El 'catecismo' de los jueces
El Reino Unido entrega a sus magistrados una gu¨ªa para que aprendan a tratar a mujeres, 'gay' y menores
Imponentes y vistosos en sus togas negras o rojas y sus rizadas pelucas, los jueces brit¨¢nicos figuran entre los m¨¢s reconocibles del mundo. Su tradicional atuendo permanece inmutable y nadie cuenta con modificarlo. Por el contrario, su actitud ante los reos, imbuida a veces por estereotipos sexuales o sociales, s¨ª debe actualizarse, y la Junta de Estudios Jur¨ªdicos ha decidido proporcionar a sus se?or¨ªas una gu¨ªa acerca de los profundos cambios operados en el Reino Unido. Una especie de libro de instrucci¨®n destinado a evitar que sigan considerando enfermos contagiosos a los homosexuales o madres negligentes a las que trabajan a tiempo completo.Titulada Libro de consulta acerca de la igualdad de trato, la publicaci¨®n ser¨¢ remitida a los 4.000 jueces de Inglaterra y Gales (Escocia cuenta con su propio sistema judicial). No es una normativa de obligado cumplimiento, sino m¨¢s bien una gu¨ªa pensada sobre todo para los varones blancos de mediana edad y educados en colegios de pago que siguen ocupando hoy la mayor¨ªa de los juzgados nacionales. La extracci¨®n social de estos profesionales debiera carecer de inter¨¦s para demandantes y demandados, pero la propia junta ha admitido que muchos de ellos siguen anclados en el pasado. De ah¨ª que hayan acusado de "culpable por no haberse opuesto lo bastante" a una mujer violada, y de "ligera" a otra porque "cuando una mujer dice no, en realidad pretende lo contrario".
Los redactores del libro de consulta han subrayado que los jueces no pueden ejercer su profesi¨®n en el vac¨ªo, ajenos a la evoluci¨®n de la sociedad a la que pertenecen. De ah¨ª que la obra recuerde con ¨¦nfasis que los estereotipos sexuales son tan ofensivos como los de la raza "y pueden influenciar un juicio y causar injusticias a la hora de la sentencia". Aunque los violadores ya no pueden interrogar a sus propias v¨ªctimas en la sala de vistas, una pr¨¢ctica erradicada porque presupon¨ªa en cierto modo la culpabilidad de la v¨ªctima, a los jueces se les advierte que el trauma de un asalto as¨ª puede dejar aturdida a la atacada. "La v¨ªctima podr¨ªa parecer compuesta y tranquila cuando en realidad est¨¢ deshecha".
Las inclinaciones sexuales son otro de los asuntos tratados a fondo en la gu¨ªa. En este caso, los jueces deben saber que no existe prueba cient¨ªfica alguna que sugiera que la homosexualidad sea "una condici¨®n patol¨®gica y contagiosa". Tampoco predispone a la pederastia, lo mismo que un enfermo de sida no tiene por qu¨¦ ser gay. En cuanto a los travestidos, el escrito se?ala que vestirse con la ropa del sexo opuesto "puede ser una necesidad emocional irrefrenable y no simple fetichismo".
La familia y los juicios con menores cierran la gu¨ªa con dos advertencias fundamentales. En la primera, la Junta Jur¨ªdica recuerda a sus colegas que la familia tradicional ha cambiado, uno de cada cuatro ni?os nace ahora en el Reino Unido fuera del matrimonio, "y tan v¨¢lida es la familia de un adulto como la de una madre sola que trabaja todo el d¨ªa para sacar adelante a sus hijos". Cuando los menores de edad se enfrenten a un juez como acusados, su se?or¨ªa deber¨¢ quitarse la toga y la peluca, y la polic¨ªa, prescindir del uniforme. Para que no sean tratados como adultos, al igual que los asesinos del peque?o James Bulger, y comprendan lo que sucede, habr¨¢ que dejarles adem¨¢s estar cerca de su familia en la sala.
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