Los robots a¨²n no gobiernan el mundo
Los expertos del congreso Humanoids 2000, esc¨¦pticos sobre la capacidad de las m¨¢quinas
Llega 2001 sin que una m¨¢quina inteligente decida enfrentarse a los humanos, como la entra?able computadora Hal 9000, que, enloquecida, se deshace de casi todos los viajeros espaciales de la nave Discovery en 2001, una odisea en el espacio, de Arthur Clarke. Y no es porque las m¨¢quinas m¨¢s avanzadas est¨¦n cumpliendo las leyes rob¨®ticas de Isaac Asimov (un robot no debe da?ar a un ser humano; un robot debe obedecer las ¨®rdenes que le son dadas por un ser humano; un robot debe proteger su propia existencia hasta donde esa protecci¨®n no est¨¦ en conflicto con lo anterior), sino porque entran en el siglo XXI con capacidades muy limitadas. Los robots ni siquiera pueden reproducirse, como cualquier animal, y los expertos no creen que vayan a desplazar a los humanos en un futuro pr¨®ximo.
Riesgos
Los organizadores de la conferencia Humanoids 2000, celebrada este a?o, hicieron una encuesta entre los participantes acerca de las posibles implicaciones sociales de su trabajo. En una escala que va de 0 (muy improbable) a 5 (muy probable), los investigadores evaluaron con un cero la posibilidad de que los robots "sean el siguiente paso en la evoluci¨®n y acaben desplazando a los seres humanos". "Se muestran mucho menos euf¨®ricos que, por ejemplo, los productores de cine", declar¨® Alois Knoll, de la Universidad de Bielefeld (Alemania), uno de los organizadores de la conferencia, donde se presentaron informes sobre la investigaci¨®n para crear robots humanoides.La encuesta se realiz¨® antes del anuncio hecho por investigadores de la Universidad Brandeis de que hab¨ªan creado un sistema rob¨®tico que dise?a y construye otros robots. Pero en la conferencia, celebrada en el Massachusetts Institute of Technology (MIT), la mayor¨ªa de los participantes afirmaron que los robots capaces de enfrentarse a la humanidad, como en la pel¨ªcula Terminator, segu¨ªan perteneciendo al reino de la ciencia-ficci¨®n.
Knoll enumer¨® las limitaciones de los robots actuales: "No tenemos la destreza mec¨¢nica. No tenemos el suministro de energ¨ªa. No tenemos el cerebro. No tenemos las emociones. No tenemos la autonom¨ªa en general para hacer que estas m¨¢quinas se acerquen siquiera a los seres humanos". Incluso aunque existiesen robots inteligentes y tramposos, y quisiesen conquistar el mundo, tendr¨ªan que actuar con rapidez: la mayor¨ªa agotan sus bater¨ªas en menos de media hora.
Pero el obst¨¢culo m¨¢s dif¨ªcil para construir un robot inteligente, capaz de evolucionar y de reproducirse a s¨ª mismo puede ser la parte de la reproducci¨®n. La capacidad del sistema Brandeis para hacer robots con poca ayuda humana anim¨® a plantear conjeturas sobre robots con capacidades evolutiva y reproductiva, que puedan explorar la galaxia o empujar a los humanos a la extinci¨®n.
Incluso los investigadores de Brandeis lo consideran exagerado. "Estamos tan lejos de eso, que es una cuesti¨®n m¨¢s bien absurda", dijo Jordan B. Pollack. Las m¨¢quinas creadas en Brandeis eran poco m¨¢s que juguetes, mucho menos complejas que el sistema que los dise?¨® y construy¨®. En el mundo biol¨®gico, la reproducci¨®n es una capacidad trivial, dominada por todas las criaturas, desde el m¨¢s peque?o de los microbios a la m¨¢s grande de las ballenas.
Los cient¨ªficos han creado organismos que se reproducen y evolucionan por su cuenta, pero s¨®lo dentro de un ordenador. En 1994, Karl Sims, entonces cient¨ªfico de Thinking Machines, pobl¨® un mundo simulado de criaturas animadas y evolutivas. Otros investigadores han creado programas inform¨¢ticos que se multiplican por s¨ª solos y mutan de manera similar a la de organismos reales como las bacterias, los hongos y las moscas.
Pero la mayor¨ªa de los investigadores consideran una tarea casi imposible el dotar a las m¨¢quinas de la capacidad de reproducirse, m¨¢s dif¨ªcil a¨²n que construir un robot inteligente.
Como otros expertos en rob¨®tica, Rodney Brooks, director del Artificial Intelligence Laboratory, del MIT, prev¨¦ la creaci¨®n de robots que se monten a s¨ª mismos a partir de piezas ya fabricadas. Pero para construir una copia de s¨ª mismo, un robot tendr¨ªa que buscar las materias primas, convertirlas en motores, sensores, chips y otras piezas, y montarlas. El simple hecho de fabricar chips ser¨ªa una tarea abrumadora para un robot.
"Los robots capaces de reproducirse deben abarcar toda esa capacidad en unos cuantos metros c¨²bicos", explic¨® Brooks. "No veo que eso se vaya a producir en un futuro pr¨®ximo".
