La juez ordena la prisi¨®n incondicional de los tres detenidos por el asesinato de la joven de ?lora

Los tres detenidos por el asesinato de la joven de 20 a?os Ana Elena Lorente ingresaron anoche en el centro penitenciario de Alhaur¨ªn de la Torre, despu¨¦s de que la titular del juzgado de Instrucci¨®n n¨²mero 12 de M¨¢laga, Carmen Soriano, dictar¨¢ autos de prisi¨®n incondicional para los presuntos autores del crimen. La juez adopt¨® esta decisi¨®n tras tomar declaraci¨®n por separado a los detenidos y despu¨¦s de conocer las pruebas aportadas por los agentes de la Guardia Civil que han llevado la investigaci¨®n, entre ellos las determinantes pruebas de ADN.Tanto Agust¨ªn Cort¨¦s, Cartucho, de 19 a?os, como Ana Gema G., de 18, ratificaron ante la juez sus declaraciones a la Guardia Civil. Confesaron haber presenciado los hechos, aunque ambos se autoexculparon de la autor¨ªa del asesinato, del que acusaron respectivamente a los otros dos detenidos. El tercero, Juan Navarro, Carapelo, de 38 a?os, reiter¨® que se fue de la fiesta muy pronto y rechaz¨® cualquier participaci¨®n en los hechos, como ha mantenido desde un principio. Fuentes judiciales han indicado que tanto Juan Navarro como Agust¨ªn Cort¨¦s fueron investigados por un intento de violaci¨®n a una joven disminuida de ?lora. Un suceso que ocurri¨® el pasado mes de julio y que motiv¨® una investigaci¨®n judicial, que no prosper¨® al no existir pruebas concluyentes.

Seg¨²n fuentes pr¨®ximas a la investigaci¨®n, los presuntos asesinos eligieron a Ana Elena Lorente como v¨ªctima porque supon¨ªan que como ven¨ªa a pasar el fin de semana desde M¨¢laga tendr¨ªa dinero. Fue Ana Gema la que logr¨® que la joven asesinada saliera de la fiesta con ella, hasta llevarla a una zona cercana donde la estaban esperando los otros dos detenidos. Al parecer, la cogieron y la amenazaron con el cuello roto de una botella, le quitaron el bolso y al comprobar que no portaba mucho dinero, decidieron abusar sexualmente de ella. Para llevarla al lugar donde se encontr¨® el cad¨¢ver, los detenidos le arrebataron el sujetador y se lo introdujeron en la boca como mordaza, en un intento de evitar que pudiera gritar y alertar a vecinos de las casas por donde pasaron.