?Qui¨¦n pasa el mocho? EMPAR MOLINER
Mis 50 mejores amigas juran que si ahora les hicieran soplar, dar¨ªan positivo en la prueba de feminismo. Desean la igualdad y la justicia para las mujeres (y para todos los colectivos de pringados de la tierra, por supuesto). Mis amigas han vivido medio a?o en la zona turca del Kurdist¨¢n y saben lo que es el machismo. En serio, la que les habla estaba all¨ª y lo vio.Y si lo juran es para que quede claro y puedan decir a continuaci¨®n que est¨¢n mosca. Se han enterado de que el parlamento de la Uni¨®n Europea, para fomentar la igualdad entre sexos, recomienda la asignatura de "tareas del hogar" en los institutos de secundaria.
Ellas sostienen que un chaval que ha aprendido ¨¦l solo a programar el v¨ªdeo no necesita clases para programar la lavadora. Las insensatas repiten una y otra vez que para conseguir humanos no sexistas la lectura es m¨¢s efectiva que la costura. Y la tele. Y el cine.
Como la que les escribe no tiene estudios ni personalidad, hoy mismo ha ido a hablar con los profesores del Instituto de Secundaria Pablo R. Picasso, en Ciutat Meridiana. Ha escogido el instituto de un barrio pobre porque en un barrio acomodado el problema del reparto de tareas caseras entre mujeres y hombres no existe. Si tienes dinero, casi siempre pagas para que el trabajo abyecto (fregar, limpiar el lavabo...) lo haga otra persona. Que por cierto suele ser una mujer.
Tenemos un amigo que emigr¨® a M¨¦xico a buscar fortuna. Mont¨® una empresa de mochos (en M¨¦xico, los mochos no exisit¨ªan), pero se arruin¨®. ?Y saben por qu¨¦? Porque nadie los compraba. Una criada siempre sal¨ªa m¨¢s barata.
A mis amigas les gustar¨ªa mucho saber si los pol¨ªticos y pol¨ªticas que proponen esta asignatura limpian ellos mismos sus casas. Suponen que la mayor¨ªa tiene una empleada de hogar, y les parece estupendo. Lo que no les parecer¨ªa nada estupendo es que estos pol¨ªticos y pol¨ªticas (tan pelotas con la causa femenina) tuvieran a sus se?oras de la limpieza sin contrato ni seguro. Si t¨², pol¨ªtico o pol¨ªtica que nos lees, tienes una empleada sin contrato, no vuelvas a quejarte jam¨¢s de la explotaci¨®n de las mujeres. ?Que te calles!
He llegado al Pablo R. Picasso a la hora del patio y el director, esperanzado, me ha preguntado si era la sustituta que estaban esperando. Al saber que no, ha suspirado y me ha presentado a sus compa?eras.
Una de las profesoras (que no "maestras") cree que ser¨ªa m¨¢s urgente dar clases de civismo. Las dem¨¢s est¨¢n de acuerdo y, para que se entienda, han puesto un ejemplo. Es m¨¢s importante llevar a los alumnos en metro y decirles: "?Os dais cuenta de que nadie grita, nadie escupe y nadie salta?".
"Bueno, pero son dos problemas distintos", he replicado yo,muy en mi papel.
"Es que en la escuela tendr¨ªamos que ense?ar conocimientos, no educaci¨®n", segu¨ªan ellas. "La educaci¨®n es tarea de los padres. Hay que educar a los padres". "Porque de lo contrario", ha a?adido otra, "algunas ni?as fregar¨¢n los platos en casa y en clase". "Si tenemos que hacerlo lo haremos", ha dicho el director, fatalista. "Pero a esta edad ya es dif¨ªcil arreglarlo. Y por cierto, la ropa de planchar, ?ser¨ªa de ellos o ser¨ªa material escolar?".
Al volver, he llamado al servicio de prensa del Ayuntamiento de Barcelona y amablemente me han permitido hablar con la concejal de Educaci¨®n, la se?ora Marina Subirats. Le he contado las dudas de mis 50 mejores amigas y ella me ha explicado que el a?o que viene intentar¨¢ poner en pr¨¢ctica la recomendaci¨®n europea en algunos centros de la ciudad. En Europa ya se hace, y en Catalu?a se ha probado con ¨¦xito. Dice que hay hombres que a la hora de hacer estas tareas se escaquean con la excusa de que no saben.
Por supuesto que no lo dudo, aunque nuestros 50 novios (que pecan de progres) no sean as¨ª. Adem¨¢s, a?ade, estas clases de cocina, por ejemplo, se podr¨ªan relacionar f¨¢cilmente con materias como qu¨ªmica. Y en esto tiene raz¨®n, sobre todo -perm¨ªtanme la broma- despu¨¦s de la aparici¨®n de brotes de E-coli en los bistecs poco hechos.
As¨ª que, mientras ustedes deciden si se unen a los pa¨ªses m¨¢s modernos de Europa o a nuestro club de resentidas esc¨¦pticas, aprovechamos para proponer una campa?a municipal complementaria a las clases de plancha. No es ning¨²n sabotaje. Se podr¨ªa llamar Fem via y consistir¨ªa en multar salvajemente a los que no tengan asegurada a la se?ora que les limpia la casa. La ley ser¨ªa particularmente implacable con los que ostentan un cargo p¨²blico, hablan por la radio o presiden una ONG.
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