Sanidad defensiva y desamparo ciudadano
En octubre de 1938 se representaba por la radio la novela de Wells La guerra de los mundos. La informaci¨®n que escucharon m¨¢s de seis millones de ciudadanos fue que los extraterrestres hab¨ªan aterrizado en Nueva Jersey. Un tercio de esos ciudadanos creyeron que la situaci¨®n era real, y se vieron implicados en una situaci¨®n de p¨¢nico colectivo que provoc¨® una aut¨¦ntica cat¨¢strofe. El estudio realizado de este fen¨®meno puso de manifiesto que los ciudadanos m¨¢s afectados por esta experiencia colectiva eran, principalmente, los que viv¨ªan solos, no ten¨ªan familiares cercanos, estaban pr¨®ximos al lugar del acontecimiento, aceptaban la existencia de extraterrestres, presentaban rasgos de inseguridad y desconfianza en s¨ª mismos, o eran f¨¢cilmente sugestionables.Sesenta a?os despu¨¦s nos enfrentamos a otras situaciones parecidas de peligro colectivo, aunque esta vez reales y no imaginarias; nuestras guerras y extraterrestres son ahora las bacterias y virus, la legionella, las torres de refrigeraci¨®n, los piensos de nuestros animales o la aparici¨®n de las vacas locas. Sus efectos psicol¨®gicos no ser¨¢n los mismos que se produjeron en Nueva Jersey, pero s¨ª parecidos: la anorexia puede aumentar pues ya tiene una base real para justificar sus h¨¢bitos, los vegetarianos reafirmaran la bondad de sus actitudes y, en poco tiempo, ganar¨¢n m¨¢s adeptos que durante todos sus a?os de publicidad y campa?as de persuasi¨®n. Nuestros mayores defender¨¢n las viejas recetas. De seguir as¨ª durante m¨¢s tiempo, los h¨¢bitos culinarios tradicionales ser¨¢n sustituidos dr¨¢sticamente y, si Sanidad no interviene pronto, aparecer¨¢n nuevas pautas ca¨®ticas y supersticiosas, difundidas por la publicidad y plagadas de fantasmas viejos y nuevos. Existen poblaciones de riesgo que en estos casos se ven m¨¢s afectadas ?Por qu¨¦ el departamento de Sanidad no inicia cuanto antes una radiograf¨ªa social de estos sectores, para poder actuar sobre ellos sin p¨¦rdida de tiempo?
Las situaciones de alarma colectiva tienen efectos psicol¨®gicos muy peculiares; despiertan memorias y experiencias pasadas, contagian reacciones y comportamientos impulsivos, en proporci¨®n geom¨¦trica a su difusi¨®n informativa, y reactivan viejos h¨¢bitos y actitudes que estaban dormidas. Experiencias, reacciones y h¨¢bitos que formar¨¢n la respuesta colectiva ante un peligro, pero que no afectar¨¢ de la misma forma a todos los ciudadanos. Estas situaciones, sus efectos psicol¨®gicos y los planes de intervenci¨®n, ya se han estudiado cuidadosamente desde los a?os cuarenta en el ¨¢mbito militar de la posguerra. Aunque inicialmente rodeados por el secreto militar, desde los a?os cincuenta se desarrollan de forma abierta en ambientes y centros de investigaci¨®n cient¨ªfica. Se sabe que estas situaciones colectivas, reales o imaginarias, pasan por distintas fases; los planes de intervenci¨®n son distintos en funci¨®n de la fase en la que se interviene y tambi¨¦n se conoce que esos planes nunca pueden ser gen¨¦ricos, deben adaptarse a las circunstancias de las personas, de los sectores y grupos de la poblaci¨®n afectada.
