Hillary promete terminar su mandato como senadora
Con un mapa electoral mayoritariamente republicano en el Congreso, y quiz¨¢ en la presidencia, la senadora Clinton podr¨ªa convertirse en la nueva esperanza de los dem¨®cratas. Hillary volvi¨® a repetir ayer que cumplir¨¢ hasta el final su mandato de seis a?os, para acallar los rumores sobre su posible candidatura a la presidencia. Pero se aceptan todas las apuestas para el 2004. Ser¨ªa un iron¨ªa del destino. Algo que en lo que sin duda pensar¨¢ su marido cuando abandone Washington definitivamente el 20 de enero.
Los ¨²ltimos sondeos hab¨ªan anticipado unos resultados casi tan re?idos como los de las elecciones presidenciales. Pero el ganador se decant¨® al minuto de cerrar los colegios electorales. Hillary Clinton obtuvo el 55% de los votos frente al 43% para su adversario Lazio, un triunfo que los republicanos tardaron en reconocer y que de un plumazo legitimaba la tan cuestionada candidatura de la primera dama. En total los candidatos se habr¨¢n gastado un r¨¦cord de m¨¢s de 60 millones de d¨®lares en sus campa?as (casi 12.000 millones de pesetas)."Hoy hemos votado como dem¨®cratas y republicanos. Ma?ana empezamos de nuevo como neoyorquinos", dijo la nueva senadora ante los cientos de simpatizantes que se hab¨ªan congregado el martes por la noche en un c¨¦ntrico hotel de Manhattan, en el poco espacio que les dejaron las m¨¢s de 50 c¨¢maras de televisi¨®n hacinadas en la sala del baile. En un gesto muy criticado, Hillary empez¨® a hablar cuando Lazio, en otro hotel cercano, todav¨ªa no hab¨ªa terminado su discurso de derrota.
En el estrado, junto a su mujer y su hija, Chelsea, relegado al papel de segund¨®n, Bill Clinton se secaba las l¨¢grimas de alegr¨ªa. Durante todo el acto, Hillary apenas esboz¨® un gesto de cari?o hacia el presidente. ?sta ha sido laV de la victoria y de la venganza. Tras haber agradecido nominalmente durante casi diez minutos al equipo dem¨®crata de Nueva York su victoria, la primera dama mencion¨® de pasada a su familia "su madre, su hermano, su marido y su hija". En dos segundos liquid¨® los esfuerzos que Clinton despleg¨® en las ¨²ltimas semanas haciendo campa?a a su favor. "Soy el ¨²nico presidente de la historia con una mujer en el Senado y me gusta", coment¨® luego Clinton.
"?ste es un esfuerzo que empez¨® una bonita ma?ana de julio y que termina ahora despu¨¦s de 16 meses de campa?a, 62 condados, 3 debates y 6 trajes pantal¨®n negros", ironiz¨® Hillary. Nadie podr¨¢ discutirle que se ha ganado las elecciones a pulso. En verano de 1999, cuando empez¨® a recorrerse Nueva York, un Estado donde nunca hab¨ªa vivido, pocos apostaban por su candidatura, incluso despu¨¦s de recibir el respaldo del senador saliente, Patrick Moynihan, que se jubilaba tras 24 a?os en el esca?o.
Hillary empez¨® como la candidata cunera, la primera dama de una Casa Blanca todav¨ªa marcada por el esc¨¢ndalo Lewinsky o, como la segu¨ªa llamando ayer el diario The New York Times al celebrar su victoria "una amateur ambiciosa". Los sondeos pronosticaban un 40% de animosidad irreductible entre los neoyorquinos. Pero la candidata se pate¨® incansable todos los rincones del Estado, muy especialmente el ¨¢era rural del norte, en una campa?a que muchos compararon con la de Robert Kennedy, el hermano del difunto presidente, que un a?o despu¨¦s de esa muerte, en 1964, se gan¨® el esca?o de Nueva York en similares circunstancias.
El voto tradicionalmente dem¨®crata ciment¨® la victoria de la nueva senadora. Las minor¨ªas negras y latinas votaron masivamente, entre el 85% y el 90%, a favor de Hillary. Las mujeres, que en un principio no acogieron muy positivamente a la mujer de Bill reproch¨¢ndole el apoyo incondicional que brind¨® a su marido durante el esc¨¢ndalo Lewinsky, votaron en un 60% por la candidata. El voto jud¨ªo tambi¨¦n se decant¨® por ella, un 54%, un porcentaje menor del esperado, sin duda influenciado por el agrio debate sobre contribuciones a la campa?a dem¨®crata de asociaciones ¨¢rabe-norteamericanas.
?Y Lazio? El joven congresista por Long Island que retom¨® la antorcha republicana tras la inesperada dimisi¨®n, el pasado mayo, del que iba a ser el candidato estrella, el popular alcalde Rudolph Giuliani, no pudo con tanta presi¨®n. "Hicimos lo que pudimos, no s¨®lo ten¨ªamos que luchar contra Hillary Clinton sino tambi¨¦n contra la Casa Blanca y el presidente de Estados Unidos", dijo uno de los organizadores de su campa?a. Lazio adem¨¢s perdi¨® su esca?o de congresista, que llevaba ocupando desde hace ocho a?os, a favor de un dem¨®crata.
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