Un pa¨ªs sin mozos
El pasado mi¨¦rcoles, 90.625 j¨®venes protagonizaron el ¨²ltimo sorteo de la historia del servicio militar de Espa?a. Pero apenas una quinta parte de los quintos se vestir¨¢ de soldado. El resto se librar¨¢ por pr¨®rrogas y por objeci¨®n de conciencia.
Para el a?o que viene
La madre de Antonio Mu?oz, El Gatuna, no deja de lamentarse desde el d¨ªa en que su hijo decidi¨® que quer¨ªa ir a la mili. De los 15 mozos de El Toboso que sortearon el pasado d¨ªa 8 para el ¨²ltimo servicio militar obligatorio, ¨¦l es uno de los dos del pueblo que van. Si hablamos de hacer carrera en el Ej¨¦rcito, Antonio es el ¨²nico. Su experiencia militar ser¨¢ "una oportunidad para estudiar algo, aprender cosas nuevas, quiz¨¢ una profesi¨®n". Son razones suficientes para llevarle la contraria a la due?a del bar donde trabaja, que est¨¢ encantada con ¨¦l; a su padre, que lo quiere "ayudando en casa", y a su madre, Chon, que se ha llevado "un disgusto enorme, porque es hijo ¨²nico y no ha acabado los estudios".De todas formas, no estar¨¢ lejos de casa: le ha tocado en la Regi¨®n Centro en el reemplazo de enero. Despu¨¦s de la instrucci¨®n, seguramente har¨¢ el servicio en Toledo. En octubre habr¨¢ terminado su mili. En realidad, ha tenido suerte. Se va por los pelos.
Objetar para quedarse
Cuando El Gatuna ten¨ªa 13 a?os, a¨²n no se hab¨ªa encontrado en casa de su t¨ªo la cinta de marchas militares de la que le viene su afici¨®n al Ej¨¦rcito. Era 1995, y en Madrid el actual director de la Guardia Civil, entonces responsable de Defensa del PP, Santiago L¨®pez Valdivielso, enviaba un informe al presidente de su partido, Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, en el que le propon¨ªa incluir en el programa de las inminentes elecciones generales la supresi¨®n del servicio militar obligatorio. Aznar evalu¨® el alcance de esta promesa con sus m¨¢s cercanos colaboradores. Tras sopesar la importancia del electorado juvenil, de una parte, y la responsabilidad de una m¨¢s que probable asunci¨®n de las tareas de Gobierno, de otra, opt¨® por descafeinar la propuesta de su experto en Defensa: no acabar¨ªa con la mili, pero la acortar¨ªa de nueve a seis meses y pagar¨ªa 30.000 pesetas mensuales a los reclutas forzosos.
Salidas tras la mili
S¨®lo cuatro meses despu¨¦s, en abril de 1996, el PP firmaba con Converg¨¨ncia i Uni¨® (CiU) el pacto que posibilitar¨ªa la investidura de Aznar. En dicho documento se acordaba la "supresi¨®n del servicio militar obligatorio" y se le pon¨ªa fecha: "El plazo de la consecuci¨®n de este modelo profesional [de Fuerzas Armadas] ser¨¢ el del a?o 2001, siempre y cuando lo permitan las necesidades presupuestarias y las exigencias de la defensa".Lo justo para que Antonio El Gatuna cumpla el servicio militar, aunque s¨®lo sea "por incordiar" a los que le dicen que no vaya. Por supuesto que ha o¨ªdo un par de veces que "hace falta ser ignorante para ir a la mili hoy en d¨ªa", pero considera imprescindible recibir una disciplina "que queda para toda la vida". Adem¨¢s, dice que le ayudar¨¢ a "cambiar de aires". Dieciocho a?os en El Toboso, "con alguna escapada a Madrid a ver el f¨²tbol", le hacen a uno buscar la oportunidad para conocer gente de fuera y vivir algo distinto a los tres trabajos en los que se reparten sus compa?eros de quinta: bar, construcci¨®n o campo.
