Salto a la locura
El mito del bailar¨ªn nacido en Kiev y bautizado en Varsovia Vaslav Nijinski no ces¨® de crecer aun despu¨¦s de su temprana retirada de los escenarios y de la vida p¨²blica, cuando los m¨¦dicos le diagnosticaron que estaba loco. Vaslav fue un chiquillo seco, introvertido, con pocos amigos, de una rara y felina belleza cauc¨¢sica (as¨ª le dibujaron Bakst, Maillol, Rodin y Cocteau) y muchas dotes para el baile. Sus padres le colocaron, junto a su hermana Bronislava, en la Escuela Imperial de San Petersburgo, y all¨ª, el pedagogo Nicolas Legat supo explotar sus condiciones para el salto y el efecto de quedar suspendido en el aire (lo que la nomenclatura ballet¨ªstica llama ballon), el giro m¨²ltiple y otros pasos de bravura que han sido el sello de todos los bailarines rusos hasta hoy, en cierto sentido continuadores directos de Nijinski, como Soloviev, Nureyev, Bar¨ªshnikov, Malahjov.Nijinski, como todo genio incomprendido en su tiempo, ha dejado sobre todo un mont¨®n de preguntas alrededor de su persona y de sus maneras de expresi¨®n art¨ªstica: el baile, la coreograf¨ªa, la notaci¨®n core¨®logica, el dibujo y la poes¨ªa. Tambi¨¦n escribi¨® unos diarios que fueron reordenados y expurgados por su viuda, R¨®mola Nijinski, antes de ser publicados. R¨®mola se empe?¨® obsesivamente en su biograf¨ªa del artista en desmentir su homosexualidad y en culpar a Sergu¨¦i de Diaghilev, director de los Ballets Russes, de todos sus males, desgracias y aciago destino. Lo cierto es que Diaghilev le am¨® y le descubri¨® al mundo occidental. Como en toda pasi¨®n, tambi¨¦n hubo all¨ª su zona oscura.
En los ¨²ltimos a?os se han publicado varios libros sobre Nijinski, am¨¦n de la hasta hoy biograf¨ªa definitiva de Richard Buckle. El m¨¢s interesante es Vaslav Nijinsky: a leap into madness, de Peter F. Ostwald, de car¨¢cter m¨¢s cient¨ªfico que ballet¨®mano, que pretende desentra?ar el peregrinar y destino del Nijinski enfermo y donde se cuenta, entre otras perlas, c¨®mo un m¨¦dico suizo experiment¨® en ¨¦l el shock a base de insulina y c¨®mo R¨®mola lo aisl¨® del mundo exterior. Si estaba loco, tambi¨¦n estuvo solo. R¨®mola afirm¨® en un ep¨ªlogo de 1933: "Los m¨¢s grandes especialistas de Europa y de Am¨¦rica fueron consultados. Todos coinciden en que se trata de un caso de esquizofrenia. Los profesores Bleuler, Wagner, Jauregg, Kreplin, Ferenczy, Freud, Jung, fueron consultados". En sus escritos, Nijinski se calific¨® a s¨ª mismo de dios, y en cierto sentido lo era. Estaba predestinado a la adoraci¨®n. Hace 25 a?os la especialista norteamericana, calificable de verdadera arque¨®loga de la danza, Mellicent Hobson, ha dedicado todas sus fuerzas a reconstruir los ballets de Nijisnki. Lo ha hecho con dos piezas claves: La consagraci¨®n de la primavera y Till Eulenspiegel. Obras modernas, rupturistas, dif¨ªciles de clasificar, desconcertantes.
Nijinski muri¨® en Londres el 8 de abril de 1950. Su admirador Serge Lifar traslad¨® su cuerpo al parisino cementerio de Montmartre tres a?os despu¨¦s, y all¨ª descansa de cualquier tormento bajo una discreta l¨¢pida cercana a la de Emma Livry, a la de Theophile Gaultier, a la de Gaetano Vestris, a la del propio Lifar.
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