Isabel II escandaliza a los ecologistas
Pol¨¦mica por una imagen de la reina de Inglaterra estrangulando a un fais¨¢n moribundo en una cacer¨ªa
La temporada de caza acaba de inaugurarse en el Reino Unido y las escopetas apuntan alto. El objetivo esta vez no son tanto las aves o el zorro sino la soberana brit¨¢nica. La reina Isabel ha enfurecido a los amantes de los animales y asociaciones en contra de los deportes sangrientos caza en la primera batida del oto?o que organiz¨® el s¨¢bado en los terrenos mon¨¢rquicos de Sandringham, al este del pa¨ªs. ?Qu¨¦ hizo la primera dama del Reino, una mujer muy apreciada por sus s¨²bditos, para colocarse en el centro de un hurac¨¢n de cr¨ªticas?. Degoll¨® un fais¨¢n con sus propias manos, como capta la fotograf¨ªa de Alban Donohue, un profesional free lance de la c¨¢mara.Al parecer, Isabel II no vacil¨® en cometer una acci¨®n que los protectores de los animales denunciaron ayer de "horrible, cruel y miserable". La reina, por lo general, no caza con escopeta pero, como en muchas otras ocasiones, se sum¨® el s¨¢bado a un grupo de cazadores de la zona. El Duque de Edimburgo, diestro en el deporte, descataba entre ellos. "Era un grupo reducido, granjeros locales que acompa?aron el s¨¢bado a la reina y al duque. Tom¨¦ las fotograf¨ªas desde un terreno p¨²blico", confirm¨® ayer Donohue.
En un momento de la cacer¨ªa, un perro labrador se acerc¨® a su due?a. Cargaba entre los dientes un fais¨¢n herido por un tiro que no lleg¨® a matarlo. Como parece entreverse en la fotograf¨ªa, la reina retir¨® la pieza de la boca del perro y en un simple movimiento torci¨® el cuello del ave. Sin solicitar ayuda, concluy¨® con sus manos la agon¨ªa del fais¨¢n. "Fue la forma m¨¢s efectiva y humana de despachar al ave herida", justific¨® ayer el palacio de Buckingham en un comunicado.
La justificaci¨®n de la soberana dej¨® fr¨ªos a los colectivos que hacen campa?a para erradicar del Reino Unido los deportes sangrientos. Tampoco despej¨® la furia de los grupos en defensa de los animales, que levantan una vez m¨¢s su obstinada voz contra un acto que consideran cruel. "Es un incidente horroroso", dijo ayer el portavoz de la Asociaci¨®n de los Saboteadores de la Caza. "Hay que cuestionar el juicio moral de la Reina cuando le vemos divertirse matando criaturas inocentes", critic¨® la Liga contra los Deportes Crueles en declaraciones recogidas por el Sunday Mirror, el dominical que public¨® ayer las controvertidas fotograf¨ªas. "La familia real est¨¢ en una posici¨®n de privilegio incre¨ªble y es tr¨¢gico que no encuentre mejor cosa que hacer que matar faisanes", denunci¨® por su parte Penny Little, del colectivo Proteger Nuestros Animales Salvajes.
Pocos entran en el debate sobre el m¨¦todo empleado por la Reina para rematar al fais¨¢n. El ave agonizaba y es posible que su decidido gesto acortara la agon¨ªa. Retorciendo el cuello de la pieza no hizo m¨¢s que concluir un trabajo mal ejecutado en primera instancia. Las cr¨ªticas apuntan en cambio a la mera presencia de la jefa del Estado en la batida. "La reina no deber¨ªa formar parte de algo que mucha gente considera absolutamente repugnante", declar¨® Little al dominical brit¨¢nico. "Demuestra que est¨¢ desconectada con la opini¨®n p¨²blica", denunci¨® ayer el portavoz de la Liga contra los Deportes Crueles.
Descargando su furia contra la soberana, el colectivo anti-caza tiene la partida perdida. Los Windsor practican este deporte desde a?os inmemorables e inculcan el vicio de la escopeta en las nuevas generaciones. El duque de Edimburgo se uni¨® el s¨¢bado a la primera batida de la temporada organizada por la reina. Su primog¨¦nito, el pr¨ªncipe Carlos sale de caza a pesar de sus h¨¢bitos culinarios, aparentemente estrictamente vegetarianos. El a?o pasado invit¨® a ilustres cocineros europeos, Jose Mar¨ªa Arzac entre ellos, a degustar carne de buey brit¨¢nica para, poco despu¨¦s, disculparse de la mesa.
En la cuesti¨®n de caza, el heredero de la Corona ha dado se?ales claras de vivir al margen de la opini¨®n de una mayor¨ªa de sus s¨²bditos. Mientras el Parlamento debat¨ªa la prohibici¨®n de la caza del zorro y un fuerte contingente de personas apoyaba la moci¨®n con manifestaciones en pueblos y ciudades, el pr¨ªncipe de Gales convid¨® a su hijo a una cacer¨ªa. El joven Guillermo se dej¨® fotografiar cabalgando detr¨¢s de los perros que segu¨ªan la huella del zorro. Aparec¨ªa esbelto y concentrado en la faena y despreocupado de la imagen de rebeld¨ªa que proyectaba al p¨²blico. Fue, como la instant¨¢nea de la Reina degollando el fais¨¢n, un rotundo mensaje de que la casa Windsor quiere seguir practicando el deporte de la caza.
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