La buena direcci¨®n
?El pacto antiterrorista har¨¢ avanzar las cosas en Euskadi en la buena direcci¨®n? ?sta es la pregunta cuya respuesta permitir¨¢ evaluar si el acuerdo ha sido un acierto o un error. Los efectos de un pacto nunca se conocen por adelantado. ?Cu¨¢l es la buena direcci¨®n? El buen sentido da una respuesta autom¨¢tica: aquella que conduzca, sin quiebra democr¨¢tica, al fin de la violencia en Euskadi. Pero los pactos no hacen milagros. Su valor depender¨¢ de si realmente cunde la sensaci¨®n de que se hace camino al andar y se invierte, por fin, la tendencia de los ¨²ltimos meses en que parec¨ªa que cada d¨ªa se iba a peor.Al leer el texto del acuerdo uno se da cuenta de lo mal que estaban las cosas: ?c¨®mo es posible que PP y PSOE hayan necesitado muchos d¨ªas de desencuentros y de discusiones para llegar a un papel que s¨®lo certifica lo que deber¨ªa ser evidente? Ir en la buena direcci¨®n es evitar que las cosas vuelvan a estar como antes de que los ecos de la manifestaci¨®n de Barcelona indujeran a Aznar a aceptar la propuesta de Zapatero que previamente hab¨ªa rechazado. Ir en la buena direcci¨®n es evitar que el frente democr¨¢tico se siga debilitando, abrir el camino a un pacto en el que puedan caber todos los partidos democr¨¢ticos (como el Pacto de Madrid abri¨® la v¨ªa al de Ajuria Enea), y tejer con paciencia una trama en la que cada vez sean m¨¢s los que se sientan comprometidos. Ir en la buena direcci¨®n, como dice Patxo Unzueta, es asegurar que cuando ETA vuelva a estar acorralada policialmente -como lo estuvo en el 92 y en el 98, antes de la tregua- se den las condiciones para transformar la derrota policial en derrota pol¨ªtica.
Los caminos de la pol¨ªtica siempre son torcidos. El pacto podr¨ªa tener un primer efecto no deseado: servir de coartada para que el Gobierno vasco siga sin convocar unas elecciones m¨¢s urgentes que nunca. El berrinche del PNV -expresado en una nota digna de una historia universal de la infamia- puede ser la cortina de humo bajo la cual esconder un tiempo m¨¢s su insostenible debilidad parlamentaria. En el entorno de Arzalluz se vuelve a pensar en aguantar hasta octubre. A pesar de que son abrumadora mayor¨ªa los consejeros del Gobierno Ibarretxe que creen que hay que convocar ya. La convocatoria de elecciones es un paso ineludible para avanzar en la buena direcci¨®n.
Una lectura atenta del pacto PP-PSOE deja claro que no cierra ninguna puerta poselectoral. El expl¨ªcito abandono de Lizarra -?podr¨ªa entenderse como tal la renuncia a formar mayor¨ªa con EH?- bastar¨ªa para que el PSOE pudiera formar gobierno con el PNV sin contradecir el pacto. Sin embargo, el pacto no puede separarse de la enorme resistencia, moral y sentimental m¨¢s que pol¨ªtica, de las bases socialistas a volver a gobernar con el PNV. Una parte del electorado socialista, si percibe que el PSOE puede optar por el PP o el PNV en funci¨®n de quien llegue primero, podr¨ªa acabar votando PP para evitarse el amargo c¨¢liz de un Gobierno PNV-PSOE. Los diputados socialistas catalanes que hace unas semanas se reunieron con sus hom¨®logos vascos tuvieron ocasi¨®n de verificar el estado de esp¨ªritu del socialismo vasco: todos los diputados del PSE se mostraron contrarios a un retorno a la coalici¨®n con los nacionalistas.
Es algo infantil el c¨¢lculo sobre qui¨¦n -PP o PSOE- consigue mayor ventaja con el pacto. Lo que es indudable es que el texto del acuerdo es el discurso m¨¢s moderado que se le ha o¨ªdo al PP en pol¨ªtica antiterrorista desde hace mucho tiempo. Unos dir¨¢n que el PP ha conseguido que el PSOE volviera el redil despu¨¦s de o¨ªr el canto del cisne del di¨¢logo con el nacionalismo vasco. Otros dir¨¢n que el PSOE ha conseguido evitar que el PP haga un uso patrimonial de la defensa de la Constituci¨®n y entre en la trampa del choque de nacionalismos. El documento contiene algo bastante ins¨®lito en la pr¨¢ctica democr¨¢tica: la corresponsabilidad de Gobierno y oposici¨®n en un aspecto concreto de la pol¨ªtica de Estado. En la medida en que el papel de la oposici¨®n es exigir al Gobierno su responsabilidad cabe confiar que el compromiso sirva para reforzarla y no para eludirla.
En cualquier caso, uno y otro partido han hecho una apuesta muy sensible para la ciudadan¨ªa: el que la quiebre lo pagar¨¢ caro. Aunque la letra del pacto parece bastante clara, ?es seguro que las dos partes entienden lo mismo cuando leen el texto?
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