Un diplom¨¢tico perenne
Fernando Mor¨¢n ha sido un l¨ªder singular de la oposici¨®n municipal. Quiz¨¢ por experiencia profesional, dada su condici¨®n de diplom¨¢tico, todo indica que ha sido capaz de cohonestar una presencia en la pol¨ªtica municipal sin estar directamente encima de ella, al mismo tiempo que ha mantenido una lejan¨ªa del fragor del Consistorio sin abandonar su propia peana de observaci¨®n. Esta ambig¨¹edad, presumiblemente calculada, no se sabe a ciencia cierta a qu¨¦ obedec¨ªa: si a su percepci¨®n de dos fundadas ambiciones pol¨ªticas en el seno de su grupo municipal, concretamente las de Cristina Narbona y Matilde Fern¨¢ndez; o m¨¢s bien, a la conciencia de un desequilibrio entre su propia entidad pol¨ªtica -derivada de su condici¨®n de ex responsable de la pol¨ªtica exterior espa?ola- y el rango real de su condici¨®n de l¨ªder de la oposici¨®n socialista en el Ayuntamiento. Ambas circunstancias, en verdad, erosionaban su capacidad pol¨ªtica frente al PP en el Ayuntamiento. Este doble condicionamiento ha sido el que Mor¨¢n ha conseguido ocultar hasta hoy. Para un diplom¨¢tico, ocultar las grietas de su propio poder negociador es la cuesti¨®n clave.Para el hombre que firm¨® la adhesi¨®n de Espa?a a la Uni¨®n Europea, batallar en un ¨¢mbito de menudeos pol¨ªticos como el que suele presentar la vida municipal ha debido de ser una suerte de calvario. Pero no tanto por el desnivel existente en s¨ª entre unas funciones y otras -para hombres como ¨¦l los oropeles son pasajeros-, sino m¨¢s bien porque las mismas limitaciones pol¨ªticas que le alejaron de la gran pol¨ªtica limitaron asimismo su acceso a la circulaci¨®n por el ¨¢mbito de la pol¨ªtica local, m¨¢s pr¨®xima y de menor alcance.
La impronta dejada por Mor¨¢n ha consistido en duplicar las portavoc¨ªas de PSOE-Progresistas, dando as¨ª cancha simult¨¢nea a Fern¨¢ndez y a Narbona; asimismo, consciente de la fragmentaci¨®n ideol¨®gica en el seno de su grupo, ha atenuado fricciones dejando hacer a cuantos han querido hacer algo, para descargar la presi¨®n y las rivalidades, sin renunciar a una coloraci¨®n ideol¨®gica propia, con puentes permanentemente tendidos hacia Nueva Izquierda y hacia Izquierda Unida; y, en tercer lugar, manteniendo hacia el exterior, hacia el PP, las buenas formas y el juego limpio, para evitar que la opini¨®n p¨²blica asocie a la oposici¨®n socialista, en minor¨ªa, con un desgre?amiento que ¨¦l siempre ha considerado peligroso. Mor¨¢n no ha intentado en ning¨²n momento hacer sangre sobre el alcalde Jos¨¦ Mar¨ªa ?lvarez del Manzano.
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