En la construcci¨®n emplea sus horas desde que dej¨® los estudios Mario Mart¨ªnez-Santos, el otro que va de los 15 mozos de El Toboso. Tambi¨¦n, en enero y a Toledo. De la mili espera "hacer amigos y conocer sitios". Dice que es una verg¨¹enza que s¨®lo vayan dos del pueblo al cuartel. "Los del resto de la comarca se van a pensar que aqu¨ª estamos amariconados. Deber¨ªamos ir todos los de la quinta".
Desde luego, si no ir a la mili es para avergonzarse, se entiende que se vaya del pueblo, porque de su quinta dos est¨¢n exentos por motivos m¨¦dicos, otros dos han pedido una pr¨®rroga de estudios que les deja fuera del servicio a la patria, y los otros nueve se har¨¢n objetores.
Son cifras que, vistas a escala nacional, con la perspectiva de estos cinco a?os de derrumbe de la mili, muestran c¨®mo los j¨®venes espa?oles se tomaron muy en serio la posibilidad que se abr¨ªa para evitar la disciplina del fusil. La objeci¨®n de conciencia, que por primera vez en diez a?os hab¨ªa experimentado una ligera reducci¨®n en 1995, entr¨® en una espiral de crecimiento que ya no se detendr¨ªa hasta dejar vac¨ªos los cuarteles. En la primera legislatura del PP, el n¨²mero de nuevos objetores pas¨® de 72.832 a 164.428 al a?o. Un espectacular aumento del 125%.
As¨ª las cosas, en realidad el servicio militar obligatorio no se termina, sino que se extingue. De los 90.625 j¨®venes sorteados el pasado mi¨¦rcoles, d¨ªa 8, s¨®lo una quinta parte, seg¨²n las previsiones m¨¢s optimistas, ingresar¨¢ en los cuarteles. En sus ¨²ltimos d¨ªas, la mili recuerda a los tiempos anteriores a su universalizaci¨®n, cuando s¨®lo uno de cada cinco varones en edad militar, los quintos, era alistado.
En un pueblo manchego de 2.000 habitantes, uno conoce a sus compa?eros de quinta en la escuela primaria. Seg¨²n se acerca a la mayor¨ªa de edad, se va dando cuenta de que alg¨²n d¨ªa, cuando sea su sorteo, le tocar¨¢ salir de juerga tres d¨ªas seguidos, volcar un par de contenedores, cabrear al cura y pintar todas las paredes que se pueda con un Vivan los quintos que ya se encargar¨¢n de borrar los del a?o que viene. As¨ª lo han visto celebrar durante generaciones, y as¨ª lo han hecho, por ¨²ltima vez, los chavales del ¨²ltimo sorteo. Saben que sus gamberradas son las ¨²ltimas, y por la denuncia que les ha puesto el Ayuntamiento, han dejado el pabell¨®n bien alto.
El a?o que viene, tras la mili, Antonio y Mario tendr¨¢n, igual que sus padres, anecdotario para toda su vida. Ser¨¢n los ¨²ltimos del pueblo que puedan contarlo. Pero hay para quien nueve meses fuera de su casa vestido de soldado y formando por las ma?anas son algo m¨¢s, son un sue?o roto. Jos¨¦ Luis quer¨ªa ir, "conocer mundo, dejar todo esto y no volver nunca". Esperaba la carta del Ministerio de Defensa como su oportunidad para cambiar de vida. Para dejar las 12 horas al d¨ªa que trabaja entre el campo y la gasolinera, en turno de ma?ana o tarde, seg¨²n las semanas. Como la mayor¨ªa de sus amigos dej¨® el instituto "porque no val¨ªa para estudiar".
Cumpli¨® los 18 y recibi¨® la carta. Dec¨ªa: "Ha sido usted declarado apto para el servicio militar". El sue?o dur¨® lo que va de la primavera a primeros de septiembre, cuando muri¨® su padre. Con un hermano de cinco meses y otro de 10 a?os, hace dos meses que Jos¨¦ Luis sabe que se quedar¨¢ en El Toboso para escuchar las vivencias de sus colegas. Ahora, adem¨¢s, le queda intentar apa?arlo con la alcaldesa para no hacer la prestaci¨®n.
