Retorno a los or¨ªgenes
Hac¨ªa tiempo que no o¨ªamos a Carmen Linares en un recital puramente jondo como el que anoche ofreci¨® en el Coliseum, echando mano de los estilos flamencos m¨¢s genuinos, que ella conoce a la perfecci¨®n como ya ten¨ªa sobradamente demostrado.Porque Carmen, evidentemente, nunca ha sido una cantaora conformista ni acomodaticia. Bien al contrario, su inquietud permanente la ha llevado a participar en las m¨¢s diversas experiencias musicales, algunas incluso un tanto alejadas del flamenco, otras bastante arriesgadas, cuando hace a?os ya alcanz¨® en el arte un estatus que le hubiera permitido vivir confortablemente haciendo m¨¢s o menos siempre lo mismo.
En este concierto la de Linares ha vuelto a los estilos a?ejos, los de toda la vida, como si quisiera recordarnos que no los ha olvidado. Efectivamente, Carmen Linares no ha olvidado nada, y en este retorno a los or¨ªgenes personal pasa por los estilos con autoridad, una voz cuajada de flamencura y un sentimiento jondo que hace su cante plenamente v¨¢lido. Incluso en su repertorio de anoche hubo alg¨²n estilo que, siendo aut¨¦nticamente ortodoxo e incluso uno de los que tienen mayor carga hist¨®rica -o quiz¨¢s por eso mismo-, ya hacen muy pocos cantaores, como es la ca?a. Carmen la cant¨® con entra?amiento y convicci¨®n, con un conocimiento muy acentuado de las peculiaridades de un g¨¦nero cuya ejecuci¨®n implica ciertamente serias dificultades.
Coraz¨®n de oto?o: Carmen Linares
Con los guitarristas Paco Cort¨¦s, Miguel ?ngel Cort¨¦s y Miguel Ochando; las percusiones de Chico Fargas, y dos palmeros. Teatro Coliseum, Madrid, 30 de octubre.
Hizo otros estilos de gran responsabilidad, como esas dos columnas vertebrales del cante que son las soleares y las siguiriyas. Singularmente en ¨¦stas, Carmen Linares dio un testimonio palmario de sabidur¨ªa cantaora, aunque en el remate tuvimos la impresi¨®n de que hubo una ligera ca¨ªda que retras¨® perceptiblemente el aplauso del p¨²blico.
Por tarantas y cartageneras, las m¨¢s bellas formas de la familia de los cantes minero-levantinos, la cantaora se produce siempre con magisterio, pues son g¨¦neros en los que se le puede considerar verdadera especialista por ser tambi¨¦n los de su lugar de nacimiento, la rica zona cantaora de Linares (Ja¨¦n).
En los tientos, igualmente, un palo que hacen casi todos los cantaores, pero que la mayor¨ªa convierten en una monserga monocorde, Carmen demuestra su sensibilidad d¨¢ndole ese mecido enormemente melodioso que lo convierte en un estilo importante. En otros g¨¦neros la cantaora se mostr¨® m¨¢s convencional: las alegr¨ªas y los tangos, por ejemplo. Fueron muy agradables sus aires lucenses y ronde?os, y en las buler¨ªas siempre acredita dominio, seguridad y brillantez.
Acompa?ada por tres tocaores seguros y que se acoplan muy bien con la cantaora -casualmente, los tres granadinos-, a veces tocando juntos y otras alternativamente en solitario o en d¨²o, Carmen Linares demuestra siempre saber rodearse de profesionales competentes y de gran solvencia.
Los tres estuvieron a la altura de la cantaora, perfectamente atentos al cante y sabiendo dar en cada momento los tonos adecuados. Tambi¨¦n hicieron unos temas en concierto que agradaron.
Noche de triunfo de esta notable cantaora, pues, con un p¨²blico dispuesto a aplaudir y que aplaudi¨® con entrega. Aunque, no sabemos por qu¨¦, curiosamente no escuchamos ni un solo ol¨¦ durante el cante. Gust¨® la cantaora, pero hubo como un cierto distanciamiento que se tradujo, quiz¨¢s, en la ausencia de esas manifestaciones de entusiasmo frecuentes en el flamenco.
El p¨²blico le era adicto, sin embargo, pero nos tememos que no fue completamente justo con la cantaora. Personalmente, pienso que esta vuelta de Carmen Linares a los or¨ªgenes de su carrera, cuando ¨¦ste era el cante que hac¨ªa y en el que se labr¨® un s¨®lido prestigio con mucho esfuerzo y una gran pasi¨®n, ha sido una experiencia sumamente interesante.Desconocemos qu¨¦ ser¨¢ lo pr¨®ximo que nos ofrezca esta cantaora, sin duda muy significativa en la etapa actual del flamenco.
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