Periodismo subacu¨¢tico
El periodismo es ejercicio de superficie. Bucea para encontrar lo que en muchas ocasiones le intentan ocultar, pero siempre con la exigencia ineludible de hacer que aflore una noticia en beneficio de los lectores.Nadar entre dos aguas, transitar amablemente por el claroscuro, le est¨¢ vedado al periodismo de buena ley.
Quiz¨¢s por esa raz¨®n el submarino brit¨¢nico varado en Gibraltar ha provocado un aparatoso choque de interpretaciones entre los peri¨®dicos y el Ejecutivo.
El presidente del Gobierno, Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, mantuvo el mi¨¦rcoles una suerte de rueda de prensa con los periodistas que cubr¨ªan en el Congreso la celebraci¨®n del 22? aniversario de la Constituci¨®n.
All¨ª se le pregunt¨® al presidente por el destino del Tireless, y los sucesivos di¨¢logos con sus interlocutores -que el viernes reprodujo este peri¨®dico en lo sustancial- son un ejercicio suculento de ambig¨¹edad.
En un momento dado, alguien pregunta al presidente: "?Se podr¨ªa dar la conveniencia del traslado del submarino que est¨¢ en Gibraltar a Gran Breta?a?".
La pregunta, pese al clamor de la poblaci¨®n espa?ola m¨¢s cercana a la base brit¨¢nica y de los partidos de oposici¨®n, se formula en t¨¦rminos de pura hip¨®tesis, condicionada no se sabe bien a qu¨¦.
Aznar decide arrogarse en la respuesta el atributo de la claridad. Y ah¨ª empieza el camino hacia el caos: "Bueno, yo tengo la ventaja de que me suelo expresar con bastante claridad, ?no? (...) Yo lo que he dicho es que lo m¨¢s razonable y lo m¨¢s deseable es que el submarino fuese trasladado al Reino Unido, (...) digo que es lo m¨¢s razonable y lo m¨¢s deseable".
Quiz¨¢s para justificar la claridad prosigue y asegura que, a la vista de "todos los an¨¢lisis y todos los estudios", puede afirmar que "lo m¨¢s razonable y m¨¢s deseable es que el submarino sea trasladado".
Aznar no pasa del deseo. Tanto que concluye esa respuesta repitiendo por cuarta vez los dos conceptos, para rematar la frase diciendo que el traslado del submarino "puede ser una posibilidad cuando se den, si es que se dan, las circunstancias para ello".
Es decir, que, en rom¨¢n paladino, el submarino se ir¨¢ cuando las circunstancias, sin duda t¨¦cnicas, lo permitan. El presidente situ¨® el problema totalmente fuera de su voluntad o de la de su Gobierno.
En ese momento se produce la pregunta fat¨ªdica: "?Se ha trasladado ya esa petici¨®n al Gobierno brit¨¢nico?".
Lo cierto es que el presidente no hab¨ªa sugerido que hubiera habido ning¨²n tipo de petici¨®n al Gobierno brit¨¢nico.
Pero, contra todas las reglas de la l¨®gica, la respuesta textual fue: "... claro que se ha trasladado ya al Gobierno brit¨¢nico".
Ante semejante rotundidad, la siguiente pregunta retom¨® la coherencia: "?Cu¨¢l ha sido su respuesta?".
La contestaci¨®n que dio Aznar vuelve a ser un monumento al equ¨ªvoco. "Mire usted", dijo, "las cosas tienen su tiempo, y claro que se ha hablado con el Gobierno brit¨¢nico de las distintas posibilidades".
Es decir, no aclar¨® la respuesta brit¨¢nica -mal lo pod¨ªa hacer si no hab¨ªa habido pregunta-, dej¨¢ndolo todo en el tapete de las alternativas.
A partir de ah¨ª, este peri¨®dico -y otros muchos de forma similar- titul¨® en primera p¨¢gina: Aznar pide ahora el traslado del 'Tireless' al Reino Unido, y en la p¨¢gina 15 de la secci¨®n de Espa?a: Aznar pide ahora a Blair que se lleve de Gibraltar el submarino nuclear averiado. Con ello se quer¨ªa subrayar el giro del Gobierno respecto de la presencia del Tireless en la colonia.
Pero la Oficina de Informaci¨®n Diplom¨¢tica, el ministro portavoz, P¨ªo Cabanillas, y el de Exteriores, Josep Piqu¨¦, se aplicaron al d¨ªa siguiente a explicar que las palabras hab¨ªan expresado deseos, pero no peticiones.
Los lectores tienen derecho a preguntarse qui¨¦n tiene raz¨®n en este aparente juego de desprop¨®sitos.
El g¨¦nero informativo que el peri¨®dico utiliz¨® el jueves para recoger las declaraciones de Aznar fue el de la cr¨®nica, en la que el Libro de estilo obliga al redactor a "explicar y razonar las interpretaciones que exprese", pero le proh¨ªbe "la coletilla que refleje opiniones personales o hip¨®tesis aventuradas".
Con estas premisas, ?pudo haberse redactado una informaci¨®n mucho m¨¢s matizada, haciendo ver al lector que quiz¨¢s Aznar no hab¨ªa querido decir exactamente lo que dijo?
La pregunta clave en este embrollo puede ser de este tenor: ?es trasladable al periodista la responsabilidad de salvar la ambig¨¹edad de un pol¨ªtico? ?Puede entrar a dilucidar si se trata de un ejercicio calculado de indefinici¨®n o de torpeza?
La respuesta que parece m¨¢s razonable es que el peri¨®dico y el periodista est¨¢n exentos de semejante carga. No estamos ante datos controvertidos que necesiten confirmaci¨®n, sino ante afirmaciones expresas y p¨²blicas. No puede aducirse, por ello, que lo que todos entendieron de una manera quisiera decir otra cosa distinta. El estupor que haya podido causarse al Gobierno brit¨¢nico no puede salvarse pidiendo ejercicios de hermen¨¦utica, ajenos a la profesi¨®n period¨ªstica.
Los lectores pueden escribir al Defensor del Lector por carta o correo electr¨®nico (defensor@elpais.es), o telefonearle al n¨²mero 91 337 78 36.
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