Porque aqu¨ª la alternativa a la mili es el Ayuntamiento. Es decir, hacer la prestaci¨®n social sustitutoria ayudando en las faenas municipales, donde ya desde principios de los a?os 90 "hay m¨¢s objetores que funcionarios". "Te pasas el d¨ªa haciendo fotocopias y cogiendo el tel¨¦fono. Es una p¨¦rdida de tiempo igual que la mili, pero por lo menos est¨¢s en el pueblo y puedes tener un trabajillo por las tardes o los fines de semana". Seg¨²n se van unos objetores entran otros, y "la gente del Ayuntamiento est¨¢ acostumbrada a tenernos aqu¨ª para lo que manden". Lo comenta Pedro Pablo, que est¨¢ haciendo este a?o el trabajo que les espera a los nueve objetores que aporta El Toboso.
La objeci¨®n de conciencia no es, necesariamente, la excusa para no hacer la mili. Es realmente la manera de quedarse en el pueblo. Para eso se han declarado objetores sus compa?eros. Algo que, adem¨¢s, todas las madres de El Toboso desean para sus hijos, y para ellas mismas. Mar¨ªa Dolores Casta?eda no quer¨ªa para su Juanfran ni una cosa ni la otra, y asegura que se le pas¨® el plazo para la pr¨®rroga, que le habr¨ªa librado, por falta de informaci¨®n. "Con lo que te dicen en Defensa s¨®lo consiguen confundirte". Est¨¢ convencida de que "all¨ª no pintan nada, m¨¢s que perder el tiempo".En su discurso no parece contar con que el chico ve el quedarse en el pueblo como una maldici¨®n. Juanfran se levanta cada d¨ªa a las cinco y media de la ma?ana y se va a Madrid para trabajar como alba?il en un chal¨¦. No vuelve nunca antes de las nueve de la noche. Con 18 a?os no tiene un minuto para hacer nada m¨¢s, por eso piensa que "si te quedas aqu¨ª te quedas para siempre. Entre una cosa y otra al final no te vas nunca". Est¨¢ por ver si no da marcha atr¨¢s y se va a estudiar algo al Ej¨¦rcito, "porque mira, yo todos los que conozco que han ido se lo han pasado muy bien".
Sin embargo, su padre empieza con un "aquello era jodido" sus recuerdos de catorce meses de botas y fusil en su memoria. "En Vic¨¢lvaro, en el 71, tocando el tambor en la banda". Manuel Antonio Fuentes tambi¨¦n recuerda que hab¨ªa quien trabajaba en el campo y no conoc¨ªa m¨¢s all¨¢ de los l¨ªmites del pueblo, y "para ¨¦sos era una liberaci¨®n". Pero el que era "un poco tontito las pasaba putas, te daban dos hostias por menos de nada". ?l atribuye esa marca de la casa a que sus mandos ten¨ªan el alma podrida por la guerra, y por los rencores y el dolor que vino despu¨¦s. "Hoy tienen jefes que a lo mejor no han pegado un tiro en su vida, que han ascendido en la democracia. Gente con estudios. Eso se tiene que notar". Aquellos mandos eran la generaci¨®n y el car¨¢cter de su propio padre. Estuvo dos a?os en la guerra civil. Tras la victoria volvi¨® a su campo y a su casa, pero al poco lo llamaron para el servicio militar. Tres a?os m¨¢s.
La queja m¨¢s habitual de los padres de estos quintos es que "la mili del ni?o cuesta dinero". Una queja directamente relacionada con la pol¨ªtica que ha congelado la paga de los reclutas en las 1.500 pesetas mensuales de hace cinco a?os, mientras se dedicaba el grueso de los recursos a captar profesionales. El dinero es la verdadera raz¨®n de que muchos padres le quiten a sus hijos de la cabeza la idea de ir a la mili. Han visto de cerca c¨®mo, durante el servicio, los chavales se gastan un dineral entre que salen de juerga, los permisos y los caprichos. "Son unas vacaciones pagadas". Porque ahora est¨¢n acostumbrados a otra cosa. Se hacen con las riendas de su vida mucho antes y no bajan el ritmo por irse a la mili. "?stos son mucho m¨¢s espabilados que nosotros".
