Punto de encuentro
Siempre es dif¨ªcil sintetizar en pocas l¨ªneas el an¨¢lisis de una compleja situaci¨®n como la que atraviesa el PSOE madrile?o, m¨¢s a¨²n cuando el que escribe se ofrece a dirigirlo. Parece obligaci¨®n de cualquier dirigente dar mensajes positivos, de optimismo, pero siempre partiendo del an¨¢lisis de la realidad. Y, aunque en la situaci¨®n del PSOE de Madrid el an¨¢lisis no puede invitar a la alegr¨ªa, quiero proponer perspectivas de salida a la degradaci¨®n continua de la FSM. S¨®lo aspiro a hacerme entender por los ciudadanos y por mis compa?eros de partido y que, si lo que pienso y quiero merece su confianza, lo apoyen, como una contribuci¨®n que s¨®lo ofrece esfuerzo y trabajo.Desde 1982, casi veinte a?os, la FSM no hace m¨¢s que retroceder electoral y pol¨ªticamente. Ha pasado de ser un partido con mayor¨ªas absolutas, a cuyo alrededor se articulaba la sociedad madrile?a, a perder el Gobierno de la Comunidad Aut¨®noma, del Ayuntamiento de Madrid y de otros muchos ayuntamientos, incluso del ?rea Metropolitana, adem¨¢s de seis diputados nacionales, minimizando su peso en las universidades, colectivos ciudadanos y sociales, colegios profesionales, etc¨¦tera, salvo excepciones bien conocidas. En paralelo a esta cat¨¢strofe pol¨ªtica, la vida interna del PSOE madrile?o fue envolvi¨¦ndose en pugnas constantes y est¨¦riles entre los grupos que se han denominado "familias". Los dirigentes empujaron a los afiliados a la divisi¨®n en sus agrupaciones y surgieron los s¨ªntomas de las organizaciones pol¨ªticas enfermas: dirigentes aparentes, condicionados por el poder real de otros, disputas por los jirones de la organizaci¨®n... Hasta 1996, el PSOE madrile?o quiso atribuir su declive electoral al desgaste del Gobierno central, pero, desde entonces, sus propias responsabilidades se hicieron manifiestas. El reciente congreso federal no incluy¨® dirigentes madrile?os en la ejecutiva federal: Madrid y Valencia fueron castigadas por el conjunto del partido debido a su divisi¨®n fratricida.
Es urgente poner fin a este estado de cosas y el pr¨®ximo congreso de la FSM debe y puede hacerlo. Las opiniones publicadas de varios compa?eros parecen mostrar un acuerdo en este objetivo, si bien m¨¢s como deseo que como programa de actuaci¨®n. Pero, al tiempo, en agrupaciones y medios de comunicaci¨®n asistimos a otra batalla de esta agotadora guerra.
As¨ª no se puede continuar. Ni nuestros electores, actuales o futuros, ni los afiliados socialistas se merecen, ni nos van a perdonar, este espect¨¢culo. Si seguimos manteniendo la divisi¨®n -llamando a lealtades inquebrantables, votando a la contra de alguien en lugar de hacerlo a favor de algo, buscando el apoyo de quienes votan especulativamente-, el congreso sentenciar¨¢ el enfrentamiento en dos mitades, pondremos la ¨²ltima piedra de la derrota en las pr¨®ximas elecciones (todas) y las p¨¦rdidas se extender¨¢n m¨¢s all¨¢ de Alcorc¨®n. As¨ª no se construir¨¢ un proyecto para la sociedad madrile?a y restaremos apoyos a la construcci¨®n de la necesaria mayor¨ªa socialista para el gobierno de Espa?a.
Hemos de elegir otro camino: buscar el acuerdo para superar esta pugna. Actuar con sensatez y generosidad, venciendo los rencores, para llegar a un proyecto compartido; buscar entre todos a alguien que lo encabece y dejar que se consolide un liderazgo reconocible por los ciudadanos, y no dejarse llevar por la frivolidad: no hay candidatos virginales que puedan sacarnos de este enredo, menos a¨²n si ni siquiera son elegidos delegados en su agrupaci¨®n y apenas conocen ni son conocidos por una organizaci¨®n con tan graves problemas.
Los ciudadanos saben mucho y quieren alguien que de verdad dirija -sin la sospecha de que hay otros detr¨¢s- y ponga t¨¦rmino a este espect¨¢culo de una forma pac¨ªfica y sacando a flote lo mejor de nuestra organizaci¨®n. Una paz que se base en la diversidad de ideas, porque para que el PSOE vuelva a tener mayor¨ªa necesitamos muchas ideas y construir un partido que refleje la diversidad de los sectores sociales que aspiramos a representar y que dignifique la pol¨ªtica para mejorar la sociedad, hacerla m¨¢s justa y m¨¢s igualitaria, en el sentido que Norberto Bobbio o Perry Andersson dan a esta palabra: vocaci¨®n de igualdad de oportunidades, de diversidad de opciones ante la vida, de limitar las diferencias sociales, de integrar a las personas en un proyecto colectivo.
Estoy seguro de que el deseo mayoritario de los socialistas madrile?os -afiliados o no- es el acuerdo, para construir una alternativa socialdem¨®crata al PP. Y estoy firmemente convencido de que esa alternativa es posible porque es mayoritaria en Madrid. La experiencia del Grupo Parlamentario Socialista en la Asamblea de Madrid me ha probado que se puede contar con todos, que es posible formar equipos con personas procedentes de todas las "familias" que trabajen lealmente en un proyecto com¨²n. Si esto es posible en el Grupo Parlamentario de la Asamblea regional, ?por qu¨¦ no en todo el PSOE madrile?o? ?Qu¨¦ rencores nos envenenan? ?C¨®mo dirigentes pol¨ªticos dign¨ªsimos se dejan arrastrar por quienes especulan con la divisi¨®n, como en el anterior congreso, y nos quieren llevar al desastre?
S¨¦ que podemos enderezar el rumbo. Pero no apelar¨¦ a la divisi¨®n entre los compa?eros. No voy a contar delegados. Apelo al sentido com¨²n de los afiliados y de los delegados elegidos. Me ofrezco como punto de encuentro, al igual que me he empe?ado en serlo en la Asamblea de Madrid. Quiero enarbolar la bandera del acuerdo y lo hago para que el proyecto socialdem¨®crata sea mayoritario en la sociedad madrile?a.
Pedro Sabando Su¨¢rez es portavoz del PSOE en la Asamblea de Madrid y aspira a dirigir la Federaci¨®n Socialista Madrile?a.
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