la dimensi¨®n ¨¦tica en la cultura empresarial. Los all¨ª presentes, entre los que se encontraban el conseller de Econom¨ªa, Hacienda y Empleo, Vicente Rambla; el presidente de la Fundaci¨®n para la ?tica de los Negocios y las Organizaciones (Fundaci¨®n Etnor), Emilio Tortosa, y el director general de la Bolsa de Valencia, Franciso ?lvarez, concluimos que las empresas y empresarios deb¨ªamos dedicar parte de nuestro tiempo a reflexionar sobre el grado de aplicaci¨®n de los principios ¨¦ticos en la gerencia empresarial.
En la g¨¦nesis de este debate se encuentra el novedoso y valiente estudio realizado por la Fundaci¨®n Etnor -con el apoyo de la entonces Conselleria de Econom¨ªa y Hacienda, y ahora Conselleria de Econom¨ªa, Hacienda y Empleo-, para evaluar los rasgos que caracterizan el componente ¨¦tico de la empresa y los empresarios de la Comunidad Valenciana.
Una vez realizado este diagn¨®stico, y habiendo sido presentado a los empresarios, desde la Confederaci¨®n Empresarial Valenciana asumimos el compromiso de colaborar estrechamente con la Fundaci¨®n Etnor para difundir el contenido del informe para su debate y reflexi¨®n.
No quiero ni debo ser yo quien valore las conclusiones que en ¨¦l se recogen. El objetivo, m¨¢s o menos ambicioso, es que cada uno de los empresarios, reflexione sobre el mismo y asuma el compromiso individual de contribuir a elevar el perfil ¨¦tico de la empresa y del empresario. Y este compromiso individual de cada empresario en su empresa, se integra en un compromiso colectivo m¨¢s amplio que nos permitir¨¢ avanzar para conseguir esa sociedad m¨¢s humana que todos queremos y reivindicamos.
La consideraci¨®n de la ¨¦tica en la actividad empresarial ha experimentado en los ¨²ltimos a?os una notable evoluci¨®n. De una concepci¨®n que tend¨ªa a separar dr¨¢sticamente las consideraciones morales de la gesti¨®n empresarial, se pas¨®, posteriormente, a considerar la ¨¦tica empresarial desde un punto de vista utilitarista y pragm¨¢tico. Tal como se?ala el estudioso Alejandro Llano, se trataba de conseguir el mayor bien para el mayor n¨²mero de gente. Esta concepci¨®n utilitarista y pragm¨¢tica no deja de ser, en mi opini¨®n, un principio ¨¦tico relativo.
Sin embargo, de un tiempo a esta parte, el inter¨¦s por la ¨¦tica empresarial, despegada ya de esta concepci¨®n pragm¨¢tica y centrada en la concepci¨®n de ¨¦tica como virtud, ha experimentado un gran auge, constatable en la abundante bibliograf¨ªa publicada en los ¨²ltimos a?os.
Antes o despu¨¦s se implantar¨¢ una evaluaci¨®n social de las empresas; debemos ser los propios empresarios los que promovamos la gesti¨®n ¨¦tica en las empresas sin esperar a que se cuestione socialmente o sea una respuesta-reacci¨®n a una exigencia social. Bien es cierto que el empresario encuentra una vez m¨¢s en este campo, como en otros muchos, una dificultad a?adida derivada del tama?o de su empresa. La estructura empresarial valenciana est¨¢ constituida en su gran mayor¨ªa por pymes y microempresas, y el empresario que se encuentra al frente de ellas se ve absorbido por la din¨¢mica diaria que le ocupa todo su tiempo. Es aqu¨ª donde se hace necesario el esfuerzo individual al que antes he hecho referencia: el empresario debe dedicar tiempo a analizar y reflexionar sobre su gesti¨®n, no s¨®lo sobre los procesos productivos y su mejora, sino tambi¨¦n sobre sus actuaciones seg¨²n principios ¨¦ticos.
La estrategia empresarial, y el discurso que de ella se deriva, hacen constante referencia a conceptos como productividad, innovaci¨®n, competitividad... Sin embargo, tal como se ha demostrado, hoy en d¨ªa la singularidad de la empresa viene marcada por la inclusi¨®n de valores humanos en su gesti¨®n. La protecci¨®n del medio ambiente, el servicio al cliente y los recursos humanos constituyen claros ejemplos, y el comportamiento ¨¦tico tambi¨¦n lo es. Pero a¨²n pensando en un futuro m¨¢s o menos pr¨®ximo en el que se implanten las certificaciones ¨¦ticas, no es tan importante que una empresa obtenga dicha certificaci¨®n que la distinga como "empresa ¨¦tica", sino que la empresa act¨²e seg¨²n criterios ¨¦ticos en cada uno de sus procesos: en todos sus campos de actuaci¨®n y relaci¨®n, tanto interna como externa. Y esta actuaci¨®n ¨¦tica debe ser un proceso consciente, es decir debe trascender la ¨¦tica individual de cada empresario como persona, y convertirse en un prop¨®sito consciente de adoptar una estrategia en la que los principios ¨¦ticos sean considerados como un elemento m¨¢s de la gerencia y formen parte de la llamada cultura empresarial o forma de hacer empresa.
Nos hemos adentrado en un nuevo ciclo de la historia en el que la libre empresa es protagonista. Superadas ya las polarizaciones ideol¨®gicas, el triunfo del capitalismo convierte a la empresa en actor principal en el escenario no s¨®lo econ¨®mico, sino tambi¨¦n social. Asumiendo este protagonismo que le corresponde, y siendo responsable con ¨¦l, la empresa debe integrar la ¨¦tica en todos sus procesos y actuaciones. ?ste es el nuevo desaf¨ªo que los empresarios debemos asumir.
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