Razzmatazz entierra a Zeleste en la historia
Los permisos, tambi¨¦n precisos para instalar un andamio sobre la acera, impidieron que la fachada de Zeleste, digo Razzmatazz, luciese distinta. Hab¨ªa la misma pintura desconchada de cuando correspond¨ªa a Zeleste, y los cristales del privado continuaban parcialmente opacos a causa de a?os sin atenci¨®n. Por el contrario, la entrada de la sala, cuyo remozamiento no depend¨ªa de andamios, exhib¨ªa una reciente capa de pintura, tambi¨¦n aplicada al interior del local. Eran las primeras se?ales que quienes acudieron la noche del jueves a la inauguraci¨®n de Razzmatazz pod¨ªan interpretar como s¨ªntoma de que el espacio en el que iban a entrar ya no se llamaba Zeleste. Por si quedara alguna duda, un r¨®tulo precisaba el nuevo nombre, s¨ªntoma del cambio operado en la direcci¨®n de un local que el lunes ya tendr¨¢ andamios que permitir¨¢n repintar la fachada y colgar all¨ª un r¨®tulo que concluya el cambio.Hab¨ªa en la entrada una larga cola frente a la ventanilla de invitados. Para pagar hab¨ªa menos asistencia y consecuentemente no hac¨ªan cola. Abundante personal de la sala controlaba los accesos, uniformado y luciendo un logo con la onomatop¨¦yica inscripci¨®n "RZZ". Tambi¨¦n uniformada pero con distintivos m¨¢s familiares se present¨® una dotaci¨®n de la Guardia Urbana con intenci¨®n protocolaria. Atendida por el jefe de sala, march¨® tranquila despu¨¦s de ofrecer su ayuda en caso de que fuera preciso descongestionar la calle al salir la multitud acabado el acto. No fue necesario porque no hab¨ªa multitud en Razzmatazz, donde el concierto inaugural hab¨ªa convocado a menos de 1.000 personas, por lo dem¨¢s cifra estimable dada la popularidad de la banda que lo protagonizaba y la nutrida oferta musical que el calendario hab¨ªa concentrado en esa misma noche.
Dentro de Razzmatazz ol¨ªa como a nuevo. Nuevas caras tras las barras, jaboneras en los lavamanos, vigilancia en los lavabos para evitar usos indebidos e indicios de una nueva decoraci¨®n interior que se antojaba inacabada.
En el escenario, tres m¨²sicos se api?aban junto a la boca empujados por una pantalla y rodeados por los m¨¢s diversos instrumentos y cachivaches varios. Eran The Flaming Lips, una espl¨¦ndida banda cuya puesta en escena result¨® id¨®nea para una noche inaugural, y no s¨®lo porque en su concierto utilizase confetis y globos multicolores como parte de su espect¨¢culo. La mejor aportaci¨®n que realiz¨® el tr¨ªo norteamericano a la fiesta de reapertura fue su patente demostraci¨®n de que en la m¨²sica popular juvenil hay otras v¨ªas de expresi¨®n, nuevas v¨ªas que pudieron ponerse en sinton¨ªa con las que la nueva direcci¨®n del local pretende para el mismo. De esta manera, The Flaming Lips protagoniz¨® un concierto de marcado tono l¨²dico en lo formal. Las imagenes que se proyectaban en la pantalla iban sincronizadas con el ritmo de las canciones, el grupo utiliz¨® todo tipo de recursos esc¨¦nicos y depar¨® un espect¨¢culo que pese a estar orquestado con medios artesanales funcion¨® perfectamente. Es m¨¢s, posiblemente funcion¨® porque sus elementos no sal¨ªan de un abultado presupuesto, sino de un concepto esc¨¦nico original y lleno de intenci¨®n. En lo musical la cosa funcion¨® igual. El sonido de The Flaming Lips descansa en un pop-rock retorcido por desarrollos instrumentales, evocaciones psicod¨¦licas, toques melodram¨¢ticos y un marcado lirismo que consegu¨ªa momentos de apabullante belleza mel¨®dica.
Y as¨ª volvemos al paralelismo con la nueva direcci¨®n de Zeleste, digo Razzmatazz. Sin estridencias, con m¨¢s intenci¨®n e ideas que abundancia de recursos y aplicando algo tan poco com¨²n como el sentido com¨²n, puede reflotar una sala antes desastrosa en lo que a gesti¨®n se refiere. Algo as¨ª consigue The Flaming Lips con el pop. Por ello result¨® el grupo id¨®neo para el reestreno, que se cerr¨® cuando la primera canci¨®n que son¨® en la discoteca fue el Razzmatazz de Pulp. Zeleste ya es historia.
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