Iniciativas
La primera vez que escuch¨¦ el argumento de que el Parlamento andaluz no elegir¨ªa al director general de la RTVA mientras el PP no dejara hacer lo propio con el de RTVE no le di mucha importancia, aunque el argumento contradec¨ªa el programa federal del PSOE. Aquello ocurr¨ªa en campa?a electoral, un tiempo que m¨¢s que al debate y a la reflexi¨®n invita al comportamiento carnavalesco y que sirve de eximente a cualquier chanza o excentricidad. La segunda vez tambi¨¦n ten¨ªa algo de excepcional: el Gobierno andaluz trataba de hacer digerir el indigerible nombramiento de su portavoz como director general de la RTVA. Pero a la tercera comienzo ya a pensar que la cosa no va en broma, sino que es pura doctrina.La Junta nos anuncia un Consejo Audiovisual andaluz "independiente", pero sin poderes y con un presidente nombrado por el Gobierno: una caricatura que se apropia del nombre y desinfla los contenidos del prestigioso modelo inventado por los socialistas franceses a comienzos de los ochenta para profundizar en la democratizaci¨®n de la sociedad.
Poco tengo que a?adir a las cr¨ªticas un¨¢nimes de los expertos -aunque estoy seguro de que no faltar¨¢ un "experto independiente" dispuesto a romper la unanimidad y a presidir el Consejo a cambio de un buen sueldo, despacho y ch¨®fer- pero hay algunos aspectos anexos al asunto que merece la pena comentar.
Por un lado no deja de ser preocupante que algo que sirve para profundizar en la democratizaci¨®n de la sociedad sea encarado con un razonamiento que m¨¢s bien parece corresponderse con la l¨®gica militar y los procesos de desarme -yo no democratizo mi televisi¨®n hasta que no democratices t¨² la tuya-, como si, m¨¢s que un valor en s¨ª, la democracia fuera un arma, un objeto que, seg¨²n lo utilice uno u otro, puede dar poder o debilitar al adversario. Inquieta esta l¨®gica que manifestar¨ªa escasa convicci¨®n democr¨¢tica.
Tampoco se entienden las prisas con la que se crea el Consejo Audiovisual andaluz: por decreto y de manera provisional, como si se pretendiera s¨®lo cumplir con el enunciado -y no con el contenido- del programa electoral. Pero, sobre todo, no se entiende por qu¨¦ una ley andaluza ha de esperar a una ley estatal. La ¨²nica explicaci¨®n que se me ocurre es hist¨®rica. La mayor parte de la historia de la comunidad andaluza ha coincidido con gobiernos socialistas en la Moncloa. Aqu¨ª nos ahorr¨¢bamos la tarea de hacer algunas leyes porque d¨¢bamos por buenas las que hac¨ªan en Madrid. Madrid -todo sea dicho- no s¨®lo nos daba leyes, sino hasta quitaba y pon¨ªa a los l¨ªderes socialistas andaluces. Quiz¨¢ quede ese reflejo y por eso la Junta est¨¦ esperando una normativa estatal sobre el audiovisual, en vez de avanzar la suya, como han hecho otras comunidades.
Curiosamente, en cambio, el PSOE federal s¨ª tiene un modelo muy claro al respecto, recogido en el ¨²ltimo programa electoral. Es un modelo avanzado que va mucho m¨¢s all¨¢ de los t¨ªmidos intentos hechos en Catalu?a, Galicia y Madrid. Siendo as¨ª, no se explica por qu¨¦ el Gobierno andaluz, en vez de encastillarse en posiciones conservadoras, no muestra por la v¨ªa de los hechos el valor de las f¨®rmulas de la izquierda europea.
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