La Intifada palestina acent¨²a los enfrentamientos pol¨ªticos en Jordania
Trece diputados jordanos han anunciado su intenci¨®n de presentar en el Parlamento una propuesta para anular el tratado de paz que Jordania firm¨® con Israel en 1994. La decisi¨®n, con pocos visos de prosperar, va m¨¢s all¨¢ de un mero gesto simb¨®lico; adem¨¢s de recoger el sentir generalizado de la poblaci¨®n de este pa¨ªs -que en un 60% es de origen palestino-, pone de relieve el creciente abismo entre el Gobierno y la calle. La oposici¨®n jordana ha evitado hasta ahora esgrimir la Intifada para subrayar el malestar existente.
"Nuestro enemigo es Israel, no el Gobierno", coinciden en se?alar tanto los islamistas como los comunistas. Aun as¨ª, las manifestaciones en apoyo a la Intifada que a principios de octubre se desarrollaron en diversas ciudades jordanas incluyeron cr¨ªticas a la situaci¨®n econ¨®mica y peticiones de mayor democracia. "La gente pobre se sirvi¨® de la Intifada para quejarse de la carest¨ªa de la vida y de la falta de libertades pol¨ªticas", relata una mujer que estuvo en una de las marchas. "En la televisi¨®n s¨®lo sacaron las concentraciones que se realizaron en los campamentos de refugiados, pero no las otras", a?ade."Todo lo que pasa en Palestina repercute en Jordania; ahora mismo este pa¨ªs es como un volc¨¢n", asegura Muysar al Sadi, directora de un proyecto de desarrollo en el campamento de refugiados de Uadi al Hadade. Varios observadores coinciden en que la violencia de algunas de esas protestas (en Amm¨¢n se produjeron asaltos contra un barrio rico) no est¨¢ ligada al problema palestino. "Es una muestra de frustraci¨®n y rabia ante la pobreza y el paro", manifiesta un analista.
La ¨²ltima crisis israelo-palestina ha da?ado a la de por s¨ª maltrecha econom¨ªa jordana al afectar a una de sus principales fuentes de ingresos, el turismo.
"Se lo hemos advertido al Gobierno; si no ampl¨ªa las libertades y avanza la democracia, la situaci¨®n va a explotar", se?ala a EL PA?S Murad Adaileh, miembro del Centro Isl¨¢mico para el Desarrollo Social y presidente del Comit¨¦ Jerusal¨¦n de las Asociaciones Profesionales (la instancia que organiz¨® la Marcha del Retorno del jueves que lleg¨® hasta el puente Allenby y acab¨® con dos muertos). "Claro que esto puede volverse contra el Gobierno", admite Adaileh, "no lo queremos, pero pasar¨¢ si no se escuchan los deseos del pueblo".
"En el mundo ¨¢rabe no hay democracia, as¨ª que la gente no tiene otra forma de expresar su insatisfacci¨®n", explica. Murad, que viste un correcto traje occidental pero luce la barba de los musulmanes piadosos, se resiente de la actitud ambigua de Occidente. "Ustedes presionan a favor de las libertades pol¨ªticas en ?frica, en Kosovo o en Am¨¦rica Latina, pero no en el mundo isl¨¢mico, porque desean que nuestros Gobiernos se mantengan como guardianes de Israel", denuncia.
La preocupaci¨®n de las autoridades jordanas se desprende del inter¨¦s que han puesto en abrir canales de di¨¢logo: hasta siete veces se ha reunido el primer ministro con los representantes de la oposici¨®n en el ¨²ltimo mes. "No pueden decir que no a las manifestaciones ya que cuentan con un respaldo masivo, pero aun as¨ª tienen miedo de no poder mantener la seguridad", explica Murad Hamarneh, secretario general del Partido Comunista de Jordania (PCJ) y jefe del comit¨¦ formado por los 15 grupos de oposici¨®n.
En su opini¨®n, el Gobierno ha actuado con acierto: "Primero organiz¨® el env¨ªo de ayuda [sangre, mantas, medicinas, etc¨¦tera] a los palestinos y eso ha ayudado al r¨¦gimen porque est¨¢ en l¨ªnea con el pueblo; luego, cuando la gente intent¨® atacar la Embajada de Israel y pidi¨® que se rompieran relaciones, la polic¨ªa no intervino con demasiada severidad". Pero de ah¨ª a denunciar el tratado de paz, como pide la calle, va un abismo. "Ser¨ªa un golpe para EE UU porque eso es todo lo que se ha conseguido [con su mediaci¨®n] desde 1993", asegura Hamarneh convencido de que no van a repetirse las protestas, "a no ser que suceda algo grave".
"Tenemos que ir con cuidado", reconoce el secretario general del PCJ. "Preferimos tener al Gobierno de nuestro lado y ganar la posibilidad de salir a las calles, porque si se nos proh¨ªbe manifestarnos, nadie sentir¨¢ que estamos haciendo algo", concluye.
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