El Madrid se queja del poco dinero que obtendr¨¢ de la Intercontinental
Un viaje eterno e inc¨®modo ha puesto al Real Madrid de muy mal humor. Ni la posibilidad de lograr en Tokio su tercera Copa Intercontinental (d¨ªa 28, 11.00, TVE-1), la segunda en los ¨²ltimos tres a?os, le compensa. El club ha expresado su insatisfacci¨®n por el escaso dinero que, seg¨²n sus directivos, va a recibir por el partido frente al Boca Juniors. El Madrid cobrar¨¢ 200 millones de pesetas, de los que, de vencer, los jugadores se llevar¨ªan 100. Una cifra insuficiente, para sus dirigentes, a la vista de las que se manejan actualmente en el f¨²tbol.
El temido jet lag (desfase horario), contra el que combate a golpe de recomendaciones desde hace d¨ªas Alfonso del Corral, el jefe de los servicios m¨¦dicos, hizo mella en el Real Madrid. Despu¨¦s de un salto de nueve horas en el huso horario -ocho respecto a Espa?a, pero nueve en relaci¨®n con Leeds-, de un intento vano por dormir y de 22 horas de viaje, la conclusi¨®n general fue un¨¢nime: Tokio no es el mejor lugar para disputar un partido a estas alturas de la temporada.Quiz¨¢ el m¨¢s entero tras el desplazamiento fuese Florentino P¨¦rez, el presidente, para quien la Copa Intercontinental supone una nueva oportunidad -fall¨® en la Supercopa, ante el Galatasaray- de estrenarse en lo que a t¨ªtulos se refiere. Una pastilla para dormir y la indiscutible mayor confortabilidad de su asiento en el avi¨®n, con cama incorporada, le convirtieron en un privilegiado. As¨ª, alcanz¨® a dormir seis horas.
P¨¦rez sorte¨® como pudo los constantes intentos de los medios de comunicaci¨®n por ara?arle una frase. Su postura es la de huir de las declaraciones y ceder ese bal¨®n a Jorge Valdano, el director deportivo. Se protege con silencios, pero le traicionan los ojos, en los que a la m¨ªnima asoma el s¨ªmbolo del d¨®lar.
Desde ese pragmatismo, la directiva blanca no termina de ver ventajas reales en disputar este encuentro en Jap¨®n. Los 200 millones de pesetas que recibir¨¢ el Madrid por todos los conceptos le parecen muy pocos. Sobre todo, en lo que a los derechos televisivos se refiere: jugar un partido a las 11.00 en Europa, por aquello de las audiencias, se paga poco. Adem¨¢s, la mitad de esos ingresos se la llevar¨¢n los jugadores en caso de vencer.
Pero a los jugadores el dinero era ayer lo que menos les importaba. Lo que quer¨ªan era dormir, descansar, ponerse f¨ªsicamente al d¨ªa tras la tortura del viaje. "He dormido s¨®lo dos horas", se lamentaba Munitis. "Pues yo ni eso", rumiaba Helguera. "Me encuentro cansado", dec¨ªa Ra¨²l; "no s¨¦ si tanto como hace dos a?os, pero el viaje ha sido una paliza". "Estoy muy cansado", murmuraba Figo.
Pese a los consejos de Del Corral, el viaje dej¨® visibles secuelas. Seg¨²n la teor¨ªa del doctor, los cambios horarios van siempre acompa?ados de una disminuci¨®n pasajera del rendimiento deportivo. La readaptaci¨®n se consigue a raz¨®n de un d¨ªa por cada hora de cambio. En este caso, al Madrid las cuentas no le sal¨ªan: cinco d¨ªas hasta el partido por nueve horas de cambio. Para corregir el desfase, Del Corral recomend¨® una serie de pautas durante el vuelo : beber mucha agua o zumos, tomar fruta, evitar las peque?as siestas, estirar las piernas cada dos o tres horas y poner el reloj en la hora japonesa antes del despegue. La f¨®rmula, al menos respecto a los cambios de humor, no surti¨® efecto.
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