Las guerras de los antepasados
Aun rindiendo homenaje verbal a las lecciones conciliadoras del 35? Congreso Federal del PSOE, los socialistas de Madrid y del Pa¨ªs Vasco -las dos cunas del centenario partido- cerraron el pasado fin de semana sus respectivas asambleas en un desmoralizador clima de enfrentamiento interno. El IX Congreso de la Federaci¨®n Socialista Madrile?a (FSM) intent¨® -con ¨¦xito- reconciliar al ganador y al colocado en la carrera hacia la secretar¨ªa general; sin embargo, la integraci¨®n negociada del derrotado Jos¨¦ Antonio D¨ªaz en la ejecutiva encabezada por el vencedor Rafael Simancas fue airadamente rechazada por casi la mitad de los delegados de la FSM. El V Congreso de los socialistas vascos termin¨® igualmente con una profunda divisi¨®n: Rosa D¨ªez se neg¨® a figurar en la ejecutiva liderada por Nicol¨¢s Redondo, que fue respaldada s¨®lo por el 51% de los votantes.Las turbulencias sufridas por los socialistas en Madrid y Bilbao llueven sobre mojado: Valencia y Asturias pasaron hace pocas semanas por una experiencia parecida. Los portavoces del PP atribuyen toda la responsabilidad de esos evidentes tropiezos a la falta de liderazgo de Zapatero y a la escasa autoridad o excesivo intervencionismo (t¨¢chese lo que no convenga) de la nueva ejecutiva federal. Pero hasta el m¨¢s ignorante sabe que el cainismo plantado dentro del PSOE se remonta a finales de los ochenta y se fue agravando a medida que las sucesivas derrotas electorales -municipales, auton¨®micas y legislativas- iban reduciendo las parcelas de poder administradas por las federaciones regionales. La tabicaci¨®n endog¨¢mica del edificio socialista en familias y clanes estructurados seg¨²n lealtades personales e intereses materiales es la m¨¢s gravosa hipoteca recibida por los actuales dirigentes del PSOE, rehenes todav¨ªa de los odios y de los deseos de revancha creados por las guerras de sus antepasados.
Los capitanes de las luchas intrapartidistas tienden a presentarlas como altruistas batallas de ideas impulsadas por nobles intenciones y generosos objetivos; esa embellecedora perspectiva permite ocultar o dejar en la penumbra los m¨®viles m¨¢s oscuros de esas correosas e implacables peleas secretas: desde las ambiciones de poder hasta los intereses materiales, pasando por las inquinas personales. Muy probablemente, el deslucido final de los congresos socialistas de Madrid y de Bilbao estuvo relacionado de forma exclusiva con el reparto de cargos en el organigrama burocr¨¢tico de las respectivas federaciones, sin que los ropajes doctrinarios o los maquillajes te¨®ricos logren disimular ese inconfesable prosa¨ªsmo. Muchos delegados que boicotearon el pasado domingo las ejecutivas de los socialistas madrile?os y vascos no expresaron con su abstenci¨®n una protesta pol¨ªtica o ideol¨®gica, sino m¨¢s bien un disgusto parecido al que sienten los escolares discriminados por los maestros a la hora de repartir los bocadillos de la merienda. En Madrid, la coalici¨®n negativa forjada contra Simancas y D¨ªez parece un s¨ªntoma del desbloqueo de la divisi¨®n tradicional entre renovadores y guerristas que ha llevado a la FSM -parafraseando a Groucho Marx- desde la nada pol¨ªtica hasta la m¨¢s absoluta miseria electoral. Las vanidades heridas, los ajustes de cuentas con los guipuzcoanos heterodoxos y el poder inercial del aparato de la margen izquierda se aliaron en Bilbao para arruinar la imagen de un congreso que hab¨ªa cumplido satisfactoriamente sus deberes en el terreno estrat¨¦gico, ideol¨®gico y pol¨ªtico.
Nada puede impedir que un partido pol¨ªtico decida suicidarse, tal y como hicieron la UCD de Su¨¢rez y el PCE de Carrillo durante los primeros a?os de la transici¨®n: tambi¨¦n al PSOE le asiste ese derecho. Los votantes huyen como del diablo de las siglas que les aturden con sus incomprensibles broncas internas y sus obscenos codazos por el poder. El 35? Congreso depar¨® a los socialistas una buena ocasi¨®n para renovar a sus cuadros dirigentes, actualizar sus mensajes pol¨ªticos y dejar atr¨¢s algunos l¨®bregos recuerdos de su tr¨¢nsito por el poder; aunque el olor a azufre del pasado fin de semana en Madrid y Bilbao (y antes en Valencia y Asturias) muestre la presencia en su organigrama de los demonios familiares que condujeron al PSOE a la ruina, Zapatero y su ejecutiva disponen a¨²n de tiempo suficiente antes de las elecciones generales para aprovechar su oportunidad.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.