Lluch, ante todo un universitario
Ernest Lluch era el prototipo del universitario. De ah¨ª su trayectoria profesional y el enorme impulso que dio a la Universidad Internacional Men¨¦ndez Pelayo y, en general, al pensamiento. Y todo ello impregnado del seny catal¨¢n del que era prototipo, con un enorme sentido del humor en el que constitu¨ªa n¨²cleo esencial su militancia por el Bar?a.Conoc¨ª a Ernest Lluch en la d¨¦cada de los 80 desde mi condici¨®n de m¨¦dico, vocal nacional en el Consejo General de Colegios M¨¦dicos, presidido por un cirujano de alta alcurnia, presidente de la OMC llamado Ramiro Rivera. Fui testigo excepcional de una bronca curiosa. El motivo, la presentaci¨®n de un documento elaborado por m¨ª, que era el primer texto para la transformaci¨®n de los ambulatorios de la Seguridad Social en Centros de Salud. Aquella reuni¨®n con el reci¨¦n llegado ministro de Sanidad del PSOE, fue muy curiosa. El ministro hizo uso de paciencia y de enorme sentido del humor. El presidente de la OMC se mostr¨® agrio y tenso. Yo, en mi condici¨®n de m¨¦dico, en medio, de observador e instigador. Aquello me cost¨® el puesto. Rivera no pod¨ªa tolerar que a Lluch le hubiera gustado el proyecto para hacer Centros de Salud.
En la persona de Ernest Lluch se sumaban militancia socialista de la de los primeros tiempos, pragmatismo y civilizaci¨®n propios de la cultura catalana, experiencia del primer Gobierno presidido por Felipe Gonz¨¢lez y conocimiento de una pol¨ªtica social en materia de sanidad, que universaliz¨® el derecho a la asistencia sanitaria. Pero de todo ello me quedo con el universitario. Con ese esp¨ªritu indomable del que necesita ense?ar y aprender, debatir, escribir en las tribunas de los peri¨®dicos a riesgo de no gustar al lector, de incomodar a la c¨¢tedra, o de pronunciarse sobre cuestiones a las que ETA y el fascismo han declarado la guerra y les coloca el sello de enemigos del pueblo vasco.
El asesinato de Ernest Lluch es el asesinato contra esa Universidad que necesitamos. Libertaria, creativa, comprometida, inc¨®moda para el poder, critica con todo lo que pasa en el mundo, porque tiene la voluntad y el compromiso de cambiar ese mundo.
Ojal¨¢ que la muerte de Ernest Lluch, en la soledad del aparcamiento de su casa en esa Barcelona a la que siempre consideramos la capital espa?ola del sur de Europa, suponga una acicate para todos los universitarios, estudiantes y profesores. Ojal¨¢ suponga un compromiso de movilizaci¨®n contra el fascismo, de la misma ¨ªndole que el que se viv¨ªa en aquel campus universitario de Madrid en el que Raimon hizo su recital en la Facultad de Econ¨®micas, a pesar de la presencia de los grises, o de mi primera visi¨®n delante de Medicina, cuando vi a los ilustr¨ªsimos Tierno Galv¨¢n, Garc¨ªa Calvo y Aranguren en plena sentada, te?idos de anilina verde y posteriormente, detenidos por la polic¨ªa del r¨¦gimen, para ser expedientados y despose¨ªdos de sus c¨¢tedras en las que ense?aban libertad y dignidad.
Pablo A. Mosquera Mata es m¨¦dico y secretario general de Unidad Alavesa.
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