Abusos y errores del PP FRANCESC DE CARRERAS
Tras obtener la mayor¨ªa absoluta en las elecciones del pasado 12 de marzo, el Partido Popular expres¨® su intenci¨®n de no abusar de ella. Daba la sensaci¨®n de ser un deseo sincero ya que iba acompa?ado por la voluntad de seguir cooperando con Converg¨¨ncia i Uni¨® y con Coalici¨®n Canaria aunque por aritm¨¦tica parlamentaria no los necesitara. Adem¨¢s, estaba dispuesto a realizar pactos de Estado con el PSOE en las materias que lo requirieran. Esta actitud abierta y receptiva aparec¨ªa, por otro lado, como un rasgo de inteligencia pol¨ªtica, aprendida quiz¨¢ de los errores a que hab¨ªa conducido una mayor¨ªa absoluta semejante de los gobiernos de Felipe Gonz¨¢lez.Pues bien, si el hombre es el ¨²nico animal que tropieza dos veces con la misma piedra, el pol¨ªtico no suele escapar a su condici¨®n humana y hoy Aznar est¨¢ cometiendo los mismos errores que Gonz¨¢lez, incluso un poco antes de lo esperado. Varios hechos de las ¨²ltimas semanas lo confirman m¨¢s que sobradamente.
En primer lugar, la concesi¨®n de las dos primeras cadenas de televisi¨®n digital a El Mundo y ABC ponen de manifiesto un claro abuso de poder ya que favorecen a los dos grupos period¨ªsticos m¨¢s afines al PP. Hay que decir, por supuesto, que nadie es ejemplar en este campo, pero el Gobierno de Gonz¨¢lez respet¨® m¨¢s equilibradamente a los grandes grupos period¨ªsticos del momento al conceder las tres primeras cadenas de televisi¨®n privada. Desgraciadamente, en Catalu?a tenemos una experiencia especialmente sectaria en la concesi¨®n, por parte de la Generalitat, de emisoras de radio a amigos y conocidos. Pero la ¨²ltima decisi¨®n del Gobierno de Aznar iguala, como m¨ªnimo, la arbitrariedad del Gobierno de Pujol en esta materia.
La existencia de una opini¨®n p¨²blica libre es un pilar b¨¢sico de una sociedad democr¨¢tica y el pluralismo de los medios de comunicaci¨®n es su presupuesto imprescindible. Ciertamente, ha desaparecido la censura oficial, pero otras formas m¨¢s sutiles y enga?osas de censura est¨¢n apareciendo a trav¨¦s del control indirecto, por parte de los poderes p¨²blicos, de los ya muy concentrados medios privados de comunicaci¨®n. Con ello, se reduce considerablemente el pluralismo pol¨ªtico, social e ideol¨®gico, lo cual supone una grave amenaza para la libertad de informaci¨®n y para la libre opini¨®n. Una sociedad desinformada nunca puede ser una sociedad libre: ah¨ª peligra, ciertamente, nuestra democracia.
La segunda decisi¨®n inquietante del Gobierno de Aznar ha sido la solemne celebraci¨®n de los 25 falsos a?os de Monarqu¨ªa. Ya argument¨¦ en un art¨ªculo anterior que nuestra Monarqu¨ªa parlamentaria actual tiene su comienzo el 29 de diciembre de 1978, fecha en que entr¨® en vigor la Constituci¨®n. Celebrar los 25 a?os de la proclamaci¨®n del Rey de acuerdo con la legalidad franquista no s¨®lo no tiene ning¨²n sentido, sino que hace perder credibilidad democr¨¢tica a la Monarqu¨ªa actual. Tras esa celebraci¨®n se esconde, probablemente, algo m¨¢s: se trata de una vuelta a la tradici¨®n hist¨®rica -esa idea reaccionaria tan de moda, por cierto, en un sector de catalanes que a pesar de ello se creen progresistas- que intenta hacer indisociables el t¨¦rmino Espa?a con el de Monarqu¨ªa -ambas, por supuesto, eternas- y olvida as¨ª la idea de democracia, ¨²nica legitimidad admisible para una monarqu¨ªa actual. Esta conmemoraci¨®n ha sido un reflejo del fondo todav¨ªa reaccionario de un sector de la derecha espa?ola: ah¨ª asom¨® "la derechona" de siempre.
Pero la gota que ha colmado el vaso ha sido el arbitrario indulto al juez Javier G¨®mez de Lia?o, escenificado sobre un decorado de fondo de 1.442 indultos m¨¢s, todos ellos variados comparsas de la obra. En s¨ª misma se trata de una materia menos importante que las anteriores, pero es la que mejor revela un peligroso modo autoritario de gobernar, especialmente porque parece partir de un total desprecio a la inteligencia de los ciudadanos, considerados meros objetos capaces de tragar todo lo que les echen.
El Consejo de Ministros aprueba todos los viernes entre 5 y 10 decretos de indulto, la inmensa mayor¨ªa de ellos por razones t¨¦cnicas, homologadas y rutinarias. Muy de vez en cuando, se dan indultos con connotaciones pol¨ªticas: los casos de Jos¨¦ Barrionuevo y Rafael Vera fueron los ¨²ltimos que tuvieron este cariz y su motivaci¨®n fue cuestionable y cuestionada. Pensar que los ciudadanos encontraremos normal multiplicar esta modesta cifra de indultos semanales por 200 es pensar que somos ignorantes y tontos. Alegar, como hizo el ministro Acebes, que los motivos de tan desmesurado n¨²mero de indultos son el fin del milenio, el aniversario de la Constituci¨®n -?se conmemoran solemnemente los 22 a?os de algo?- o una extra?a petici¨®n papal por el a?o jubilar cat¨®lico es entrar de lleno en la Espa?a esperp¨¦ntica y valleinclanesca: ya no es que continuemos la tradici¨®n espa?ola o el franquismo que algunos recordamos, sino que parece una vuelta a un siglo y medio atr¨¢s, a la Corte de los Milagros, la de Isabel II, la Guardia Real, sor Patrocinio y el padre Antonio Mar¨ªa Claret. Pero los ciudadanos no somos tontos y tenemos muy fundadas sospechas de que los 1.443 indultos no son m¨¢s que una obra de teatro montada para beneficiar a un juez prevaricador al que se le deben pagar algunos favores. Nada que ver, por supuesto, con un Estado constitucional de derecho.
Esta decisi¨®n, adem¨¢s, constituye un grave error, ya que el Gobierno de Aznar, acertadamente, enarbola como principal bandera frente al terrorismo de ETA, la Constituci¨®n y el Estado de derecho. Pero no es cre¨ªble invocar unos principios en ciertos casos para salt¨¢rselos a la torera en otros. Decisiones como el indulto a G¨®mez de Lia?o erosionan la auctoritas del Gobierno en el principal problema que tiene hoy Espa?a. El abuso, as¨ª, se convierte en error. El Gobierno de Aznar parece ir abandonando el inteligente terreno del centrismo liberal para deslizarse descaradamente hacia la derecha autoritaria.
Francesc de Carreras es catedr¨¢tico de Derecho Constitucional de la UAB.
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