Joseph P¨¦rez afirma que Felipe II bas¨® su imperialismo en la religi¨®n
Un ensayo del historiador considera exagerada la leyenda negra
El ¨²ltimo, pero no el menos importante. El historiador Joseph P¨¦rez se suma ahora, con su obra La Espa?a de Felipe II, a los incontables libros publicados con motivo del quinto centenario en 1998 de la muerte de Felipe II. A mitad de camino entre los partidarios de una visi¨®n amable del rey y los propagandistas de la leyenda negra, P¨¦rez dice que Felipe II utiliz¨® la religi¨®n para justificar su imperialismo.
"En el siglo XVI resultaba inconcebible que un soberano tuviera s¨²bditos que profesaran distintas religiones. Era inconcebible la libertad de pensamiento o de culto. Por ello, las unidades de las monarqu¨ªas respond¨ªan, pues, a unidades de fe". Al hilo de esta reflexi¨®n, Joseph P¨¦rez (Foix, Francia 1931) no considera a Felipe II tanto un defensor de la fe como un hombre de Estado que "se sirvi¨® de la religi¨®n cat¨®lica como pretexto para justificar su imperialismo".Este historiador franc¨¦s, hijo de espa?oles, compara aquel mundo del XVI, dram¨¢ticamente dividido entre cat¨®licos y protestantes, con las tensiones de la guerra fr¨ªa entre Estados Unidos y la Uni¨®n Sovi¨¦tica. "En ambas ¨¦pocas", comenta, "todo estaba muy mezclado, desde la pol¨ªtica a la religi¨®n, pasando por los intereses econ¨®micos. V¨¦ase el ejemplo de Flandes durante el reinado de Felipe II". De cualquier modo, el ex profesor de la Universidad de Burdeos y antiguo director de la Casa de Vel¨¢zquez en Madrid subraya que Espa?a fue sacrificada en aras de preservar y ampliar la hegemon¨ªa de la Monarqu¨ªa. "En Francia y en Portugal, Felipe II pretendi¨® asegurar sus derechos din¨¢sticos m¨¢s que defender el inter¨¦s del pa¨ªs", observa.
Insiste el autor de La Espa?a de Felipe II (Cr¨ªtica) en que el llamado rey prudente, en cuyo imperio nunca se pon¨ªa el sol, no fue ni m¨¢s intolerante ni m¨¢s autoritario que otros soberanos de su ¨¦poca. Asimismo, el ensayo que se publica ahora pone de relieve la evoluci¨®n del monarca que gobern¨® durante casi medio siglo, desde 1550 hasta 1598. "Sus posturas", aclara, "se endurecen con el paso del tiempo y pierde sentido pol¨ªtico al tratar de controlar todos los asuntos de Estado y delegar poco".
Atribuye el historiador la leyenda negra a los graves episodios de la muerte del heredero don Carlos, m¨¢s tarde mitificado por la literatura y la ¨®pera, y al incidente con Antonio P¨¦rez, secretario de Felipe II. "Pero hoy podemos confirmar que don Carlos muri¨® de enfermedad, si bien es cierto que el rey sinti¨® dolor, pero tambi¨¦n alivio por el fallecimiento de su hijo. Es probable que si don Carlos no hubiera muerto as¨ª, Felipe II hubiera tomado la determinaci¨®n de encarcelarlo".
Satisfecho por el auge y el ¨¦xito de los libros de Historia, Joseph P¨¦rez explica este fen¨®meno por las carencias en la ense?anza secundaria y universitaria, tanto en Francia como en Espa?a.
Babelia
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