Dos cantaoras inspiradas

Concierto para dos voces flamencas, apostillan en el programa de este concierto correspondiente al ciclo programado por el Ayuntamiento para el cambio de milenio, ciclo al que califican, asimismo, de M¨²sicas para el siglo XXI. Yo no s¨¦ si la m¨²sica que o¨ªmos anoche ser¨¢ el flamenco del pr¨®ximo siglo, pero, si as¨ª fuera, vamos bien encaminados. Una m¨²sica hermosa, llena de intensidad y realmente con un notable contenido emocional.Dos m¨²sicos j¨®venes como el percusionista Guillermo McGills y el guitarrista Jos¨¦ Carlos Romero nos ofrecieron unas composiciones llenas de frescura, impregnadas de modernidad, sin abandonar los cauces del m¨¢s digno flamenco, lo que supone un avance sustantivo sobre los usos y abusos que tanto conocemos porque tanto los sufrimos.

Dos voces flamencas. Dos voces de mujer. Dos cantaoras, en fin, que por derecho propio figuran entre las mejores del cante femenino de nuestra ¨¦poca. Esperanza Fern¨¢ndez, gitana y trianera, perteneciente a una familia de casta, cant¨® al j¨²bilo. Fue la parte musicada por el uruguayo McGills, quien ya ha mostrado su gran calidad en la composici¨®n flamenca en ese hermoso disco titulado Los sue?os y el tiempo. M¨²sica rica en melod¨ªa y transmisi¨®n. Las letras quiz¨¢ no fueron tan afortunadas, pero la interpretaci¨®n de Esperanza Fern¨¢ndez, con voz limpia y un contenido lirismo, tuvo un sentimiento y una convicci¨®n determinantes.

En la segunda parte, Carmen Linares cant¨® a la melancol¨ªa. Sobre hermosos poemas de Jos¨¦ Luis Ortiz Nuevo y con la m¨²sica de Jos¨¦ Carlos Romero -cuya guitarra fue una maravilla acompa?ando al cante-, la cantaora estuvo particularmente afortunada, en una de las mejores actuaciones que le hemos o¨ªdo en los ¨²ltimos tiempos. Su voz son¨® desgarrada y tremendamente jonda. El acompa?amiento de un nutrido grupo musical no diluy¨® el acento flamenqu¨ªsimo de todos los temas que cant¨®, el ¨²ltimo de los cuales, unas ton¨¢s hechas a voz sola y en tono inusualmente grave, fue realmente impresionante.