Fraude
El siglo que nos espera viene precedido de un tiempo de mixturas y de ambig¨¹edades que poco contribuye al esclarecimiento de las propias ideas. V¨¢zquez Montalb¨¢n apunta con iron¨ªa y convicci¨®n la inminente llegada de "la era de la incertidumbre", y no le falta raz¨®n si reparamos en el detalle de que la derecha de hoy se llena la boca de progres¨ªa y liberalismo, mientras que la izquierda, la del pu?o cerrado con rosa o sin ella, maquilla su vehemencia hist¨®rica con pactos fraternales y acuerdos pacificadores que muchos no comprenden. Pero no es esa la cuesti¨®n, porque si el igualitarismo ideol¨®gico comienza a reventar los engranajes de la pol¨ªtica, el esp¨ªritu de la globalizaci¨®n alcanza ya terrenos te¨®ricamente tan nobles como el arte o la propia creaci¨®n literaria.Nadie que se aproxime a una librer¨ªa o al escaparate de un centro comercial donde se exhiben las novedades editoriales del momento podr¨¢ distinguir ante la abrumadora oferta lo que es y lo que no es literatura. El intrusismo cultural ha alcanzado tal grado de osad¨ªa que el lector no avezado en la materia creer¨¢ que con el simple hecho de adquirir un libro de cualquier personaje televisivo o medi¨¢tico habr¨¢ salvado su alma y alimentado sobradamente sus excedentes de inteligencia. Es la era de la confusi¨®n y, en consecuencia, el momento m¨¢s propicio para el enga?o; es el tiempo de encargar y publicar libros de famosos sin escr¨²pulos que aceptan con total insensatez la aventura de escribir sin arriesgar la vida en ello, sin despeinarse siquiera, ignorando el serio compromiso que suponen las palabras, que m¨¢s all¨¢ de la simple ficci¨®n, del drama o del poema se esconde una verdad desgarrada, una emoci¨®n que no se vende a cualquier precio y una belleza que no conoce m¨¢s plagio que la pura tradici¨®n y las infinitas maneras que propicia el lenguaje, el ritmo y el talento.
Resulta cada vez m¨¢s dif¨ªcil encontrar entre esa org¨ªa de bodrios ama?ados que se exhiben con vergonzosa preferencia en los estantes de las librer¨ªas, esos pocos libros verdaderos que dignifican nuestra vida. Y alguien tendr¨¢ que denunciar el fraude de quienes venden su chabacaner¨ªa al mismo precio que la sangre o que la inteligencia.
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