Se est¨¢ hablando mucho, en estas ¨²ltimas semanas, sobre la pol¨ªtica sanitaria del Consell valenciano. Ante los sucesivos brotes de legionella, la reacci¨®n de la Consejer¨ªa de Sanidad parece ir por detr¨¢s de los acontecimientos, y las noticias de prensa que se suceden descubren d¨ªa a d¨ªa su falta de previsi¨®n y anticipaci¨®n. A estas alturas es evidente la necesidad de establecer responsabilidades, pero tambi¨¦n ser¨ªa necesario no olvidar que, al margen de ineficacias y m¨¢s all¨¢ de comisiones de investigaci¨®n, los ciudadanos se ven abocados a una desconfianza generalizada hacia los alimentos que consumen, hacia los ambientes en los que desarrollan sus actividades cotidianas y hacia la actuaci¨®n de la Administraci¨®n. Adem¨¢s, se enfrentan indefensos y desamparados con los fantasmas reales que amenazan su salud. Las pol¨ªticas sanitarias a la defensiva, esas que reaccionan mal, a destiempo y confundiendo el problema de salud con la dimensi¨®n pol¨ªtica del mismo, tienden a desatender los efectos emocionales que originan las situaciones de peligro colectivo.
La comisi¨®n de investigaci¨®n, aceptada por el Consell, las posibles responsabilidades de la Consejer¨ªa de Sanidad, las cr¨ªticas de la oposici¨®n a dicha comisi¨®n forman parte de una liturgia pol¨ªtica necesaria, pero que ayuda poco al ciudadano para enfrentarse a las situaciones de peligro real. Una pol¨ªtica sanitaria deber¨ªa contemplar un plan de intervenci¨®n global y, despu¨¦s, s¨®lo despu¨¦s, pedir todas las responsabilidades que haya que pedir. La Consejer¨ªa de Sanidad tendr¨¢ que responder de su actuaci¨®n, pero sobre todo ser¨¢ responsable de haber puesto en situaci¨®n de indefensi¨®n y desamparo a una poblaci¨®n que no sabe c¨®mo actuar en el d¨ªa a d¨ªa, que intuye que tiene que cambiar, al menos durante un tiempo sus h¨¢bitos cotidianos, pero no sabe c¨®mo hacerlo ni qu¨¦ direcci¨®n tomar.
Casi siempre se est¨¢ a tiempo de rectificar, pero hay l¨ªmites. La comisi¨®n de investigaci¨®n, si es que existe, debe hacer su labor, pero eso s¨®lo resuelve las responsabilidades del Consejero de Sanidad. Falta presentar al ciudadano un plan de protecci¨®n y de actuaci¨®n. Se necesita la intervenci¨®n de un equipo de especialistas en distintos ¨¢mbitos. Un equipo que ponga en marcha un plan de choque encaminado a desactivar los inevitables fantasmas de la imaginaci¨®n colectiva, a enfrentarse a los miedos infundados y a los justificados, a proponer procedimientos que permitan al ciudadano hablar, intercambiar opiniones y reflexionar sobre sus reacciones y comportamientos, y hasta beneficiarse de las noticias que le llegan por los medios de comunicaci¨®n. Pero sobre todo, es necesario planificar una intervenci¨®n que permita al ciudadano saber a lo que se enfrenta y confiar en sus autoridades sanitarias.
En la sociedad global se desarrollan nuevas situaciones de riesgo que no s¨®lo exigen pol¨ªticas de prevenci¨®n, sino tambi¨¦n planes de intervenci¨®n psicol¨®gica para evitar males mayores que los inevitables. Unas semanas m¨¢s de desconcierto en la sanidad valenciana y empezaran a surgir todo tipo de efectos colaterales sobre comportamientos, econom¨ªa, turismo y crisis pol¨ªtica, en una ¨¦poca donde nuestra sociedad necesita todas sus energ¨ªas para enfrentarse al futuro y no desperdiciarlas en inseguridades morbosas alimentadas por la torpeza.
Adela Garz¨®n es directora de la revista Psicolog¨ªa Pol¨ªtica.
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