Tres hombres d¨¦biles
Tres hombres pol¨ªticamente d¨¦biles se van a encontrar, aunque no necesariamente a la vez, en Washington a partir del jueves. Bill Clinton, anfitri¨®n de este desesperado gesto por la paz, ser¨¢ ya, a partir de las elecciones de hoy, el presidente saliente y, por tanto, con d¨¦ficit de autoridad, aunque lo sea de la mayor potencia de la Tierra. Yasir Arafat, presidente de la Autoridad Nacional Palestina, trata de navegar sobre los tristes acontecimientos para sobrevivir m¨¢s que dirigirlos. Y el primer ministro Ehud Barak se mantiene con una condena pol¨ªtica suspendida, aunque podr¨ªa caer en cualquier momento. Esta acumulaci¨®n de debilidades no parece propicia a un acuerdo, pese a que en esa situaci¨®n de interregno protagonistas tan demediados pueden tener una mejor oportunidad de llegar a alg¨²n tipo de paz.Las elecciones en EE UU abren un largo par¨¦ntesis, tanto en la Casa Blanca como en el Capitolio, que no se cerrar¨¢ hasta enero. Ahora bien, tampoco las partes deben contar con que la victoria de Gore o de Bush les favorezca, pues ambos mantienen b¨¢sicamente una l¨ªnea similar respecto a Oriente Pr¨®ximo, aunque tradicionalmente los republicanos preserven un mayor grado de autonom¨ªa respecto a Israel. Lo ocurrido en las ¨²ltimas semanas, con la ruptura del proceso de paz y la irrupci¨®n de una violencia que se ha cobrado desde el 28 de septiembre 174 muertos -la mayor parte palestinos-, ha hecho que los negociadores palestinos recelen abiertamente de la mediaci¨®n de Estados Unidos por su escoramiento proisrael¨ª, m¨¢s visible en etapas preelectorales. Por ello, Arafat pide, para el futuro inmediato, cambiar el formato de las negociaciones de paz, si hay oportunidad de reanudarlas, para dar entrada a la Uni¨®n Europea y a las Naciones Unidas. La presencia norteamericana es decisiva, pero Europa puede desempe?ar un papel de mediador en este periodo. La presencia, que ayer se daba por segura, de Javier Solana en la comisi¨®n de investigaci¨®n acordada en Sharm el Sheij podr¨ªa ser un indicio del papel que se quiere hacer desempe?ar a la UE.
El pacto entre Arafat y el ex primer ministro Sim¨®n Peres ha logrado al menos reducir el grado de violencia, pero, a medida que pasa el tiempo y el alto el fuego no se consolida, cualquier acuerdo de tregua pierde credibilidad. El objetivo m¨ªnimo de Clinton en estas circunstancias es consolidar este precario y parcial alto el fuego. Pero la ira de los palestinos dif¨ªcilmente se frenar¨¢ con los planes israel¨ªes de retirarse de una parte de Cisjordania y abandonar algunas colonias poco defendibles a cambio de anexionarse el territorio en el que se encuentran otros asentamientos y cerrarse a cualquier cesi¨®n respecto a Jerusal¨¦n. Arafat pide ahora tambi¨¦n una fuerza internacional en Gaza y Cisjordania, propuesta que los israel¨ªes rechazan de plano. Mientras, el bloqueo de los territorios palestinos asfixia su econom¨ªa, pese a que Israel necesite la mano de obra palestina.
Los partidarios de la paz han vuelto a hacer acto de masiva presencia con ocasi¨®n del quinto aniversario del asesinato de Isaac Rabin a manos, no cabe olvidarlo, de un integrista jud¨ªo. Es una esperanza m¨ªnima que contrasta con el pat¨¦tico llamamiento de Barak a no dejarse llevar por los extremistas y con el hecho de que su Gobierno sobrevive gracias al apoyo del partido sefard¨ª ultraortodoxo Shas a cambio de financiar sus escuelas religiosas. Estos d¨ªas no s¨®lo se ha hecho pedazos el proceso de paz, sino tambi¨¦n la izquierda israel¨ª y los proyectos de Barak para transformar a Israel en un Estado laico.
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