El Mallorca suma sin gusto

Parad¨®jicamente, la Real Sociedad result¨® el escollo m¨¢s dif¨ªcil de superar para un Mallorca que hab¨ªa levitado sobre el Bar?a o el Real Madrid. S¨®lo un cabezazo inesperado de Nadal, en el ¨²ltimo minuto, permiti¨® a los baleares perpetuar su racha de efectividad (10 puntos sobre los doce ¨²ltimos disputados) a costa de una Real tan aplicada como b¨¢sica. Y, ahora s¨ª, hundida.Luis Aragon¨¦s ten¨ªa un plan, pero nunca pudo aplicarlo. Reconocido por su habilidad para hurgar en el sistema de juego rival hasta desconectar su creatividad, el t¨¦cnico del Mallorca, en boga por su perspicacia, se march¨® de Anoeta perplejo. Aliviado, tambi¨¦n. Pero el partido lo gan¨® Nadal. Supuso el Sabio de Hortaleza que la Real tratar¨ªa de jugar al f¨²tbol, por aquello de agradar a su parroquia, por el clich¨¦ de la verg¨¹enza casera. Para eso servir¨ªa su plan, para aplicarlo sin piedad sobre un equipo al que le viene grande cualquier concesi¨®n a la reflexi¨®n creativa. Los planes sirven para sortear las ideas ajenas. Cuando no hay ideas que superar, es mejor comportarse con naturalidad. Pero el Mallorca no lo entendi¨® as¨ª. La Real no piensa, pero tiene bien claro que su supervivencia pasa por la serenidad y por la resistencia numantina. Esa es su idea y no hay quien le aparte de este principio, grabado a martillazos en la conciencia de los jugadores. Periko Alonso as¨ª lo quiere y algo ha avanzado su equipo. Arruinada por tanta goleada, la Real se reconstruye piedra a piedra. Rigor defensivo y presi¨®n. Conceptos b¨¢sicos que concedan a la plantilla toda la serenidad que reclama un grupo hasta hace poco al borde de la ruina.Con la autoestima remendada tras imponerse al Alav¨¦s, los donostiarras repitieron actuaci¨®n en Anoeta.

La cita se resumi¨® en un atasco en el centro del campo, un homenaje a la horizontalidad. Al fondo quedaban las porter¨ªas, pero la Real esperaba un rebote para acercarse a Leo Franco y el Mallorca prefiri¨® el casco a los guantes de quir¨®fano para superar el muro donostiarra. Nunca pudo con semejante tarea. Se ofusc¨® en una pelea oscura, prescindi¨® de la originalidad y demostr¨® que prefiere las emboscadas a la responsabilidad. Acab¨® encomend¨¢ndose a Nadal, por supuesto a bal¨®n parado y justo cuando la Real empezaba a creerse que es leg¨ªtimo sobrevivir sin ideas.