La gran promesa dem¨®crata
Hillary Clinton decidi¨® en 1999 abandonar la sombra de su marido y potenciar su carrera
A pesar de que Hillary Clinton asegura que no se presentar¨¢ a las pr¨®ximas elecciones presidenciales, cuatro a?os es mucho tiempo para la agitada vida pol¨ªtica estadounidense. Algo que deber¨¢ tener en cuenta su marido cuando abandone Washington definitivamente el pr¨®ximo 20 de enero.Hillary Rodham Clinton lleg¨® con pie firme a la Casa Blanca como esposa de Bill y consejera del presidente; poco antes del esc¨¢ndalo Lewinsky ya se hab¨ªa quedado en Hillary Clinton, una primera dama tradicional con labores sociales y conjuntos pastel; en este a?o y medio ha sido simplemente Hillary, la incansable candidata dem¨®crata, sonriente, impopular, pero tremendamente eficaz. En estos 8 a?os, la nueva senadora por Nueva York ha ido despoj¨¢ndose de sus apellidos para encontrarse a s¨ª misma, a sus votantes y de paso hacer historia. Ha sido una larga y dif¨ªcil carrera de obst¨¢culos.
Cuentan que una fr¨ªa tarde de febrero de 1999, el d¨ªa en que finalmente cay¨® derrotado en el Congreso el impeachment contra su marido, Hillary empez¨® en pensar en su futuro. Despu¨¦s de casi 30 a?os de uni¨®n pol¨ªtica y sentimental, acababa de salvarle el pellejo a Bill por ¨²ltima vez, aguantando la humillaci¨®n internacional del culebr¨®n de la becaria. Ya lo hab¨ªa hecho en 1992 durante el esc¨¢ndalo Jennifer Flowers, que casi acaba con la campa?a del entonces gobernador de Arkansas. Ya no lo har¨ªa m¨¢s. La carrera del presidente hab¨ªa terminado, deb¨ªa pensar en la suya.
Unos meses antes de aquella tarde en Washington, un representante neoyorquino hab¨ªa dejado caer lo que entonces parec¨ªa una idea insensata. ?Y por qu¨¦ no sustituir al senador Patrick Moynihan, a punto de jubilarse? El momento parec¨ªa bueno. El esc¨¢ndalo Lewinsky hab¨ªa hecho de Hillary una m¨¢rtir abnegada que hac¨ªa estallar los bar¨®metros de popularidad. Era ahora o nunca.
Hillary sali¨® de la sombra de Bill y por primera vez tuvo que empezar a hablar en primera persona. "Siempre he tenido que respaldar las opiniones de otra persona. La transici¨®n entre siempre estar hablando de nosotros a yo ha sido dif¨ªcil psicol¨®gicamente y emocionalmente", reconoci¨® a la revista Talk el pasado verano.
Hillary Diane Rodham naci¨® el 26 de octubre de 1947 en un barrio de clase media de Chicago, en una familia republicana y metodista. Su padre, Hugh Rodham, ten¨ªa una peque?a empresa textil; su madre, Dorothy, que tuvo otros dos ni?os, era ama de casa. Sus notas y sus ambiciones pol¨ªticas la llevaron a la Escuela de Derecho de Yale. All¨ª conoci¨® a Bill con quien se cas¨® en 1975. Hillary empez¨® entonces a anteponer la carrera de Clinton a la suya.
Dej¨® pasmados a sus amigos y profesores cuando decidi¨® abandonar Washington, donde hab¨ªa participado en la comisi¨®n de impeachment contra Richard Nixon, para instalarse con su marido en Fayetteville y empezar desde el pobre y remoto Estado de Arkansas la larga carrera hacia la presidencia. De 1978 hasta 1992 compagin¨® sus deberes de esposa de gobernador con los de abogado en el bufete Rose y lleg¨® a figurar entre los 100 letrados m¨¢s influyentes del pa¨ªs. Tuvo incluso tiempo de tener a su hija Chelsea en 1980.
La llegada a la Casa Blanca fue estrepitosa. Despu¨¦s de la maternal Barbara Bush, los norteamericanos no acababan de acostumbrarse a una primera dama que, sin haber sido elegida, parec¨ªa llevar la voz cantante en el Despacho Oval. El fracaso de su plan de salud en 1994, un documento de 1.634 p¨¢ginas, la releg¨® a un papel m¨¢s tradicional. Hillary pas¨® a coordinar la decoraci¨®n de Navidad y cambiar de peinado con las estaciones. Aunque no abandon¨® del todo la pol¨ªtica. En 1996 su libro sobre educaci¨®n, It takes a village, se convirti¨® en un best-seller.
Aquellos fueron a?os marcados por constantes esc¨¢ndalos. Hillary se vio salpicada por el suicidio de uno de sus antiguos colaboradores, Vincent Foster; se convirti¨® en la ¨²nica primera dama en declarar ante un gran jurado por especulaci¨®n de terrenos de Whitewater; en las elecciones de 1996 se la acus¨® de manipular los archivos del FBI de los rivales de su marido.
Pero al final habr¨¢ podido con todos. Habr¨¢ hecho incluso m¨¢s que Eleanor Roosevelt, la primera dama que en 1945 rechaz¨® las propuestas de los colaboradores de su difunto marido, para emprender una carrera pol¨ªtica... como senadora por Nueva York.
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