Y lo dice otro Antonio Mu?oz, el padre de El Gatuna, que, al contrario que el chaval, no ten¨ªa ninguna gana de vestirse de verde, pero se fue en el a?o 65, a pasarse catorce meses en Alcal¨¢ de Henares en la cantina del cuartel. Al ser uno de los pocos de su quinta que ten¨ªa carn¨¦, entr¨® de conductor, que no estaba mal, pero pronto le recomendaron que se buscara un chollo en la cocina, que se viv¨ªa mucho mejor. "Por lo menos se com¨ªa bien, y en cuesti¨®n de obligaciones ¨¦ramos unos privilegiados". Sin embargo, a¨²n hoy, afirma que si le llegan a dar a elegir "no habr¨ªa ido en la vida". Empez¨® a trabajar en bares muy joven y la mili le oblig¨® a salir del pueblo en un buen momento. Pero reconoce que para mucha gente irse de su casa era la ¨²nica manera de conocer mundo. "En mi quinta hab¨ªa chavales que no hab¨ªan salido nunca de El Toboso, no hab¨ªan ido ni a Toledo".
Pero Alcal¨¢ no es nada si el abuelo, Rufino, se arranca con sus recuerdos del S¨¢hara. Desde sus 88 a?os, dice que "la mili de hoy en d¨ªa ni es mili ni nada", y suena como una sentencia. Aviones de tela, monomotores, "moros" mec¨¢nicos y los tres duros por asistente de vuelo que le daban de paga se amontonan en su discurso. Al rev¨¦s que el otro octogenario, primero mili y despu¨¦s guerra. Toda la guerra. Defendiendo la Rep¨²blica. Hace 61 a?os que no empu?a un fusil, y a¨²n se le hincha el pecho diciendo que "ser espa?ol es hacer la mili, cumplir con las obligaciones y defender la bandera". Nunca estudi¨®, trabaj¨® desde los seis a?os en el campo. Por eso sabe que va a ser dif¨ªcil hacer una tropa profesional, sencillamente porque "los ej¨¦rcitos se forman con hambre".
Vieja sabidur¨ªa para explicar por qu¨¦ no acaban de cubrirse las plazas para profesionales. No es casual que las comunidades aut¨®nomas que aportan m¨¢s soldados sean las de menor renta per c¨¢pita, es decir, Andaluc¨ªa, Extremadura, las dos Castillas y Canarias. Incluso para quienes no tienen empleo, las 99.239 pesetas brutas al mes que gana un soldado profesional en su primer a?o resultan escasamente atractivas. La mayor¨ªa de los puestos de trabajo con ese nivel retributivo empiezan a ser cubiertos en Espa?a por inmigrantes.Tras la mili, las salidas laborales que le esperan a un chaval como El Gatuna, el ¨²nico de El Toboso que se quiere hacer profesional, son varias. La primera, adquirir la condici¨®n de permanentes y seguir en filas hasta los 58 a?os. Para este tipo de contrato habr¨¢ que tener el t¨ªtulo de t¨¦cnico y al menos ocho a?os de servicio en los ej¨¦rcitos.
La segunda, ascender a suboficiales. Ya no se puede ser suboficial sin haber sido soldado profesional. Con el 100% de las plazas reservadas a la tropa, ¨¦sta se convierte en la ¨²nica v¨ªa posible de acceso. Pero para llegar a suboficial hay que tener el t¨ªtulo de bachiller o equivalente, tener menos de 33 a?os y llevar al menos tres de soldado profesional.
Fuera de las Fuerzas Armadas, el ingreso en la Guardia Civil es el verdadero objetivo de muchos soldados. Ingresar en el instituto armado desde el Ej¨¦rcito es m¨¢s f¨¢cil que hacerlo desde la calle, ya que ¨¦ste reserva al menos el 50% de sus plazas a los militares.
Finalmente, despu¨¦s de la mili y las salidas profesionales en el Ej¨¦rcito, el trabajo en compa?¨ªas privadas de seguridad aparece como la salida m¨¢s l¨®gica en el sector privado. Para ello se est¨¢ negociando homologar el t¨ªtulo de t¨¦cnico en Defensa, el de los soldados, como una rama de FP.
