Tratado de paz escolar
Todo comenz¨® por un chico. Y se hubiera quedado en un mal trago amoroso si las dos chicas que pugnaban por ¨¦l no se hubieran tenido que ver las caras a diario. Pero los tres estudiaban en el mismo centro y eso gener¨® un ambiente muy crispado. La clase se dividi¨® en dos bandos. Estaban todo el d¨ªa insult¨¢ndose. Las adolescentes llegaron a las manos al salir del instituto. En la mayor¨ªa de los centros, el problema se hubiera zanjado con una amonestaci¨®n. En el instituto Alarnes, de Getafe, se opt¨® por sentar a ambas chicas cara a cara para que, con la ayuda de un tercero, firmaran un acuerdo escrito para no hacerse la vida imposible."La tradici¨®n de los institutos es m¨¢s punitiva y sancionadora, pero es un modelo que tiene claras limitaciones", dice Juan Carlos Torrego, director del programa de orientaci¨®n psicopedag¨®gica del servicio de formaci¨®n del profesorado. En 1997, su departamento comenz¨® a impartir cursos de mediaci¨®n para que los docentes tuvieran nuevas herramientas que dieran soluci¨®n a una de las "grandes preocupaciones en los centros": la violencia escolar. En la actualidad, unos 20 institutos de la regi¨®n cuentan con equipos de mediaci¨®n, en los que participan profesores, padres, alumnos y personal de administraci¨®n y servicios, que intentan solucionar los conflictos sin tener que acudir a la f¨®rmula tradicional del castigo.
No es ning¨²n capricho. El defensor del menor, Javier Urra, mostr¨® el mes pasado su preocupaci¨®n ante la Consejer¨ªa de Educaci¨®n por la cantidad de padres que denuncian maltratos y extorsiones a sus hijos en los centros escolares. "En los institutos se producen insultos, peleas... Tienes al t¨ªpico abus¨®n o al chaval conflictivo que se pega con sus compa?eros", reconoce Francisco Villegas, profesor de matem¨¢ticas y encargado de coordinar el equipo de mediaci¨®n del instituto Alarnes. Porque, en la actualidad, los centros tienen un alumnado de lo m¨¢s variopinto: chavales de entre 12 y 20 a?os que tienen que permanecer hasta los 16, que es cuando finaliza la escolarizaci¨®n obligatoria; unos quieren estudiar; los otros, no.
La t¨¦cnica que ense?a Torrego a los docentes para que monten sus equipos en los centros est¨¢ perfectamente estructurada. Primero hay una fase de mediaci¨®n previa donde los alumnos en conflicto sueltan por separado las pestes del otro. "Es algo necesario para que se ventile la ira antes de que est¨¦n juntos". Luego, los mediadores (normalmente, un profesor y un alumno) los sientan frente a frente para que cada uno cuente su versi¨®n del problema, hasta poder llegar a una visi¨®n com¨²n. Finalmente, se buscan soluciones y las partes firman un acuerdo en el que se establece punto a punto lo que har¨¢n para no seguir tir¨¢ndose de los pelos.
Este acuerdo puede ser tan simple como "no me voy a volver a meter con Juan", o "si Pedro me vuelve a insultar, pasar¨¦ de ¨¦l", o "devolver¨¦ a Mar¨ªa lo que le he mangado". "Pero significa algo tan importante como que la v¨ªctima y el agresor puedan llegar a un acuerdo satisfactorio, a restituir el da?o", comenta el encargado de formaci¨®n. Consigue implicar a las personas para que busquen una soluci¨®n al conflicto.
"Yo creo que la mediaci¨®n a largo plazo es m¨¢s eficaz que la sanci¨®n. Pero los dos sistemas han de ir parejos", relata Villegas. Y Torrego le da la raz¨®n: "Con las amonestaciones, el sancionado genera m¨¢s resentimiento y al agredido no le desaparece el sentimiento de indefensi¨®n. Pero la mediaci¨®n, que siempre es voluntaria, por s¨ª sola es un poco blandengue. A lo que hay que ir es a un modelo integrado", dice. Y argumenta: "Si le dices a un alumno que tiene la posibilidad de elegir entre sentarse con la persona a la que ha insultado para llegar a un acuerdo o irse a casa expedientado, normalmente va a preferir lo primero. Lo mismo que si le dices que le reducir¨¢n la sanci¨®n si acude a mediaci¨®n".
?Sirve para todo tipo de conflictos con independencia de su gravedad? "Pero si est¨¢n mediando entre israel¨ªes y palestinos, ?c¨®mo no va a servir en los institutos?", relata Javier Garc¨ªa, jefe de estudios del Silverio Lanza, de Getafe, otro de los centros pioneros, aunque reconoce que para conflictos entre profesores y alumnos no ha llegado a cuajar. En su centro comenzaron en el curso 1998- 1999 con este nuevo sistema. ?Los problemas resueltos? "Los t¨ªpicos entre alumnos: ri?as, que si van diciendo esto de m¨ª, que si me ha empujado, que si me ha tirado la cartera..."
Villegas reconoce que hay unos casos en los que est¨¢n involucrados alumnos de familias muy desestructuradas que han dejado por imposibles. Y Susana Mu?oz, una alumna de 17 a?os del equipo de mediaci¨®n, asiente, aunque est¨¢ convencida de que la mediaci¨®n ha servido en muchos casos para que haya son de paz en su instituto: "S¨ª, hay veces que el caso est¨¢ muy deteriorado. Pero, en general, la gente tiene problemas y lo que quiere es resolverlos. Yo creo que nos ha servido en muchos casos para que desaparezcan los conflictos".
En general, los centros que cuentan con equipo de mediaci¨®n implantaron de forma r¨ªgida esta herramienta, aunque luego ha terminado imponi¨¦ndose como un estilo de solucionar de forma m¨¢s estable los problemas de convivencia. "Hacer esto es mucho m¨¢s f¨¢cil una vez que tienes a docentes y alumnos formados en una serie de destrezas, como son las habilidades de escuchar los sentimientos o ser neutral", relata Torrego. Y dice que los problemas que da?an la convivencia en la escuela se generan muchas veces de la forma m¨¢s tonta: "Me contaron que en un instituto dos chavales hab¨ªan pedido mediaci¨®n, y ?sab¨¦s cu¨¢l era el tema? Una manzana. Pero esa manzana era muy importante para ellos".
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