Bill Joy, de Sun Microsystems, en un art¨ªculo publicado abril en la revista Wired, expres¨® su preocupaci¨®n de que los robots con capacidad de reproducirse pudiesen desplazar a la vida biol¨®gica, y sugiri¨® que los cient¨ªficos deber¨ªan intentar evitar el desarrollo de algunas tecnolog¨ªas.
Pollack manifest¨® su desacuerdo: "Creo que es utilizarnos como el hombre del saco". "La cuesti¨®n es si se va a descontrolar. Har¨ªa falta un gran escenario industrial y de guerra para que alguien construyese un robot catastr¨®fico. No creo que nadie sepa hacerlo. ?Podr¨ªan los robots descubrir c¨®mo convertirse en un elemento destructivo para la humanidad? Y la respuesta es que eso est¨¢ tan lejano como lo est¨¢ un fax de convertirse en un transportador de Star Trek".
Pero tambi¨¦n hay optimistas. Hans P. Moravec, del Robotics Institute (Universidad Carnegie Mellon), considera que los robots son el futuro, y les da la bienvenida. Se?ala que la capacidad procesadora de los chips se dobla cada 12-18 meses. "En 2040", dijo, "los robots ser¨¢n tan inteligentes como nosotros". Para entonces los robots deber¨ªan tener la habilidad suficiente como para dise?ar y construir f¨¢bricas automatizadas que fabriquen versiones mejoradas de s¨ª mismos, predijo. "La competencia empresarial garantizar¨¢ que los robots hagan el trabajo de los humanos hasta que el 100% de la industria est¨¦ automatizada, de arriba abajo", dijo Moravec. "Creo que nos podemos retirar c¨®modamente". El ¨²ltimo acto significativo de los humanos, afirm¨®, ser¨ªa la aprobaci¨®n de leyes para garantizar que las empresas dirigidas por robots actuan en inter¨¦s de los humanos.
Moravec afirm¨® que no le molestar¨ªa ni siquiera que los robots inteligentes finalmente desplazasen a la humanidad. "Estas cosas son nuestros descendientes", afirm¨®. "Nosotros las construimos. En un principio se hicieron, m¨¢s o menos, a nuestra imagen. Los robots son nosotros. La biolog¨ªa ya no es necesaria".
El pesimismo puede reflejar los numerosos obst¨¢culos a los que los investigadores se enfrentan para crear robots ¨²tiles, y no hablemos ya de robots que desplacen a la humanidad. Los humanoides de dos patas caminan lenta y torpemente. Robots como Kismet, del Artificial Intelligence Laboratory, pueden presentar reacciones infantiles cuando se les habla en diferentes tonos de voz, pero las discusiones sobre lo que ser¨ªa comportamiento consciente e inteligente se basan a¨²n en la filosof¨ªa, no en los experimentos.
Sin embargo, los robots no tienen que tener aspecto humano, ni siquiera ser visibles, para resultar ¨²tiles, o peligrosos. En la revista Nature (31 de agosto), investigadores de la Universidad de Lausana (Suiza), informaron de que un grupo de robots programados con unas cuantas normas sencillas que imitaban el comportamiento de las hormigas, eran capaces de abastecer eficazmente su entorno.
Con el desarrollo de la nanotecnolog¨ªa, la construcci¨®n de m¨¢quinas a partir de ¨¢tomos y mol¨¦culas individuales, a Joy le preocupa que se puedan crear microbios artificiales mejores que los biol¨®gicos.
Los robots min¨²sculos, 50.000 veces m¨¢s peque?os que un cent¨ªmetro, son uno de los objetivos de la empresa Zyvex, pero sus directivos afirman que no fabricar¨¢n nada que pueda suponer un peligro. Ralph C. Merkle, investigador colaborador de Zyvex y asesor del Foresight Institute, afirma que por dise?o, los robots no ser¨¢n capaces de evolucionar.
Para minimizar los riesgos, el Foresight Institute ha propuesto directrices para su trabajo, incluida la codificaci¨®n de la programaci¨®n y el dise?o de los robots para que no puedan funcionar en un entorno no controlado.Los nanorrobots de Zyvex ser¨ªan m¨¢quinas sin mente que seguir¨ªan instrucciones para construir otros nanorrobots, incluidos algunos que se pudiesen inyectar en la sangre de un paciente de hospital. "Se podr¨ªa programar para eliminar elementos espec¨ªficos no deseados", como c¨¦lulas cancer¨ªgenas, obstrucciones de los vasos sangu¨ªneos o g¨¦rmenes invasores, explic¨® Merkle. Pero sin instrucciones, los nanorrobots no podr¨ªan reproducirse.
El incluir una capacidad interna de duplicarse a?adir¨ªa un coste y una complejidad innecesarios; a no ser que se estuviese intentando crear un peligroso nanorrobot como arma. Merkle est¨¢ de acuerdo con Joy en que quiz¨¢ deber¨ªan evitarse algunas tecnolog¨ªas. Pero, a?adi¨®, es necesario continuar la investigaci¨®n en esta ¨¢rea para crear defensas en caso de que un enemigo liberase un arma nanorob¨®tica.
? The New York Times
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