La crisis har¨¢ perder al nuevo presidente un a?o de trabajo
La crisis electoral no s¨®lo pone en cuesti¨®n la legitimidad del futuro presidente de EE UU, sino la efectividad de los primeros meses de su Gobierno. El periodo de transici¨®n entre el Gobierno de Bill Clinton y el de su sucesor ya ha perdido dos de sus 10 semanas. Muchas cosas est¨¢n paralizadas, desde el chequeo por el FBI del historial de los futuros cargos hasta el esbozo de las primeras ¨®rdenes ejecutivas, propuestas legislativas y proyecto de Presupuestos de la nueva Casa Blanca.El pueblo estadounidense sigue con paciencia la crisis, pero la clase pol¨ªtica y los altos funcionarios de Washington son conscientes de que el pr¨®ximo presidente est¨¢ perdiendo un tiempo precioso. El relevo en el cargo pol¨ªtico m¨¢s importante del planeta es complicado y tradicionalmente se efect¨²a en las diez semanas que median entre la jornada electoral y la toma de posesi¨®n, prevista para el 20 de enero. El presidente electo deber¨ªa estar haciendo ya un mont¨®n de cosas.
El nuevo Ejecutivo nombrar¨¢ unos 3.000 nuevos altos cargos, cuyos historiales deben ser rastreados minuciosamente por organismos policiales como el FBI. De ese paquete de cargos, 600 necesitan la confirmaci¨®n del Senado, en un proceso de negociaciones que dura meses y comienza en la transici¨®n.
Secretos de Estado
El pr¨®ximo presidente deber¨ªa estar ya facilitando al FBI la lista de sus altos cargos. Tambi¨¦n tendr¨ªa que estar recibiendo informes del FBI, la CIA y el Pent¨¢gono sobre secretos de Estado, sosteniendo sus primeras conversaciones con l¨ªderes internacionales y reuni¨¦ndose, como hizo Clinton en 1992, con Alan Greenspan, el presidente de la Reserva Federal. Si no fuera por el l¨ªo actual, su discurso de toma de posesi¨®n y sus primeras medidas ejecutivas y propuestas legislativas -incluido el proyecto de Presupuestos, que debe presentar al Congreso en febrero- estar¨ªan ya en fase de borrador.Al Gore y George Bush han dejado en suspenso las tareas de la transici¨®n. El retraso es menos oneroso para Gore, que finalmente est¨¢ en el poder, en su calidad de vicepresidente. Gore podr¨ªa comenzar a trabajar sobre la base del Gobierno de Clinton. Pero tras ocho a?os de presidencia dem¨®crata, Bush empezar¨ªa de cero.
Cuando Gore da se?ales de que est¨¢ dispuesto a prolongar la batalla de Florida hasta, como m¨ªnimo, el 12 de diciembre, fecha l¨ªmite para la designaci¨®n de los 25 compromisarios de ese Estado en el Colegio Electoral, al equipo de Bush se le abren las carnes. En Washington se cree que, aunque supere la crisis de legitimidad, el retraso en la transici¨®n le costar¨¢ al presidente un primer de a?o de escasa efectividad.
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