A?o 1
JULIO SEOANEEl a?o pasado, por estas fechas, estaba de moda el llamado efecto 2000, que iba a cambiar la faz de la Tierra y parte del extranjero. Ahora ya estamos todos convencidos de que fue algo parecido al timo de la estampita, cuya pretensi¨®n principal era vender m¨¢s ordenadores y dar a conocer la inform¨¢tica mediante un procedimiento implosivo.
De nuevo enfangados en tiempos finales, los efectos que se avecinan nos muestran sus consecuencias por anticipado, como si pretendieran demostrar que esta vez son genuinos y no simple publicidad enga?osa. Las votaciones norteamericanas se alejan cada d¨ªa m¨¢s de la an¨¦cdota pol¨ªtica y se aproximan exageradamente a la tragedia biogr¨¢fica, como en Hamlet, tanto por el olor a podrido como por la duda neur¨®tica. A principios de los sesenta se public¨® un famoso informe sobre "El Votante Americano", que conmovi¨® a la opini¨®n p¨²blica por los peligros de la baja participaci¨®n electoral y la indiferencia culpable del votante t¨ªpico. Deber¨ªa aparecer una nueva edici¨®n de la obra bajo el t¨ªtulo "La Indecisi¨®n Americana", advirtiendo sobre las consecuencias tr¨¢gicas de la incertidumbre colectiva.
Y no es s¨®lo que en estos finales cada voto aislado se fragmenta en m¨²ltiples interpretaciones posibles, dej¨¢ndonos paralizados entre el ser o no ser. Efectos parecidos surgen por todas partes. De la normal angustia del omn¨ªvoro al arriesgarse a comer de todo, pasamos ahora al p¨¢nico alimentario al no saber qu¨¦ comemos, como en la vieja pel¨ªcula de Soylent Green. De la lucha noble y juvenil contra todo tipo de nucleares, sufrimos hoy de sospechas paranoicas hacia todo lo que flota, sabiendo como sabemos que lo at¨®mico siente una especial predilecci¨®n hacia atolones, promontorios rocosos o islas paradis¨ªacas.
Sin embargo, el efecto m¨¢s pernicioso que se vislumbra en el horizonte del nuevo a?o es el pensamiento desiderativo de los pol¨ªticos actuales, que comienzan a creer que las soluciones virtuales son la mejor respuesta que pueden ofrecer a los problemas del mundo real. Hace ya tiempo que nuestros pol¨ªticos le tomaron gusto a eso de pedir perd¨®n, que queda muy fino. Luego pasaron, sin grandes dificultades por su parte, a "asumir responsabilidades" para tranquilizar el sue?o reparador al que todos tenemos derecho. Pero ¨²ltimamente, llegan a indultarse como quien reza tres avemar¨ªas por el perd¨®n de sus pecados.
El gobierno Zaplana, por ejemplo, aprueba un decreto donde pr¨¢cticamente declara ilegal a la legionella. Esperemos que la mencionada bacteria se d¨¦ por enterada, porque de lo contrario empezaremos el a?o con una nueva versi¨®n de Alien, el en¨¦simo pasajero. Y, de paso, absuelve as¨ª de responsabilidades a la sanidad valenciana. En el caso de que el sortilegio tenga ¨¦xito, todo puede suceder, propongo una serie de decretos contra otras muchas enfermedades.
Una vez comprobado que el 31 de diciembre del a?o pasado, a las 12 de la noche, no conseguimos retroceder a 1900 por efecto de la magia electr¨®nica, propongo que este a?o, el mismo d¨ªa y a la misma hora, decidamos comenzar de nuevo en el a?o 1, pero esta vez con m¨¢s tiento porque no siempre vamos a poder indultarnos con tanta facilidad.
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