Mejorar sus retribuciones, con un suplemento de entre 10.000 y 15.000 pesetas mensuales y pluses espec¨ªficos en los destinos m¨¢s penosos; pagar una prima de reenganche a quienes renueven su compromiso; mejorar las condiciones de habitabilidad de los cuarteles y privatizar, contratando con empresas externas, todas aquellas tareas que no sean estrictamente operativas son algunas de las medidas que prepara Defensa para intentar convencer a los j¨®venes espa?oles de que vuelvan a los cuarteles. Ahora, voluntariamente.
El hijo de Aznar se libra
Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar Botella, de 22 a?os, hijo mayor del presidente del Gobierno, no har¨¢ la mili. El pasado verano obtuvo una pr¨®rroga de dos a?os. Aunque Jos¨¦ Mar¨ªa ya ha acabado sus estudios en un centro privado de administraci¨®n y direcci¨®n de empresas, las pr¨®rrogas de la mili se conceden a final del curso y no al principio. Basta presentar una matr¨ªcula que, en realidad, corresponde al a?o anterior.A los casi 900.000 j¨®venes con pr¨®rroga de la mili hay que sumar los que est¨¢n en la misma situaci¨®n respecto a la Prestaci¨®n Social Sustitutoria (PSS).
La bolsa de objetores en pr¨®rroga ha pasado de 108.851 el 31 de diciembre del a?o pasado a 150.231 el ¨²ltimo 30 de septiembre. Un incremento de casi el 50% en s¨®lo nueve meses.
Es previsible que una buena parte de los 90.625 reclutas sorteados el mi¨¦rcoles se acaben sumando a los anteriores.
Como en la mili, la ¨²ltima incorporaci¨®n a la PSS se producir¨¢ en marzo, para que haya tiempo a cumplir los nueve meses que dura antes del 31 de diciembre. Desde que un joven presenta su solicitud hasta que es reconocido por el Consejo Nacional de la Objeci¨®n de Conciencia transcurren unos 45 d¨ªas y un plazo similar se necesita para adjudicarle la plaza en la que debe cumplir la prestaci¨®n. Como los reclutas pueden declararse objetores hasta la v¨ªspera de su incorporaci¨®n a filas, quienes lo hagan a partir del 1 de enero quedar¨¢n fuera de plazo para hacer la PSS. Se trata de una v¨ªa de escape a las obligaciones militares que podr¨ªa adquirir dimensiones multitudinarias y dejar sin contenido el sorteo del 8 de noviembre.
Esta situaci¨®n es fruto de la forma en que se ha dise?ado la transici¨®n de un modelo a otro. Se ha preferido llamar a filas a los m¨¢s j¨®venes -casi la mitad de los sorteados el mi¨¦rcoles nacieron en 1982-, en vez de forzar a los miembros de generaciones anteriores a que cumplan una obligaci¨®n que aplazaron en su d¨ªa para no interrumpir los estudios.
110.000 profesionales
El Objetivo de Fuerza Conjunto actualmente vigente cifra en 102.500 el n¨²mero total de soldados y marineros profesionales a finales de 2001 y en 110.500 un a?o despu¨¦s. Recientemente, el ministro de Defensa, Federico Trillo, se marcaba como objetivo "unos 100.000" en enero de 2002, sin aclarar si los efectivos totales se congelar¨¢n en esta cifra o seguir¨¢n creciendo, algo improbable, pues en la realidad, y no en los planes, las Fuerzas Armadas s¨®lo cuentan con algo m¨¢s de 90.000 soldados, entre profesionales y forzosos, la cifra m¨¢s baja de su historia. Reconocer este hecho implicar¨ªa que, pese al esfuerzo realizado en los ¨²ltimos a?os, habr¨¢ que seguir cerrando cuarteles. Y replantear el mantenimiento de unidades cuya existencia responde a razones exclusivamente pol¨ªticas, como la Brigada de Infanter¨ªa Ligera V, en el Pa¨ªs Vasco, ¨²nica comunidad con regimientos en todas sus provincias.
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