Un cohete Soyuz lleva a tres astronautas hacia la Estaci¨®n Espacial Internacional
La tripulaci¨®n llegar¨¢ ma?ana al ingenio orbital para una misi¨®n de cuatro meses
Todo transcurri¨® a la perfecci¨®n. A las 8.53 de ayer, hora peninsular espa?ola, un cohete Soyuz se elev¨® desde la misma plataforma desde la que en su d¨ªa parti¨® al espacio el primer astronauta, Yuri Gagarin, en el cosm¨®dromo de Baikonur (Kazajst¨¢n). Ocho minutos despu¨¦s, la nave, con el estadounidense William Shepherd y los rusos Yuri Guidzenko y Sergu¨¦i Krikaliov, se separ¨® del cohete. Los astronautas, primeros inquilinos de la Estaci¨®n Espacial Internacional (ISS), estar¨¢n en la nave rusa unas cincuenta horas en ¨®rbita y se acoplar¨¢n ma?ana a la nueva casa espacial.
Antes del lanzamiento, los astronautas cumplieron con los ritos que realizan todos los rusos antes de partir al espacio. As¨ª, la noche previa al vuelo vieron la pel¨ªcula de aventuras El blanco sol del desierto, un conmovedor relato sobre la instauraci¨®n del poder sovi¨¦tico en Asia Central, realizado con una gran dosis de humor. Y ayer por la ma?ana, antes de salir de la residencia donde hab¨ªan dormido, bebieron una copa de champa?a acompa?ada de pepinillos en salmuera. Los rusos suelen picar pepinillos en salmuera cuando beben, pero la verdad es que normalmente lo hacen con vodka y no con champa?a. Tambi¨¦n dejaron estampadas sus firmas en la puerta del sencillo hotel. Un elemento nuevo en los ritos de los astronautas es la bendici¨®n por un pope; sin embargo, bajarse del autob¨²s que los lleva, en el cosm¨®dromo, a la rampa de lanzamiento para orinar sobre una de sus ruedas es algo tradicional.Para comprender el significado de esta acci¨®n hay que remontarse 39 a?os, al d¨ªa en que Gagarin -entonces en completo secreto- iba en un autob¨²s a abordar el cohete que le convertir¨ªa en el primer astronauta del mundo. En aquel hist¨®rico d¨ªa de primavera, Gagarin orden¨® al ch¨®fer detenerse porque le entraron ganas de orinar. Y como el vuelo fue un ¨¦xito, desde entonces se considera que imitar a Gagarin trae suerte.
Tres horas antes del lanzamiento -despu¨¦s de que los t¨¦cnicos, con mascarillas para evitar traspasarles alg¨²n microbio en el ¨²ltimo momento, hubieran comprobado que sus inc¨®modos trajes blanquiazules estaban en perfecto estado-, los tres astronautas fueron llevados hasta la rampa de lanzamiento. Antes de subir a la nave, Shepherd se dio la vuelta y grit¨®: "?Vamos a por ello!".
El primer comandante de la ISS lanz¨® besos de despedida a su esposa, Beth Stringham-Shepherd, especialista en preparaci¨®n f¨ªsica de los astronautas que estuvo entrenando a su marido hasta el ¨²ltimo d¨ªa en Baikonur, el cosm¨®dromo construido por los rusos que despu¨¦s de la desintegraci¨®n de la URSS ha quedado en otro pa¨ªs: Kazajst¨¢n. Hay que decir que los cosmonautas rusos no permiten que sus esposas los vayan a despedir: se considera que puede traer mala suerte. Pero piensan que en el caso de Beth esa superstici¨®n no vale, ya que ella es pr¨¢cticamente del equipo. Shepherd es el segundo estadounidense lanzado en un c¨¢psula rusa, c¨¢psula que estar¨¢ atracada en la ISS como veh¨ªculo de emergencia.
Uno de los problemas que van a tener los astronautas en comparaci¨®n con las otras tripulaciones que viajaban en las naves Soyuz, es que ¨¦stas s¨®lo tardaban un d¨ªa en llegar a la estaci¨®n MIR, mientras que tardar¨¢n dos en alcanzar la ISS.
A la incomodidad de permanecer tantas horas apretados como en una lata de sardinas se agrega el fr¨ªo: en la c¨¢psula pr¨¢cticamente no hay manera de calentarse, ni siquiera de comer algo caliente. Pero el m¨¢s friolero podr¨¢ echar mano del ¨²nico saco de dormir que llevan. Como dice el proverbio, no hay mal que por bien no venga: resulta que en la ISS hay s¨®lo dos sacos de dormir, as¨ª es que han tenido que llevarse ahora en la Soyuz el tercero, que podr¨¢ salvar a Shepherd o a Krikaliov, ya que Guidzenko, el comandante de la nave rusa, ya ha dicho que en ning¨²n caso ser¨¢ ¨¦l quien lo ocupe.
Est¨¢ previsto que la Soyuz se acople autom¨¢ticamente a la ISS en el puesto de atraque que ahora ocupa una nave de cargo rusa Progress. Pero si el sistema autom¨¢tico falla, Guidzenko tomar¨¢ los mandos en sus manos y ser¨¢ el responsable de atracar en la estaci¨®n orbital. Una vez en la ISS, podr¨¢n combatir el fr¨ªo con el que llegar¨¢n con agua caliente, pero s¨®lo al segundo d¨ªa podr¨¢n calentar las comidas. Los astronautas permanecer¨¢n 117 d¨ªas en la ISS.
Los astronautas est¨¢n preparados para afrontar cualquier eventualidad en esos casi cuatro meses. "Esperen lo inesperado. Ser¨¢ entretenido y dif¨ªcil", pronostic¨® Krikaliov, el cosmonauta con m¨¢s experencia esta primera tripulaci¨®n permanente.
Tambi¨¦n fue este ingeniero quien quit¨® importancia a los hipot¨¦ticos roces que podr¨ªan surgir en una tripulacion de dos rusos y un estadounidense, con este ¨²ltimo como comandante de la misi¨®n. "No veo problema alguno en trabajar juntos dado que hemos llegado a entendernos unos a otros. No es importante qui¨¦n es el comandante, porque todos juntos decidiremos c¨®mo trabajar cada d¨ªa", aclar¨® Krikaliov.
V¨¦ase el gr¨¢fico animado en www.elpais.es.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.