CiU: militantes y electores FRANCESC DE CARRERAS
Las direcciones de Converg¨¨ncia Democr¨¤tica de Catalunya (CDC) y de Uni¨® Democr¨¤tica de Catalunya (UDC), cada una por su lado, tienen desconcertados en estos momentos, por razones contrapuestas, a sus militantes y a sus electores.Ello, l¨®gicamente, repercute en los otros partidos del mapa electoral catal¨¢n, el cual experimentar¨¢ previsiblemente en las futuras elecciones cambios sustanciales y modificar¨¢ as¨ª la relativa estabilidad de los 20 ¨²ltimos a?os. Lo m¨¢s probable es que las tendencias electorales de fondo que se han manifestado en la segunda mitad de los a?os noventa se aceleren en el pr¨®ximo ciclo electoral. Examinemos algunas de las actuales contradicciones de CDC y de UDC.
El problema de Converg¨¨ncia sigue siendo el mismo que tras las elecciones generales de 1996: c¨®mo puede justificar Pujol ante sus militantes la alianza con el PP. Sin duda, un problema de muy dif¨ªcil soluci¨®n. En los ¨²ltimos cuatro a?os, Pujol encontr¨® un sistema que le funcion¨® relativamente bien, pero que, en el periodo que comenz¨® el pasado 12 de marzo con el triunfo del PP por mayor¨ªa absoluta, constituye un lastre que le complica mucho las cosas. En efecto, para contrarrestar las resistencias que la alianza con Aznar produc¨ªa en sus partidarios, Pujol potenci¨® en el partido a sus sectores m¨¢s fundamentalistas, a la vez que desplazaba a los moderados, y adopt¨® decisiones pol¨ªticas que iban en la misma direcci¨®n: ley del catal¨¢n, Declaraci¨®n de Barcelona, ley de selecciones deportivas catalanas. La convicci¨®n de que seguir¨ªa siendo decisivo en Madrid daba a Pujol una gran seguridad. Pero sus just¨ªsimos resultados en las auton¨®micas y la mayor¨ªa absoluta del PP en las generales, desbarataron sus planes y agravaron considerablemente la situaci¨®n.
Ahora, este radicalismo de los ¨²ltimos a?os, dominante hoy en la nueva direcci¨®n de CDC, se ha convertido en un grave inconveniente. Probablemente por primera vez en la historia, Pujol no est¨¢ situado en el centro de su partido, sino en el ala moderada, la m¨¢s posibilista y pragm¨¢tica. No es que haya cambiado de convicciones -sigue siendo el nacionalista de siempre-, sino que es consciente de que la muy considerable p¨¦rdida de votos en las cuatro ¨²ltimas elecciones es el reflejo de su menor peso en la sociedad catalana y el preludio de lo que puede pasar en los pr¨®ximos a?os. Ya ha comprobado que el radicalismo no es rentable electoralmente y que conviene un repliegue t¨¢ctico. Pujol no quiere ser el Arzalluz catal¨¢n. Su partido, en cambio, piensa lo contrario.
Ello se ha puesto de manifiesto estos d¨ªas en relaci¨®n con la adhesi¨®n de CDC al pacto antiterrorista que primero firmaron el PP y el PSOE, y ha sido suscrito tambi¨¦n posteriormente por otros partidos y sindicatos. Pujol sabe que una gran parte de sus votantes est¨¢ conforme con el texto del pacto y que si queda al margen del mismo pagar¨¢ por ello un alto precio electoral. Su partido, en cambio, se solidariza con la tozudez suicida del PNV enterr¨¢ndose en los fundamentos. Probablemente, en un plazo corto, Pujol acabe sali¨¦ndose con la suya y se adhiera, de una forma u otra, al pacto. Ya habr¨¢ sufrido, sin embargo, el consabido desgaste y sabe perfectamente que ello tendr¨¢ un precio electoral.
M¨¢s sorprendente ha sido el caso de Uni¨® Democr¨¤tica, cuyo breve congreso se celebr¨® el pasado fin de semana. Duran Lleida plante¨® recientemente un notable giro estrat¨¦gico en su conferencia en la Universidad de Barcelona hace escasas semanas. Las l¨ªneas principales de estos cambios iban en la direcci¨®n de transformar la ideolog¨ªa nacionalista, cambiando su fuerte car¨¢cter identitario e historicista por un moderado catalanismo de amplias fronteras. Incluso propon¨ªa cambiar el t¨¦rmino nacionalismo por el de catalanismo.
Pero las bases de su partido han acordado lo contrario y el congreso ha constituido una derrota de Duran y de sus tesis renovadoras. La ponencia presentada por la direcci¨®n fue ampliamente enmendada por los militantes reforzando su car¨¢cter nacionalista tradicional, y se lleg¨® incluso a aprobar una proposici¨®n de las juventudes del partido que expl¨ªcitamente declara como objetivo que Catalu?a se convierta en un Estado independiente. Gestos simb¨®licos inequ¨ªvocos pusieron m¨²sica a la letra de la ponencia: los invitados m¨¢s aplaudidos fueron Joseba Eg¨ªbar, principal defensor junto a Arzalluz del Pacto de Lizarra dentro del PNV, y Carod Rovira, l¨ªder de Esquerra Republicana. Como en el caso de Converg¨¨ncia, el l¨ªder ha sido desbordado por unas bases desconcertadas ante unas propuestas de moderaci¨®n que no alcanzan a comprender.
Esta situaci¨®n expresa bien a las claras la creciente debilidad de CiU. Lo saben Pujol y Duran, que conocen perfectamente a la sociedad catalana y han sabido interpretar el descenso electoral de la coalici¨®n como un creciente distanciamiento entre los militantes de CiU y buena parte de sus tradicionales electores. Pujol y Duran saben perfectamente que cuanto mayor sea el radicalismo nacionalista de los militantes, m¨¢s aislados quedar¨¢n los partidos y menor ser¨¢ su peso electoral.
Quiz¨¢ aprendan, sin embargo, que quien siembra vientos recoge tempestades.
Francesc de Carreras es catedr¨¢tico de Derecho Constitucional de la UAB.
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